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domingo, 6 de setembro de 2015

«No me deporten, me acojo a sagrado»: 300 casos en Alemania y las iglesias lo hablan con el Estado

Una tradición medieval que se respeta reconduciendo casos

Esta foto es de 1999, una madre kurda con sus hijos se acoge a sagrado en una iglesia de Oberhausen... pero hay 450 personas así en Alemania en 2015
P.J. Ginés/ReL  4 septiembre 2015

Es una tradición inmemorial, anterior incluso al cristianismo: el perseguido entra en un lugar consagrado a los dioses y la autoridad civil no puede detenerle, al menos mientras no salga del lugar.

"Me acojo a sagrado" es la frase que se solía usar en lengua española y se usaba al invocar esta protección en una iglesia frente a las autoridades civiles.

En la Alemania del siglo XXI hay 293 casos así, que afectan a 454 personas.

Son extranjeros, a veces musulmanes, otras veces cristianos, que viven en conventos, casas eclesiales o comunidades religiosas, católicas o protestantes, amenazados por órdenes de expulsión de extranjería. A veces están razonablemente acomodados; otras veces duermen en sacos de dormir en espacios muy inapropiados, sobre todo en las primeras fases de su caso.

Africanos acogidos a asilo eclesiástico en la iglesia de San Pablo en Hamburgo, al noroeste de Alemania
Suelen alegar que no pueden permitir que se les devuelva a su país, pues temen que allí les maten, por su etnia, su religión o algún conflicto étnico o familiar.

Cuando saben que la concienzuda y meticulosa autoridad germánica va a por ellos, entran en una iglesia de cualquier denominación y se acogen a sagrado, al asilo eclesial.


Las iglesias alemanas, que tienen una fluida relación con el Estado y mucha experiencia en cooperar entre ellas en temas sociales, han abierto un diálogo con las autoridades y han publicado, católicos y protestantes juntos, un folleto explicando los límites del asilo, en su dimensión civil y eclesial.

¿Cuándo un párroco o unas religiosas pueden decidir que unos ocupantes deben ser expulsados o que es lícito y necesario darles asilo? ¿Qué criterios seguir?

El folleto establece un criterio: acogerse a sagrado o reclamar santuario eclesial sólo puede hacerse como última opción, cuando todo lo demás (recursos, juicios, alternativas) ha fallado. Y debe hacerse sólo cuando hay un peligro serio de violación grave de derechos humanos.


Las iglesias quieren mantener la tradición del asilo, pero para que éste se mantenga, para que sea eficaz y la maquinaria del Estado lo tolere, han de asegurarse que los casos no sean demasiados ni banales y que quede claro que las entidades religiosas respetan la ley federal.

Una de las personalidades que defiende y trabaja el derecho de asilo eclesial es el obispo Norbert Trelle de Hildesheim, una diócesis en el noroeste del país, zona más bien protestante, con apenas un 10% de población católica. "La tradición del santuario debe seguir existiendo. Para que esto tenga éxito, los obispos alemanes queremos difundir un manejo cuidadoso del derecho a santuario. Sólo puede ser un último recurso para la prevención de violaciones inminentes de derechos humanos", avisa el obispo.

Norbert Trelle añade: "La tradición del asilo no da derechos especiales contra el Estado, sino que ofrece la oportunidad de ponerse en contacto con las autoridades responsables para un diálogo y de examinar la situación jurídica de nuevo, para presentar nuevos aspectos que no fueron considerados previamente en un caso específico. En la mayoría de los casos es posible acordar con las autoridades soluciones humanitarias viables y legalmente defendibles. Esto está consagrado en nuestra Constitución, que dice que el objetivo de nuestro sistema legal es la protección de la dignidad humana."

Las iglesias han estado negociando este tema con el Estado. En febrero de 2015 se publicó un acuerdo a tres bandas entre las iglesias protestantes y católicas y la Oficina Federal de Migración y Refugiados. Las iglesias confirmaron y declararon que no buscan generar una legislación alternativa ni anular las leyes nacionales. La Oficina Federal, a su vez, se comprometió a que el Estado no pondrá en tela de juicio la venerable tradición... y su práctica.

Además, se acordó crear un órgano de "comunicación" entre el Estado y las iglesias que sea el que trate cada caso particular para su "reconsideración".

Además de la Comisión de Migraciones de los obispos católicos alemanes, hay un equipo de trabajo conjunto de católicos y protestantes sobre el tema, llamado "Asilo en la Iglesia", que toma nota de los casos. Según sus cifras, el año pasado en agosto había 135 casos, con 244 personas implicadas, acogidas a sagrado en entidades cristianas. Pero este agosto de 2015 ya son 293 casos y 454 personas. Es un crecimiento importante, y puede que crezca, pero no son cifras desorbitadas teniendo en cuenta los cientos de miles que piden asilo civil en el país. Es una gota de casos en el diluvio sobre mojado que supone la crisis de refugiados en Europa.


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