En el Catholic Standard, el sacerdote Patrick Briscoe ha reflexionado sobre la devoción mariana de Raísa (o Raïssa) Maritain, la esposa del filósofo católico Jacques Maritain, que era conversa al catolicismo, llegada desde una familia de cultura judía rusa jasídica de principios del siglo XX. Ella llegó a Francia con 10 años, en 1893.
Briscoe la considera «una de las mayores escritoras del siglo XX sobre la Virgen María».
«Los escritos de Raísa, imbuidos de gracia poética y de una profunda intuición teológica, revelan un alma ardientemente devota a la Virgen María», insiste.
Recuerda que «nacida como Raísa Oumansoff en el Imperio ruso, emigró a Francia con su familia y comenzó sus estudios en la Sorbona. Desesperada por el vacío del materialismo, su búsqueda apasionada de la verdad la llevó a la Iglesia católica. Su conversión, junto con la de su esposo, Jacques Maritain, anunció un renacimiento del pensamiento cristiano en el siglo XX».
La Medalla Milagrosa y la esposa de Léon Bloy
Raïssa se convirtió a regañadientes a la devoción mariana. Una vez, durante un ataque de enfermedad antes de su conversión, Raísa recibió la visita de Jeanne Bloy, esposa del autor francés Léon Bloy, quien le colocó una Medalla Milagrosa alrededor del cuello. Raïssa describe que al principio se sintió algo molesta por el gesto de la medalla. Sin embargo, dice: “En un momento, y sin darme cuenta realmente de lo que estaba haciendo, supliqué con confianza a la Santísima Virgen y luego caí en un sueño suave y curativo”.
Léon Bloy sería su padrino de bautismo en 1906, cuando se bautizó con 23 años.
Raïssa se acercó muy pronto a la Virgen María. Al describir un día marcado por un gran consuelo en la oración, escribe: “Me invadió un sentimiento de familiaridad con Dios, con Jesús, con María. Lloré y exulté. Era como si hubiera una fuente perpetua de alegría, de dulzura, de feliz certeza que brotaba en mí; duró mucho tiempo y el recuerdo de ella no se ha borrado”.
La espiritualidad mariana de Raïssa Maritain
Una vez ya católica veterana, su relación con la Virgen María se consolidó. En sus diarios, Raísa comparte reflexiones íntimas que revelan la profundidad de su devoción mariana. “Desde la mañana, me parece sentir la presencia de la Santísima Virgen (ayer también)”, escribe.
También escribió: “La gracia de Cristo nos asiste en la contemplación, como también lo hacen los méritos de María”. Consideraba a la Virgen María una maestra en contemplación, que, con Jesús, es modelo y mediadora. Sus escritos hacen referencia con frecuencia a la Virgen María, no sólo como Madre de Dios, sino también como modelo de perfecto discipulado y confianza en la voluntad de Dios.
Mientras su marido Jacques luchaba por reorientar su carrera como filósofo, Raïssa reflexionaba sobre la necesidad de optar por Dios en la toma de decisiones. Depositó su confianza en María: “El bautismo, para nosotros, fue uno de esos momentos… Y ahora debemos arriesgar muchas cosas por amor a la Santísima Virgen”. Raísa siguió el coraje de la Virgen María y avanzó con valentía en su propia vida, esforzándose por seguir la voluntad de Dios.
María ante el sufrimiento
Su devoción a María también moldeó profundamente su visión del sufrimiento y la compasión. En las reflexiones de Raísa, María es a menudo una presencia consoladora en tiempos difíciles, y actúa como un faro de esperanza y resiliencia. Durante un episodio particular de enfermedad de su esposa, Jacques recuerda que Raísa ha descrito a la Virgen María “inclinándose sobre ella misericordiosamente” a pesar de su tremendo sufrimiento.
La Virgen María no es sólo un tema de los escritos de Raísa, sino también una luz que ilumina su camino de fe y filosofía. Raïssa escribió en su diario: “Todo el Cielo la contempla con deleite. Ella juega ante los ojos embelesados de Dios mismo”.
Desde hace años, hay un impulso por proponer que Jacques y Raísa Maritain sean beatificados conjuntamente, como matrimonio.
(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es).
Sem comentários:
Enviar um comentário