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quarta-feira, 22 de novembro de 2023

La violencia se extiende en Nigeria, y no es sólo el yihadismo: ¿cómo se puede construir la paz?

Figuras como el obispo Kukah y el arzobispo Kaigama marcan una ruta

Nigeria
El Seminario Cristo Rey de Kafanchan, atacado en 2021 por terroristas islámicos, cuenta con 133 seminaristas. Foto: Grotti.


Pablo J. Ginés



Si el cristianismo es África, este continente va a ser una de las claves de la Iglesia en el s.XXI. Nigeria es una pieza esencial: el país cuenta con 220 millones de habitantes (repartidos en proporción similar entre cristianos y musulmanes), el puerto de Lagos como centro neurálgico de África Occidental, el inglés como lengua franca, unas iglesias cristianas llenas de vitalidad y conversiones al cristianismo incluso en la zona norte del país, donde la presencia musulmana es mayoritaria.

En contra, la violencia golpea al país, las infraestructuras son malas, el Gobierno ineficaz, una élite opulenta se enriquece con el petróleo y el comercio internacional mientras masas enormes viven en pobreza y miseria, y las autoridades no son capaces de poner orden en el territorio. 

Además, en 1999 se introdujo la sharia (ley islámica) como sistema jurídico personal y penal en los doce Estados predominantemente musulmanes de Nigeria. En teoría se aplica sólo a los que se reconocen musulmanes, pero en la práctica dificulta la construcción de iglesias y muchas actividades de los cristianos.
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Exterior de la nigeriana catedral de Sokoto - vallada- en Domingo de Ramos de 2022. 
 
En la violencia, el islamismo es un factor, pero no es el único factor
 
Un artículo de la revista comboniana Mundo Negro (número 696, noviembre 2023) resume así la situación de violencia:
 
-"un conflicto religioso, auspiciado por el yihadismo;
- un conflicto comunal, provocado por los desplazamientos de los pastores fulani;
- un conflicto socioeconómico, con origen en la época colonial,
- y un conflicto político, nacido de una conglomeración de ideas".
 

Violencia también contra musulmanes "tibios"

Diversas organizaciones difundieron en noviembre-diciembre de 2022 que ese año fueron asesinados unos 4.000 cristianos. Pero Mundo Negro pide poner esa cifra en un contexto de violencia más amplio: 44.200 nigerianos (y la mayoría eran musulmanes) fueron asesinados en 2019 en los distintos incidentes de violencia. Es cierto que hay grupos yihadistas que matan a los cristianos y queman sus iglesias, pero también hay otras muchas formas de violencia mortal.

Esos mismos yihadistas a menudo matan también a musulmanes que les parecen demasiado sincretistas, tibios o moderados. Los ibos, en la costa, son casi completamente cristianos, y los fulani, seminómadas en el norte árido, son completamente musulmanes, pero muchas otras etnias permiten grandes niveles de sincretismo, como "los haussas, cuyos eruditos musulmanes aceptan la religión híbrida desde el siglo XIX, o los yorubas, que tienen muy en cuenta su pasado religioso previo a las religiones monoteístas", explican en Mundo Negro.
Mapa religioso de Nigeria.
Mapa religioso de Nigeria. 

Las estrategias coloniales británicas dieron como fruto un sur costero más rico, moderno y conectado, y cristiano, mientras el norte árido y musulmán se mantenía mucho más pobre. En esa pobreza, los yihadistas reclutan a sus militantes. Un estudio de 2017 de la Network of Religious and Traditional Peacemakers consideraba que 1 de cada 4 militantes del grupo yihadista Boko Haram se alistaron para tener salario fijo.

De conflicto vecinal a tumulto religioso

El padre Aghadi, jesuita y capellán del Hospital Universitario de Lagos, explica a Mundo Negro que los ataques premeditados contra cristianos (distintos a los conflictos más o menos espontáneos entre vecinos por peleas de tierras o aguas o personales) no los provocan personas de la misma localidad. Los que atacan a los cristianos no son sus convecinos musulmanes: son fulanis seminómadas que llegan de lejos o yihadistas reclutados en otros países, de Camerún, de Níger o de República Centroafricana.

En varios casos, constata la revista, cuando asaltantes fulani o yihadistas extranjeros destruyen iglesias y casas, los vecinos musulmanes del pueblo ayudan a reconstruirlas.

Mundo Negro también recoge que "varios religiosos cristianos entrevistados reconocieron tener constancia de ataques de cristianos contra mezquitas o de agricultores cristianos que iniciaron conflictos contra pastores musulmanes en el centro del país". El padre Aghadi señala que hay incidentes que son peleas entre vecinos, pero se amplifican al invocar como un añadido posterior el elemento religioso. Y a veces hay conflictos absurdos que se engrandecen.
 
Cuenta un caso en el centro del país en que un joven musulmán se enfadó y discutió con el imán de su pueblo. Como gesto de rebelión, el joven musulmán fue a orinar ostentósamente al muro de la mezquita. Surgió el rumor de que un joven cristiano era el que se orinaba en la mezquita y muchos musulmanes se enfadaron contra los cristianos y hubo un grave altercado.

A las bandas armadas yihadistas y fulani hay que combatirles con la ley, policía y Ejército, y reduciendo la miseria que hace atractivo el enrolarse al yihadismo por un sueldo, y muchos otros altercados se pueden prevenir y suavizar.

Los que trabajan por la paz

Mundo Negro concede su Premio a la Fraternidad 2023 al obispo de Sokoto, Matthew Hassan Kukah, doctor en Estudios Orientales y Africanos y presidente para el Diálogo Interreligioso de los obispos de África Occidental. Ha participado en iniciativas de mediación política en el país: la Conferencia de Política Nacional de 2005, el Comité de Reforma Electoral de 2007-2009...
 
Creó hace 15 años el Centro Kukah de políticas públicas para la paz y la democracia y quiere ahora implantar una Escuela de Gobierno Kukah, para formar a líderes y políticos. Es un ejemplo del esfuerzo eclesial por construir un contexto favorable a la paz en un país muy complejo.

Kukah puede hacer muchas cosas formando líderes. Otras veces, los cristianos sólo pueden dar ejemplo con su entereza y fe. Es el caso de los seminaristas Stephen Amos y Pius Tabat, que en octubre recibieron en España el Premio a la Libertad Religiosas de ACN (Ayuda a la Iglesia Necesitada). Fueron secuestrados por bandidos fulani en enero de 2020. Les azotaban mientras telefoneaban a sus familias para comunicar el secuestro, les mantuvieron con ojos vendados días y días bajo un árbol, comiendo con latas de gasolina como recipiente sucio. También ellos son hoy constructores de paz.

Hace unos meses, el actual arzobispo de Abuja, Ignatius Kaigama, que durante 19 años dirigió la diócesis de Jos en circunstancias muy complicadas, explicaba en un número especial en la revista Tempi su visión de la violencia en el país.

"Las razones son muchas. Nigeria tiene cientos de grupos étnicos, cada uno dividido en muchos clanes. La multiplicidad de identidades étnicas es una bendición, pero también un problema. Basta una pequeña mecha para encender el fuego de la violencia. El gobierno debería garantizar la seguridad de la población, pero debido a la corrupción esto no sucede. Y cuando hay tantos jóvenes dinámicos y enérgicos, a los que se niega el derecho a la educación y al trabajo, es fácil que acaben recurriendo a la violencia. Si el ambiente social y la situación económica de la población mejoraran, las crisis disminuirían", explicaba. De nuevo, la combinación de muchos jóvenes desocupados, la necesidad de evitar las "mechas" y la inacción del Gobierno se unen.
 

La alegría de los católicos tras la ordenación sacerdotal de 2022 en la diócesis de Abuja.

Kaigama, como otros obispos, ha buscado sobre todo bloquear esas "pequeñas mechas" y prevenir tendiendo lazos con los vecinos musulmanes.
 
"A menudo la ignorancia fomenta el odio. Sé que el diálogo interreligioso despierta recelos y está lleno de pesimistas que lo consideran imposible. Pero no estoy de acuerdo. No se trata solo de discutir, sino de hacerse amigos. Si hay una sola persona que cree en él, quiero entablar con ella un diálogo de vida: comer juntos, viajar juntos, ayudar juntos a los pobres, como hago con mis amigos musulmanes cada Navidad. A veces uno se desanima, recibe insultos y puertas cerradas. Pero siempre hay que seguir adelante y hacerlo lo mejor posible", insiste.



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