Actos despreciables y vergonzosos que deben ser castigados y prevenidos, pero sin manipulación mediática
(ZENIT – Roma, 22 Jul. 2017).-“Los medios y el tema Ratisbona: dos pesos y dos medidas”. Este es el título del editorial de L’Osservatore Romano del 22 de julio de 2017, firmado por Lucetta Scaraffia, sobre el tratamiento mediático dado al reciente informe sobre el escándalo de los abusos que sufrieron los jóvenes cantantes del coro de Regensburg“(Alemania).
La historiadora italiana recuerda un caso reciente publicado por un diario italiano de un hombre abusado en los años 80 en el interior de un cuartel. El caso no aislado, señala, no ha despertado “indignación colectiva, ninguna petición de denunciar a los violadores o de realizar una investigación”.
En cambio, señala Lucetta Sacaraffia, “La atención que los medios dieron al triste caso de los pequeños cantores de Ratisbona fue bien diferente: amplio espacio, grandes títulos, denunciando 547 casos de violencia, dejando con frecuencia entender que eran unos 600 violados, cuando en realidad los casos de abusos sexuales fueron… 67”.
Y añade que era necesario profundizar que las deplorables acciones de abusos de profesores… y sobretodo entender que no era una noticia nueva, sino “el resultado de una investigación rigurosa querida por la Iglesia” decidida a hacer luz sobre este escándalo.
No hay duda, subraya la columnista, que son actos despreciables y vergonzosos, que deben ser castigados y especialmente prevenidos, “pero el nivel de manipulación mediática del caso y la diferente percepción de la opinión pública … son sorprendentes”.
“El hábito de mostrar la Iglesia Católica como la fuente de todos los males es ahora parte de la experiencia cotidiana,” dijo Lucetta Scaraffia. Y de fustigar “con la vieja combinación de dar todas las culpas a la Iglesia”.
“Por supuesto –concluye ella– la Iglesia es una institución especial, y con razón está llamada a ser ejemplar, pero recurrir constantemente a este doble criterio para juzgar su comportamiento y para asignar responsabilidades no beneficia a nadie. Esto no ayuda a aclarar los temas y no es particularmente beneficioso cuando se trata de eliminar la injusticia, castigar a los autores de la violencia, para evitar que se repita”.
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