Páginas

quarta-feira, 1 de junho de 2016

Predicador e hijo de predicador, se hizo católico al replantearse la anticoncepción y la Eucaristía

Peter Pellicaan, de pastor evangélico a promotor de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II

Peter Pellicaan, hijo y nieto de pastores, fue predicador y pastor protestante 10 años... Peter Kreeft, Juan Pablo II y Benedicto XVI le acercaron a la fe católica
P.J.Ginés / ReL  18 mayo 2016

Peter Pellicaan fue pastor y predicador en dos congregaciones protestantes y en un campus estudiantil en Australia durante 10 años, siguiendo el ejemplo de su padre, ministro de la Iglesia Reformada, y su abuelo, un pionero en esta iglesia. Pero en octubre de 2013 dimitió como pastor de su congregación (“suicidé mi carrera”, dice) para hacerse católico, con su esposa Leone.

Fue el resultado de un largo proceso de reflexión sobre Dios, la Biblia, la anticoncepción y la fertilidad, la presencia de Cristo en los sacramentos y la autoridad en la Iglesia.

Pastor, hijo de pastor, nieto de pastor…
Ser pastor y predicador protestante parecía algo genético para este australiano. Desde niño vio a su padre predicar los domingos, bautizar nuevos miembros en su iglesia protestante y dirigir servicios de comunión, usando pan y vino y repitiendo las palabras de Cristo en la Última Cena.

Después de una breve carrera como músico, sintió que debía servir a Dios como su padre y su abuelo, y empezó su carrera como pastor en una iglesia evangélica independiente en Rangeville (Toowoomba, Australia).

Llevaba 3 años como pastor, cuando recibió un e-mail con un enlace a una grabación de audio titulada “Cómo ganar las guerras culturales” (las “culture wars”, el debate sobre familia y vida y valores en nuestra sociedad). El autor era Peter Kreeft (www.peterkreeft.com), un gran orador y filósofo con tremenda capacidad para la divulgación a la vez que mantiene un pensamiento riguroso.

A Peter Pellicaan le gustó que en estas charlas Kreeft “era lo opuesto al reduccionismo, reconocía el Misterio, reconocía que Dios es más grande que nosotros, que está en todas partes, que hay cosas en el mundo que no entendemos”.

Por el contrario, Pellicaan sentía que la teología protestante que él conocía estaba domesticada, controlada, trillada, por fórmulas bíblicas que se ofrecían como respuestas matemáticas, sospechosamente simples, a cualquier duda. Ante tal o cual problema, tal o cual versículo.

“Tiende a ser como un libro escolar de matemáticas. ¿Cuáles son los atributos de Dios? Bueno, la Escritura dice esto, y esto y esto… puede todas las cosas, ama… es como una lista”.

A Pellicaan le gustaba la teología fiable y bien expresada de Kreeft. Hasta la tercera o cuarta charla no se dio cuenta de que Kreeft era católico. Un católico exprotestante, de origen metodista, pero católico. Y Pellicaan nunca había conocido antes un católico con fe, un católico “cristiano”. Eso le abrió la mente al mundo católico.

Hablemos de sexo
El siguiente paso hacia la fe católica fue conocer la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II y la enseñanza católica a favor de la fertilidad y contra la anticoncepción. “En ambientes protestantes se da por supuesto que te casas, usas anticoncepción, dejas de usarla para tener hijos, la retomas después… ni se cuestiona”.

Y sin embargo, según la Biblia los hijos son siempre una bendición, la fertilidad es siempre una bendición, y no hay base en ella para la contracepción. (Sí para espaciar nacimiento con métodos naturales por motivos serios, como explica la Humanae Vitae de Pablo VI). Pero a Pellicaan lo que le convenció fue la enseñanza del jesuita Gregory Jordan, ya fallecido, sobre la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II.

“Cambió mi vida, mi visión de la anticoncepción, y me hizo ver de cerca cómo esta mentalidad anticonceptiva había afectado a nuestro pensamiento como protestantes”, afirma.

No solo empezó a aplicar esa nueva visión de la fertilidad y la Teología del Cuerpo en su vida como padre y esposo, sino que empezó a predicar sobre ello a sus parroquianos protestantes los domingos.


Cristo en la Eucaristía… real
Su tercer paso hacia el catolicismo fue mediante el poder atractivo de la Eucaristía. Cada semana se las arreglaba para dedicar una hora o dos a sentarse ante un sagrario católico y orar ante el Santísimo.

En este momento ya tenía claro que quería la fe católica para sus dos hijos, y en privado hizo que el padre Gregory Jordan los bautizara católicos.

Peter seguía predicando en su iglesia protestante, seguía bautizando en ella… pero había algo que ya no tenía fuerzas para hacer: levantar el pan, pronunciar las palabras de la bendición, repetir lo que Cristo hizo en la Última Cena.

“Estás partiendo el pan y diciendo ‘esto es mi cuerpo’ y piensas ‘no me parece que lo que yo creo es lo mismo que cree la congregación’”. Y más aún: “¿Puedo consagrar? ¿Quién soy yo para hacer esto?

El tema de fondo era la autoridad. ¿Quién da la autoridad para enseñar y para partir el pan, y cómo?

Peter ya acudía una y otra vez en sus predicaciones al Catecismo de la Iglesia Católica. “Al menos podía defender su autoridad”. Citaba desde el púlpito a Karol Wojtyla, a Joseph Ratzinger, al experto en Teología del Cuerpo Christopher West, a los antiguos Padres de la Iglesia…

Tomar la decisión
Cuando llevaba 5 años en su segunda congregación, en su escuela protestante, y seis años a tiempo completo como pastor en el campus… dimitió. “Dije: no puedo más, sé que no es verdad”.

En diciembre de 2013 entraban en la Iglesia Católica él y su esposa Leone al ser Confirmados por el obispo de Toowoomba, Riobert McGuckin.

Su padre pastor y predicador “se molestó bastante”, dice Peter. Pero más o menos lo fue asumiendo. “Le gusta el Papa Francisco y ha leído el ‘Jesús de Nazaret’ del Papa Benedicto”, comenta.

La primera vez que pudo sentir la Comunión católica en la lengua le pareció “impresionante”, “silencioso, humilde, casi cotidiano, pero muy real”. Contrastaba con otras experiencias profundas que había vivido en su etapa protestante.

Hoy explica en CatholicLeader.com.au que estudia teología bíblica en la Universidad de Notre Dame mientras trabaja en la Universidad Católica de Australia.

Su tercer hijo, que nunca habría nacido si hubiera mantenido la mentalidad anticonceptiva que durante la mayor parte de su vida le pareció inevitable, se llama Joseph John, por Joseph Ratzinguer y Juan Pablo II.

Sin esos dos teólogos, mi hijo no existiría. Ese es el poder de la teología, eso es lo que pasa cuando aplicas sus ideas”. El matrimonio Pellicaan tiene hoy 4 hijos y son entusiastas promotores de la Teología del Cuerpo del santo papa polaco.

Lea también: Es luterano -casi católico- y asusta a puritanos con textos de Juan Pablo II sobre sexo placentero


in



 

Sem comentários:

Enviar um comentário