Con cerca de 35 años, la vida del polaco Adam Piekarski era un sinfín de posibilidades. Entonces comenzó una serie de viajes que le llevaron de un prometedor futuro en Polonia a la pobreza y el alcoholismo en los pórticos vaticanos. Su futuro era casi inamovible, cuando un sacerdote conoció su habilidad con el pincel.
Y es que Piekarski comenzó a pasar el tiempo haciendo retratos de otros indigentes del Vaticano. Frecuentemente Adam podía asearse y comer gracias al padre Francesco, el encargado de las obras de caridad del Papa, relata.
El sacerdote explica a RTVE que le llamó la atención uno de los dibujos que tenía Adam pintado en la mano. Al preguntarle quién lo había pintado, le respondió que había sido él mismo y el padre Francesco quedó sorprendido por su talento.
Desde entonces, Piekarski comenzó a ser cada vez más conocido y a recibir encargos con cierta frecuencia, también de España.
Uno de ellos, de su compatriota y sacerdote Leszek Pyś. “Hace más de un año, Pyś me vio dibujar y me preguntó si podía pintar un retrato para su capilla, y así fue como empezó”, compartió el artista de 40 años con Crux.
Cada día era más conocido, y sus encargos, cada vez más relevantes. Un día sus pinturas llegaron a oídos del limosnero papal y cardenal Konrad Krajewski, quien ofreció al pintor un taller en el Palazzo Migliore.
El pintor se mudó allí un día antes de su cumpleaños y desde entonces es donde almacena sus obras y realiza los encargos sobre temas tan variados como familias, mascotas y niños.
Adam Piekarski pensaba en acabar con todo cuando recibió una llamada por Navidad que cambiaría su vida del alcoholismo e indigencia a pintor del Vaticano (Imagen: Vatican News).
Estas Navidades, su obra llegó a oídos de altas instancias del Vaticano.
Le encomendaron un relevante encargo para desarrollar dos sellos que serían emitidos en Adviento y Navidad sobre la Sagrada Familia y los Reyes Magos. Para representar a estos últimos decidió emplear el modelo de dos conocidos "sintecho" del Vaticano.
Para uno de los sellos, sobre los tres Reyes Magos, Adam Piekarski se basó en dos amigos indigentes del Vaticano.
"Todavía es irreal para mí y no creo que este honor sea mío", compartió Piekarski con Crux. "Soy un simple artesano, y esto me sorprendió por completo. Se fiaron de un sintecho que estaba siempre borracho", relata agradecido.
También cuenta como, desde entonces, lucha por recuperarse de la adicción al alcohol que adquirió durante su pobreza.
"La adicción todavía está ahí y Satanás trabaja duro para atraparme, pero trato de aguantar. El trabajo ayuda mucho. Algo murió en mí en esos años en las calles", añade.
"Estaba en el fondo de la existencia y pensé que terminaría pronto con esta miserable vida", explica. "Pero Dios tenía planes diferentes para mí, y envió al padre Leszek, que me ayudó", concluye.
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