Sara Piazza e Isabelle Marin, como expertas en cuidados paliativos, ya escribieron conjuntamente el libro Euthanasie: un progrès social?
Euthanasie, un Progrès Social?, dos expertas paliativistas denuncian la crueldad social de la eutanasia.
En su artículo conjunto, de gran relevancia, destacan algunos elementos que deberían tenerse en cuenta sobre la eutanasia y el final de la vida.
"Poder elegir" suena tranquilizador... pero no lo es
"Todos nos vemos afectados por la enfermedad, la vejez e, inevitablemente, la muerte. Como seres humanos, cada uno de nosotros enfrenta o enfrentará la ansiedad de estas perspectivas. Considerar la posibilidad de “elegir” y por tanto imaginar controlar el momento de la propia muerte parece una opción tranquilizadora: ante la angustia de la incertidumbre, un futuro determinado siempre trae, a primera vista, el reflejo de un alivio", admiten.
"Pero la relación del individuo con la enfermedad o la muerte nunca es una cuestión puramente individual. Las sociedades humanas se han organizado a partir de una relación colectiva con cuestiones de muerte y vulnerabilidad. Sin embargo, esta perspectiva queda de lado por el debate actual sobre la legalización de la eutanasia o suicidio asistido, que enfatiza la libertad individual y la perspectiva de elegir el final de su vida", añaden después.
"La perspectiva de una sociedad formada por un grupo homogéneo de sujetos sanos, sanos, jóvenes y exitosos no es realista y probablemente indeseable", apuntan como un peligro no tan lejano.
"Debido a que la enfermedad, la vejez y la muerte, o incluso las tres, pueden aterrorizarnos, debemos confiar en una visión colectiva que apoye y ofrezca otra dimensión distinta a la de la pérdida, la degradación y la indignidad", exhortan. En ese esfuerzo colectivo participarían los cuidadores, pero también toda la sociedad y la cultura.
Pero ese implica ir contra la corriente que nos marca hoy "el productivismo, el desempeño y la promoción del individuo que es dueño de sí mismo, valorado por la lista de sus logros y éxitos".
Piden "un proyecto social que sitúa en el centro de su acción la necesaria atención colectiva a las vulnerabilidades individuales, que reconoce la interdependencia fundamental que une a los seres humanos, enfermos o no, viejos o no, ya, al final o al principio de su vida".
Contagio social y presión social para eutanasiar
Parece especialmente significativo que sea un grupo que combina a psicólogos con historiadores los que plantean este tema que es, al final, psicológico y de contagio social: si la sociedad 'deja claro' (primero con sutileza, luego con más señales) a los vulnerables que deberían dejar de molestar y causar gastos, por contagio psico-social los sanos y fuertes lograrán que los débiles y enfermos se autoeliminen (o pidan ser eliminados).
Presentarlo como una opción "individual" es arrojar a un individuo sólo, débil, enfermo y vulnerable contra el poder inmenso del Estado, la sociedad "productivista", las razones de ahorro económico y la extrema competencia.
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