Jorge Soley cuenta historias sorprendentes de Estados Unidos
Jorge Soley recoge muchas historias poco conocidas de EEUU, como el
papel de las religiosas curando heridos en ambos lados de la Guerra
Civil
|
ReL 17 julio 2015
|
Jorge Soley, popular columnista en
diversos portales y veterano en el ámbito editorial y de la educación ha
publicado en Stella Maris Una historia de los Estados como jamás te la habían contado, un libro ágil con historias sorprendentes sobre este país, muchas de las cuales incluyen a algunos de sus protagonistas ocultados, incluyendo españoles en Norteamérica, católicos valientes y pioneros temerosos de Dios.
-El libro se titula Una historia de los Estados como jamás te la habían contado. ¿Es qué nos habían engañado hasta ahora?
-No se trata de que nos hayan engañado sistemáticamente, aunque a veces sí hay engaños y mentiras que acaban siendo comúnmente aceptadas. Yo más bien diría que la historia de Estados Unidos que encontramos en los manuales es muy simplista y omite algunos datos que modifican la idea que nos hacemos de Estados Unidos. Este libro pretende dar a conocer esos datos, muchas veces políticamente incorrectos, que nos permiten completar una imagen más fiel de la primera potencia mundial.
-¿Y de dónde le viene la idea de explicarnos todo eso que hasta ahora nos habían ocultado?
-He leído muchos libros sobre distintos momentos históricos de los Estados Unidos, bastantes más de un centenar. Durante mis lecturas me sorprendían algunos datos que no encajaban con lo que se suele explicar y que empecé a apuntar. A medida que se acumulaban vi claro que ahí tenía materia prima para un libro muy diferente de lo que uno podía encontrar editado hasta hoy.
-Veo que el país y su historia le fascinan, ¿Es Estados Unidos tan especial?
-Pues sí. Ya lo dijo Chesterton, Estados Unidos es una idea hecha nación. Desde sus orígenes ha sido un país diferente y lo sigue siendo: admirado y odiado, influye en todo el mundo y lo que en él sucede afecta a la vida de gente que sólo lo ha visto en los mapas.
-¿EEUU es un país aparte?
- Es un país que nace con la conciencia de ser la nueva “tierra prometida” entregada por Dios al nuevo pueblo elegido, los puritanos embarcados en el Mayflower. Esta conciencia de elección se seculariza más adelante: la nueva misión de los Estados Unidos será la de extender por el mundo su sistema basado en la democracia. No todos los estadounidenses lo verán así, y siempre ha habido una fuerte corriente aislacionista, pero la consigna del Destino Manifiesto, llamada así por el periodista John O´Sullivan ya en 1845, se ha impuesto en la mayoría de las ocasiones.
-Usted señala la vertiente religiosa como uno de los aspectos silenciados...
-No se entiende el origen y el primer desarrollo de los Estados Unidos si desconocemos el mesianismo que impregna las creencias de los puritanos llegados a las costas norteamericanas. Pero tampoco se entiende la independencia si ignoramos que uno de los factores, no el único, que influyó en que los colonos quisieran romper con Gran Bretaña fue la tolerancia británica hacia la religión católica en el Quebec, anexionado tras la guerra.
»Por no hablar de los "awakenings" o "avivamientos" los momentos de fiebre religiosa que se dan periódicamente y en los que el protestantismo evangélico consigue galvanizar a grandes masas de “renacidos”. El abolicionismo antiesclavista, la ley seca o la lucha por los derechos civiles tampoco se entienden si ignoramos que fueron todos ellos movimientos surgidos al calor de la religión.
-¿Y qué pintan los católicos en todo esto?
-Los católicos no lo tuvieron fácil. Los primeros fundaron Maryland, pero con la victoria protestante en 1688 en Inglaterra, quedaron fuera de la ley. Durante la guerra de independencia hubo de todo: Washington los respetó, pero estaba muy extendido el sentimiento antipapista.
»Los católicos fueron ganando reconocimiento lentamente. El papel de las monjas católicas durante la Guerra Civil, salvando la vida de muchos soldados heridos de ambos bandos, hizo mucho por cambiar la visión que se tenía de los católicos.
»La llegada masiva de irlandeses, polacos e italianos, las ejemplares vidas de muchos evangelizadores del Oeste, el enfrentamiento con el Ku Klux Klan (que no sólo era racista, sino profundamente anticatólico) y el alistamiento masivo de católicos durante la Primera Guerra Mundial acabaron normalizando el que es hoy en día el mayor grupo religioso de los Estados Unidos.
-Ha citado usted la guerra civil entre el Norte y el Sur; me parece que usted da una visión que no es precisamente políticamente correcta.
-Probablemente no. Yo, lo que intento explicar, es que el tema de la esclavitud fue muy importante, pero que la clave es la disputa sobre qué tipo de país eran los Estados Unidos: una confederación en la que cada estado conservaba su derecho a legislar sobre todo lo no explícitamente transferido al gobierno federal, o un país en el que el gobierno federal tiene poder para imponer a todos los estados determinadas leyes. Por eso muchos sudistas no eran esclavistas, e incluso habían militado en las filas abolicionistas, pero no querían que esa decisión se les impusiera desde el gobierno federal.
»La Emancipación de los esclavos no es proclamada hasta el tercer año de conflicto y cambia el equilibrio internacional a favor del Norte. Garibaldi rechazó una oferta anterior para colaborar con la Unión porque Lincoln se niega a proclamar la emancipación de los esclavos y un católico liberal como Lord Acton, el que escribió aquellos tan famoso de que “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”, fue un defensor entusiasta de la Confederación sudista.
-Eso de romper una lanza por los sudistas suena muy romántico, suena a defensor de causas perdidas...
-Me interesa más la cosa en sí que su éxito o fracaso. Creo que es importante intentar evitar aquello tan recurrente de que la historia la escriben los vencedores. No se trata sólo de los sudistas. También hago referencia a los loyalists, el medio millón de colonos norteamericanos que se mantuvieron fieles a la Corona británica, o los indios, que por cierto, lucharon durante la guerra civil en las filas confederadas. Al acabar la contienda, su expulsión y aniquilación sistemática componen uno de los episodios más lamentables de la historia norteamericana.
-El libro se titula Una historia de los Estados como jamás te la habían contado. ¿Es qué nos habían engañado hasta ahora?
-No se trata de que nos hayan engañado sistemáticamente, aunque a veces sí hay engaños y mentiras que acaban siendo comúnmente aceptadas. Yo más bien diría que la historia de Estados Unidos que encontramos en los manuales es muy simplista y omite algunos datos que modifican la idea que nos hacemos de Estados Unidos. Este libro pretende dar a conocer esos datos, muchas veces políticamente incorrectos, que nos permiten completar una imagen más fiel de la primera potencia mundial.
-¿Y de dónde le viene la idea de explicarnos todo eso que hasta ahora nos habían ocultado?
-He leído muchos libros sobre distintos momentos históricos de los Estados Unidos, bastantes más de un centenar. Durante mis lecturas me sorprendían algunos datos que no encajaban con lo que se suele explicar y que empecé a apuntar. A medida que se acumulaban vi claro que ahí tenía materia prima para un libro muy diferente de lo que uno podía encontrar editado hasta hoy.
-Veo que el país y su historia le fascinan, ¿Es Estados Unidos tan especial?
-Pues sí. Ya lo dijo Chesterton, Estados Unidos es una idea hecha nación. Desde sus orígenes ha sido un país diferente y lo sigue siendo: admirado y odiado, influye en todo el mundo y lo que en él sucede afecta a la vida de gente que sólo lo ha visto en los mapas.
-¿EEUU es un país aparte?
- Es un país que nace con la conciencia de ser la nueva “tierra prometida” entregada por Dios al nuevo pueblo elegido, los puritanos embarcados en el Mayflower. Esta conciencia de elección se seculariza más adelante: la nueva misión de los Estados Unidos será la de extender por el mundo su sistema basado en la democracia. No todos los estadounidenses lo verán así, y siempre ha habido una fuerte corriente aislacionista, pero la consigna del Destino Manifiesto, llamada así por el periodista John O´Sullivan ya en 1845, se ha impuesto en la mayoría de las ocasiones.
-Usted señala la vertiente religiosa como uno de los aspectos silenciados...
-No se entiende el origen y el primer desarrollo de los Estados Unidos si desconocemos el mesianismo que impregna las creencias de los puritanos llegados a las costas norteamericanas. Pero tampoco se entiende la independencia si ignoramos que uno de los factores, no el único, que influyó en que los colonos quisieran romper con Gran Bretaña fue la tolerancia británica hacia la religión católica en el Quebec, anexionado tras la guerra.
»Por no hablar de los "awakenings" o "avivamientos" los momentos de fiebre religiosa que se dan periódicamente y en los que el protestantismo evangélico consigue galvanizar a grandes masas de “renacidos”. El abolicionismo antiesclavista, la ley seca o la lucha por los derechos civiles tampoco se entienden si ignoramos que fueron todos ellos movimientos surgidos al calor de la religión.
-¿Y qué pintan los católicos en todo esto?
-Los católicos no lo tuvieron fácil. Los primeros fundaron Maryland, pero con la victoria protestante en 1688 en Inglaterra, quedaron fuera de la ley. Durante la guerra de independencia hubo de todo: Washington los respetó, pero estaba muy extendido el sentimiento antipapista.
»Los católicos fueron ganando reconocimiento lentamente. El papel de las monjas católicas durante la Guerra Civil, salvando la vida de muchos soldados heridos de ambos bandos, hizo mucho por cambiar la visión que se tenía de los católicos.
»La llegada masiva de irlandeses, polacos e italianos, las ejemplares vidas de muchos evangelizadores del Oeste, el enfrentamiento con el Ku Klux Klan (que no sólo era racista, sino profundamente anticatólico) y el alistamiento masivo de católicos durante la Primera Guerra Mundial acabaron normalizando el que es hoy en día el mayor grupo religioso de los Estados Unidos.
-Ha citado usted la guerra civil entre el Norte y el Sur; me parece que usted da una visión que no es precisamente políticamente correcta.
-Probablemente no. Yo, lo que intento explicar, es que el tema de la esclavitud fue muy importante, pero que la clave es la disputa sobre qué tipo de país eran los Estados Unidos: una confederación en la que cada estado conservaba su derecho a legislar sobre todo lo no explícitamente transferido al gobierno federal, o un país en el que el gobierno federal tiene poder para imponer a todos los estados determinadas leyes. Por eso muchos sudistas no eran esclavistas, e incluso habían militado en las filas abolicionistas, pero no querían que esa decisión se les impusiera desde el gobierno federal.
»La Emancipación de los esclavos no es proclamada hasta el tercer año de conflicto y cambia el equilibrio internacional a favor del Norte. Garibaldi rechazó una oferta anterior para colaborar con la Unión porque Lincoln se niega a proclamar la emancipación de los esclavos y un católico liberal como Lord Acton, el que escribió aquellos tan famoso de que “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”, fue un defensor entusiasta de la Confederación sudista.
-Eso de romper una lanza por los sudistas suena muy romántico, suena a defensor de causas perdidas...
-Me interesa más la cosa en sí que su éxito o fracaso. Creo que es importante intentar evitar aquello tan recurrente de que la historia la escriben los vencedores. No se trata sólo de los sudistas. También hago referencia a los loyalists, el medio millón de colonos norteamericanos que se mantuvieron fieles a la Corona británica, o los indios, que por cierto, lucharon durante la guerra civil en las filas confederadas. Al acabar la contienda, su expulsión y aniquilación sistemática componen uno de los episodios más lamentables de la historia norteamericana.
El jesuita De Smet, primer explorador del norte interior de Estados Unidos (ReL contó su historia aquí)... los religiosos católicos fueron conducto de civilización y pacificación en un país violento y de frontera |
»Y no podían faltar los irlandeses del Batallón San Patricio,
que habían estado en el ejército de EEUU y se pasaron a las filas de
los mexicanos, que eran católicos como ellos. Acabaron ahorcados
mientras contemplaban cómo la bandera estadounidense era izada en el
castillo de Chapultepec de Ciudad de México.
-El libro trata también sobre la guerra contra España en Cuba...
-Aunque la guerra en sí no tuvo mucha historia, es muy interesante ver el ambiente belicista creado por la prensa amarillista, a la que se le unió ese “destino manifiesto” del que hablábamos antes y el vigor de un país enormemente pujante y rico. Teddy Roosevelt y sus voluntarios, que fueron a la guerra en uniformes de Brooks Brothers y que casi ponen en riesgo lo alcanzado por los soldados profesionales, ejemplifican este espíritu.
»Por otro lado, he intentado poner de relieve la huella de España en la historia de Estados Unidos. No sólo en las guerras de Cuba y Filipinas, sino también en sus orígenes. La Florida o California fueron tierras españolas antes de formar parte de los Estados Unidos y nuestra huella persiste.
-¿Hay más historias polémicas en su obra?
-Me temo que sí. Por poner un ejemplo de algo sobre lo que se guardó silencio durante mucho tiempo y por lo que Reagan pidió perdón en 1988: la reclusión indiscriminada de ciudadanos estadounidenses de origen japonés en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
-Resultará que Ronald Reagan no era tan malo como nos habían explicado.
-No es que Reagan fuera perfecto, pero supo conectar con la gente como nadie, tenía muy claro que el único modo de derrotar al comunismo era con firmeza y fue mucho más listo de lo que el cliché de “actor metido a político” nos quiere vender. Y si vamos a señalar otras medidas que a algunos les sorprenderán, hay que recordar que fue Ronald Reagan quien instituyó el día de Martin Luther King y quien firmó la ley que blindaba los casinos propiedad de los indios.
»Reagan es incomprensible sin lo que se llamó la “revolución conservadora”, una batalla política y cultural apasionante poco conocida por aquí y que trato de explicar y por su capacidad de reunir bajo una “gran tienda” a muchas corrientes: anticomunistas, libertarios, pro vida, neocon…
»De todos modos, durante los años 60, Estados Unidos no eran el país hippy e izquierdista que muchas veces nos presentan. La guerra de Vietnam fue mucho más popular de lo que nos quieren hacer creer y las protestas contra la guerra fueron mucho más pequeñas de lo que se cree, obra de unos pocos comunistas y unos cuantos niños de papá. Los del Vietcong no eran angelitos pacifistas: tras la partición del país, más de un millón de norvietnamitas, entre ellos numerosos católicos, huyen hacia el Sur. Ah, y el disco más vendido de la década en estados Unidos no fue de Bob Dylan ni de Jimmy Hendrix, sino el musical My Fair Lady. Eso sí, los izquierdistas más ideologizados se hacen fuertes en dos ámbitos: la Universidad y la Judicatura. Desde entonces seguimos igual, lo que explica mucho de la actual deriva estadounidense.
»El lector en el libro va a encontrar muchos más datos para cuestionar lo que le habían explicado hasta ahora sobre muchos temas que creía saber sobre este apasionante país.
-El libro trata también sobre la guerra contra España en Cuba...
-Aunque la guerra en sí no tuvo mucha historia, es muy interesante ver el ambiente belicista creado por la prensa amarillista, a la que se le unió ese “destino manifiesto” del que hablábamos antes y el vigor de un país enormemente pujante y rico. Teddy Roosevelt y sus voluntarios, que fueron a la guerra en uniformes de Brooks Brothers y que casi ponen en riesgo lo alcanzado por los soldados profesionales, ejemplifican este espíritu.
»Por otro lado, he intentado poner de relieve la huella de España en la historia de Estados Unidos. No sólo en las guerras de Cuba y Filipinas, sino también en sus orígenes. La Florida o California fueron tierras españolas antes de formar parte de los Estados Unidos y nuestra huella persiste.
-¿Hay más historias polémicas en su obra?
-Me temo que sí. Por poner un ejemplo de algo sobre lo que se guardó silencio durante mucho tiempo y por lo que Reagan pidió perdón en 1988: la reclusión indiscriminada de ciudadanos estadounidenses de origen japonés en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
-Resultará que Ronald Reagan no era tan malo como nos habían explicado.
-No es que Reagan fuera perfecto, pero supo conectar con la gente como nadie, tenía muy claro que el único modo de derrotar al comunismo era con firmeza y fue mucho más listo de lo que el cliché de “actor metido a político” nos quiere vender. Y si vamos a señalar otras medidas que a algunos les sorprenderán, hay que recordar que fue Ronald Reagan quien instituyó el día de Martin Luther King y quien firmó la ley que blindaba los casinos propiedad de los indios.
»Reagan es incomprensible sin lo que se llamó la “revolución conservadora”, una batalla política y cultural apasionante poco conocida por aquí y que trato de explicar y por su capacidad de reunir bajo una “gran tienda” a muchas corrientes: anticomunistas, libertarios, pro vida, neocon…
»De todos modos, durante los años 60, Estados Unidos no eran el país hippy e izquierdista que muchas veces nos presentan. La guerra de Vietnam fue mucho más popular de lo que nos quieren hacer creer y las protestas contra la guerra fueron mucho más pequeñas de lo que se cree, obra de unos pocos comunistas y unos cuantos niños de papá. Los del Vietcong no eran angelitos pacifistas: tras la partición del país, más de un millón de norvietnamitas, entre ellos numerosos católicos, huyen hacia el Sur. Ah, y el disco más vendido de la década en estados Unidos no fue de Bob Dylan ni de Jimmy Hendrix, sino el musical My Fair Lady. Eso sí, los izquierdistas más ideologizados se hacen fuertes en dos ámbitos: la Universidad y la Judicatura. Desde entonces seguimos igual, lo que explica mucho de la actual deriva estadounidense.
»El lector en el libro va a encontrar muchos más datos para cuestionar lo que le habían explicado hasta ahora sobre muchos temas que creía saber sobre este apasionante país.
FICHA TÉCNICA | COMPRA ONLINE | |||
Título: | La historia de los Estados Unidos como jamás te la habían contado |
Ocio Hispano | ||
Autor: | Jorge Soley | |||
Editorial: | Stella Maris | |||
Año: | 2015 | |||
Precio | 17,50 euros |
in
Sem comentários:
Enviar um comentário