Giovanni Pellielo, representante italiano de tiro al plato, es el más veterano en los JJ.OO.
Giovanni Pellielo, medalla de plata en Río 2016 en tiro al plato |
ReL 13 agosto 2016
No son pocas las horas que un deportista
pasa en la Villa Olímpica preparando su competición, entrenando,
coordinando con sus respectivos compañeros o equipos, descansando, etc.
Los momentos de ocio son también necesarios. Para estos espacios,
algunos optan por salir de paseo, charlar, distraerse un rato frente a
algún videojuego, hacer yoga, etc. Otros, quizás los que menos,
prefieren relajarse con alguna lectura… pero sólo se conoce a uno que
tiene como lectura nada más y nada menos que los libros sobre la vida de Jesucristo del papa Ratzinger, Benedicto XVI.
Nos referimos a Giovanni Pellielo, el representante de Italia en la disciplina de tiro al plato que obtuvo hace pocos días la medalla de plata.
Se le escapó de las manos la de oro. Se interpuso en su camino un joven
trece años menor que él, que tiene 46, el croata Josip Glasnović.
Así lo cuenta el digital italiano Quotidiano.net, “Para disfrutar de las largas horas de la vigilia aquí en Río no se había llevado el PokemonGo u otra magia electrónica. Cada noche se durmió leyendo un pasaje de los tres libros que Joseph Ratzinger, el emérito Papa, Benedicto XVI, dedicado a la figura de Jesús”. Efectivamente, continúa el periódico, Pellielo “nunca ha ocultado su fuerte fe religiosa. Es un católico practicante, tiene una idea del deporte muy sana como medio para lograr la hermandad de los pueblos, y no concibe el uso de un arma fuera del contexto competitivo”. Pellielo es el más longevo de todos los deportistas presentes en los Juegos Olímpicos de Río. Ésta ha sido su séptima participación en unos Juegos, la primera fue en Barcelona, hace más de un cuarto de siglo. Allí obtuvo el décimo puesto. Fue decimotercero en Atlanta 1996, bronce en Sydney 2000, plata en Atenas 2004, una vez más plata en Pekín 2008 y, cuatro años más tarde, ocupó el octavo lugar en Londres. En la presente competición, su clasificación fue el resultado de una participación brillante, y en las finales había conseguido la mejor marca. Se ha tenido que conformar, una vez más, con una medalla de plata que también le sabe a gloria.
¿Veremos en Tokio al "Tirador de Dios" (como se le conoce), el
empedernido lector de Ratzinger? Conociendo su tenacidad y su humanidad,
algún periodista deportivo se aventura a apostar por el sí...
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