Grace & Lace, un negocio de éxito, nació por un embarazo de riesgo
Rick y Melissa, exponiendo sus productos Grace Lace y contando su historia en un programa de televisión. |
ReL 29 agosto 2016
Le dijeron que el embarazo nunca llegaría a término, pero su fe la llevó a un futuro que no podía prever: es la historia de Melissa Hinnant y de su marido Rick, fundadores de la línea de accesorios para la mujer Grace & Lace. De la desgracia de la pérdida de un hijo surgió un torrente de beneficios para otros. Así la cuenta Live Action:
Melissa y Rick acababan de sufrir un aborto cuando la tragedia surgió de nuevo en el segundo embarazo. Esperando a Halle Jane Durante una visita de rutina a los casi cinco meses de embarazo, le dijeron a Melissa que había dilatado casi siete centímetros y que estaba a punto de dar a luz a su hija, que no sobreviviría. El dolor y el salto de fe que este matrimonio tuvo que superar los guió a un futuro tan impredecible como bello. “Mi única esperanza [para que el bebé sobreviviera] era ser operada de urgencia”, explica Melissa. “Nos dijeron: ‘Intentaremos salvarla, pero el resto de tu embarazo será de alto riesgo’”. A la cirugía siguió un periodo de dos semanas de reposo absoluto en el hospital. Pero entonces la dilatación empezó de nuevo y no pudieron pararla. Su hija, Halle Jane, nació demasiado pronto para poder vivir fuera del vientre materno y como dice Melissa, “el Señor se la llevó directamente al Paraíso”.
Los médicos no tenían buenas noticias para el matrimonio después de la pérdida de su hija. De hecho, les aconsejaron no volver a intentar tener hijos.
“Los médicos, básicamente, eran muy pesimistas y nos dijeron que nunca podría llevar un embarazo a término”, dice Melissa. “Esto nos hundió. Mi deseo siempre había sido ser esposa y madre y tener una familia. Oír esto fue realmente muy doloroso”. La esperanza y los esfuerzos Sin embargo, un médico les dio una esperanza: antes de quedarse embarazada de nuevo, realizar una intervención que permitiría a Melissa dar a luz a un hijo. “Seguíamos teniendo fe en poder tener un hijo que sobreviviera”, dice Melissa. “Y éramos conscientes de los riesgos: pasar todo el embarazo en el hospital, dar a luz antes del tiempo, la posible muerte del bebé, que tuviera que permanecer tiempo en la UCI neonatal y otras complicaciones; pero era nuestro mayor deseo. Y estábamos dispuestos a aceptarlos”. La operación se realizó y Melissa se quedó embarazada. Tenía que ir cada semana al hospital para ponerse una inyección cuyo objetivo era prevenir un parto prematuro. Al final tuvo que estar en reposo absoluto durante 18 semanas. El embarazo tenía que llegar a la semana 25 para que el bebé tuviera una posibilidad; pero Sienna superó todas las expectativas y nació a las 40 semanas. Melissa dice que su hija ha valido todos los esfuerzos.
El matrimonio Hinnant quiso tener otro hijo y esta vez Melissa tuvo que estar en reposo absoluto durante 4 meses. Su hijo, Jett, un niño sano, nació a término.
Pero cuando Melissa se quedó embarazada de nuevo, su médico mostró gran preocupación. “Me dijo: 'Este tiene que ser tu último embarazo’. Creía que iba a pasar más tiempo de reposo absoluto", dice Melissa. "Me monitorizaron con más frecuencia, tenía visitas médicas y ecografía semanales, pero no pasé un solo día de reposo absoluto". Livia nació a término sin ninguna complicación. La semilla de Grace & Lace Melissa empezó a tejer durante su largo periodo de reposo obligado cuando estaba embarazada de Halle. Y acabó tejiendo una historia preciosa. “Con Halle, mientras estaba en el hospital, mi reposo era prácticamente absoluto; sólo podía ir al baño, pero no podía ducharme y comer sola. Sólo el baño y ya está”, explica. “Estaba totalmente limitada y me decía a mí misma 'No puedo estar de brazos cruzados, me voy a volver loca'. Recordé que había aprendido punto y ganchillo en el pasado. Lo hacía para pasar el tiempo. »Tejí mantas para los bebés de todas las mujeres con embarazo a riesgo ingresadas en el hospital. Realmente fue ese el momento en que mi amor por el punto nació y aumentó. Y después de perder a Halle seguí tejiendo. Me ayudó a sanar. Nunca dudamos de que Halle lo conseguiría. Fue terriblemente doloroso. Y me di cuenta de que tener una visión, un propósito para superar su pérdida me ayudaba a sanar. Entonces surgió Grace & Lace. Surgió en mí el deseo de crear y tejer”. Al ser de Minnesota, Melissa decidió que quería hacerse un par de calcetines que sobresalieran de sus botas. Quería crear el par perfecto y cuando los hizo se los ponía para todo. La gente la paraba para preguntarle donde los había comprado.
“Empecé a crear una lista con los emails y números de teléfono de gente desconocida que quería un par”, dice.
Con el apoyo de su marido, Melissa empezó a colgar sus creaciones online y al cabo de unos días tenía 400 peticiones de calcetines. Un negocio de éxito Pronto, el hobby de sanar su sufrimiento tejiendo se convirtió en un negocio de éxito que salió en el popular show Shark Tank. “Nos dimos cuenta de que teníamos una empresa en nuestras manos”, dice. “Pensaba que iba a ser una pequeña tienda online. Pero a los seis meses, o un año, nos dimos cuenta de que era una empresa de éxito”. El fruto de la vida de Halle Jane Hoy en día Grace & Lace tiene tanto éxito que el matrimonio se ha asociado con la organización caritativa Angel House en el cuidado de huérfanos en la India, un deseo que Melissa tenía en el corazón desde que visitó el país con 18 años, en un viaje misionero. “Nunca he visto pobres como los de allí”, dice. “Bebés con el estómago tan hinchado, tan malnutridos. Había tantos que teníamos que sujetarles los biberones a la cara para poder alimentarlos a todos. Siento dolor por ese país. Escribí en mi diario que tenía que hacer algo. Pensé en ir a la Universidad y luego volver. Nunca, ni en un millón de años, pensé que tendría una empresa que podría financiar la construcción de orfanatos”. Melissa dice que agradece la oportunidad de poder ser de ayuda en el mundo y se siente honrada porque Dios les ha confiado una empresa con la que pueden invertir en la vida de otros. Los niños de los orfanatos que construyen encuentran padres que los acogen y aman, agua corriente, camas en las que poder dormir, uniformes y educación escolar.
Los tres hijos del matrimonio son testigos de la diferencia que marcan sus padres en el mundo y la pareja espera poder llevarles a la India en cinco años.
“Intentamos que entiendan el concepto de que esta gente no tiene agua corriente, escuelas, vestidos”, explica Melissa. “Les hemos explicado quiénes son estos niños. Mi hijo mayor reza por ellos por la noche”.
Los niños saben también la historia de su hermana mayor, Halle, cuya breve vida fue el punto de partida de la gran labor que están llevando a cabo sus padres.
El plan de Dios “Nunca me olvidaré de mi marido entrando por la puerta de la habitación después de perder a Halle y diciéndome: ‘Melissa, tenemos que elegir. Podemos enloquecer y amargarnos y cuestionar a Dios y el porqué deja que esto pase o podemos creer que hay un plan más grande que nacerá de todo esto’”.
No sólo el matrimonio Hinnant ha dado la vuelta a su pérdida y sufrimiento ayudando a muchos niños del mundo, sino que también ayudan a otros padres a afrontar el dolor de perder un hijo.
“Tal vez nunca sepamos el porqué, pero en ese momento elegí creer que algo bueno saldría de todo esto”, dice Melissa. “No malgastéis vuestro dolor. Dejad que vuestro sufrimiento os transforme. Sufrir es duro y el dolor me inspiró la creación a través de la pérdida. Esto tal vez no sea para todos en general, pero para aquellos que sufren quiero animarles a transformarse a través del dolor. ¿Qué quieres hacer en honor de ese hijo que has perdido? Hay una gran sanación que viene de esto: es la belleza que surge de las cenizas”. Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).
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