Así llama Dios al sacerdocio
José Ramón Ordiz y Marcos Argüelles acuden cada domingo a la Parroquia de San Pedro de La Pola para ayudar en la Eucaristía y la catequesis |
ReL 18 mayo 2016
Marcos Argüelles y José Ramón Ordiz, de 23 y 26 años son dos jóvenes que cursan 2º y 3º de Estudios Eclesiásticos respectivamente. Cada domingo acuden a la Parroquia de San Pedro de La Pola (en Asturias) para ayudar en la Eucaristía y la catequesis como prácticas para aumentar su formación.
En el Seminario de Oviedo, donde estudian estos jóvenes, reciben clases de filosofía y teología. Ambos descubrieron su vocación religiosa tras dedicarse primero a otras tareas y tras opinar que la Iglesia necesita renovarse, tal y como cuentan en una entrevista para El Comercio. La Virgen de Covadonga le sacó de la Legión José Ramón Ordiz siempre ha sido un chico religioso pues de toda la vida ha ido a la parroquia San Julián de los Prados, en Oviedo (Asturias). Trabajó en la construcción o, como él afirma coloquialmente, "haciendo ñapas". Llegó a opositar al Cuerpo Nacional de Policía y para el Ejército y, al igual que el Papa Francisco, ejerció como portero de una discoteca. "Era un sitio complicado, pero entretenido, pero ves que no te llama ese mundo", explica.
El ovetense (natural de Oviedo) se presentó a un examen para ingresar en la Legión y lo aprobó, pero, de forma paralela, acudió a una novena a Covadonga en una semana de confirmaciones, que resultó determinante para darle un nuevo rumbo a su vida. Esa experiencia de cercanía a Dios y la Virgen le transformó.
Desde entonces el Señor decidió llevarle por otro camino. "Me chocó el ambiente, pero me dejé llevar y dije sí al seminario", recuerda. Fueron momentos muy felices para el seminarista pero también tristes, ocasionados por la incomprensión de su familia. "A mi hermano le costó cuatro meses asimilarlo", subraya José Ramón. "Cuesta mucho", reconoce Marcos, su compañero de seminario. Su párroco, un modelo a seguir Marcos Argüelles estudió en el colegio Celestino Montoto y en el Instituto Juan de Villanueva y después se licenció en Historia en la Univerdad de Oviedo. Siempre estuvo vinculado a la Parroquia de San Pedro, donde se confirmó y participó en la catequesis.
Su vida como seminarista puede haberse visto inspirada en su convivencia con los sacerdotes de su parroquia.
Marcos cuenta que su ejemplo a seguir era su párroco Juan Bautista
Álvarez, que falleció y su sucesor, Sergio Martínez y destaca de ellos
que estaban en el mundo.
"Me llamaban la atención cuando ayudaban a la gente y les daban esperanza en situaciones difíciles, porque detrás veía a Dios, así que me dije ´por qué no probar´ y, de momento, estoy bien", comenta. Experiencias de Dios Además de ser compañeros de seminario, los dos comparten opiniones e inquietudes. Declaran sentirse impresionados por la labor de los misioneros, que siguen transmitiendo mensajes de esperanza en condiciones muy adversas. Un sacerdote chileno, Rodrigo Miranda, quien estuvo cuatro años en una capilla del extrarradio de Alepo (Siria) y sufrió el asesinato de todos sus feligreses les contó a los chicos su experiencia y se emocionaron al escuchar las penurias a las que tuvo que enfrentarse, como recoger los cadáveres descuartizados de su gente en una bolsa de basura. Hay varias cosas que han tocado el corazón de José Ramón personaje, como la actuación de Robert de Niro en la película ´La misión´, "un hombre que lo tiene todo y acaba cargando con las espadas", define José Ramón.
Marcos destaca la labor de Cáritas. Declara que ve a Dios "cuando alguien va a ayudar a un enfermo y que se conmueva, creo que Dios actúa a través de esas personas».
Y también se le manifiesta en la liturgia. Del mismo modo, José Ramón percibe la presencia del Santísimo "detrás de la gente: del padre de familia, del profesional o del que da la cataquesis sin sueldo un domingo por la mañana". Una Iglesia que necesita renovarse Cuando se les pregunta qué es lo que menos les agrada sobre la Iglesia responden sin dudar que "el ambiente", "Hay gente que lleva veinte o treinta años en las parroquias y que no permite el relevo. Además la Iglesia tendría que mirar un poco más hacia fuera, porque no sabemos cómo habla el mundo de ella", expresan los seminaristas. Abogan también por la corrección de otro de sus defectos; que renovara su lenguaje. "La homilía no es nada actual", afirma José Ramón.
José Ramón y Marcos sienten especial cariño por el Papa Francisco en quien depositan sus esperanzas
por ´salir a las periferias´. Marcos le ve como "un complemento del
Santo Padre anterior. Benedicto XVI era un intelectual y Francisco lo
lleva a la práctica".
Sin embargo, cuestiones más complicadas como el tema del celibato no es algo que les preocupe especialmente. "No es algo dogmático, pero, de momento, está ahí", subraya Marcos. La Diócesis de Oviedo cuenta con 1,1 millones de habitantes, distribuidos en 933 parroquias que son atendidas por unos 500 sacerdotes. El seminario de Oviedo cuenta con 15 seminaristas inscritos en el curso 2015-2016.
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