Regreso de Bahréin: Diálogo en Ucrania, vergüenza por los abusos y una sola Iglesia alemana
El Papa ya está de vuelta en el Vaticano después de su histórico viaje a Bahréin. En su habitual rueda de prensa, en el avión que le llevaba de regreso a Roma, Francisco habló de temas como la importancia del diálogo con el Islam, el papel de la mujer en la sociedad, la guerra de Ucrania o el proceso sinodal alemán.
El Santo Padre comenzó respondiendo sobre el motivo que le llevó hasta el país del Golfo Pérsico. "Fue un viaje de encuentro porque el objetivo era estar en diálogo interreligioso con el Islam y ecuménico con Bartolomé. Las ideas del Gran Imán de Al-Azhar iban precisamente en esa dirección de buscar la unidad, la unidad dentro del Islam, la unidad con los cristianos y con otras religiones", señaló.
Preservar la identidad
En este sentido, habló de la importancia de respetar la propia identidad de las religiones. "Cuando uno tiene su propia identidad un poco en el aire, es un poco difícil el diálogo porque no hay ida y vuelta y por eso es importante y estos dos que han venido, tanto el Gran Imán de Al-Azhar como el Patriarca Bartolomé tienen una gran identidad", apuntó.
Y, siempre, reconoce el Papa, enfocados en la hermandad. "Ahora, en el mismo avión, van de Bahréin a El Cairo, el Secretario de Estado del Vaticano y el Gran Imán de Al-Azhar, juntos como hermanos. Esto es algo bastante conmovedor. Esto es algo bueno", destacó Francisco.
Sobre el Imán, el Papa reveló una anécdota. "Había venido al Vaticano para una visita de cortesía: tras nuestro encuentro protocolario, era casi la hora de comer y se marchaba, y mientras le acompañaba a despedirse le pregunté: "¿Dónde vas a comer?". No sé lo que me dijo. "Pero ven, vamos a comer juntos". Era algo que salía de dentro. Entonces, sentados a la mesa, él, su secretario, dos concejales, yo mismo, mi secretario, mi concejal, tomamos el pan, lo partimos y nos lo dimos. Un gesto de amistad, ofrecer el pan", explicó.
Y, así, nació el Documento de Abu Dhabi. "Y hacia el final, no sé a quién se le ocurrió la idea, nos dijimos: ¿pero por qué no escribimos sobre este encuentro? Así nació el Documento de Abu Dhabi. Los dos secretarios se pusieron a trabajar, con un borrador de ida y otro de vuelta, y al final aprovechamos la reunión de Abu Dhabi para publicarlo", confesó.
Primero Dios, luego la patria
Sobre el Líbano también tuvo palabras especiales. "Rezo, y aprovecho para hacer un llamamiento a los políticos libaneses: dejen de lado los intereses personales, miren al país y pónganse de acuerdo. Primero Dios, luego la patria, luego los intereses. Pero Dios y la patria. En este momento no quiero decir "salvar al Líbano" porque no somos salvadores, pero por favor, apoyen al Líbano, ayuden para que el Líbano detenga este descenso, para que el Líbano recupere su grandeza", comentó.
Sobre la situación de las mujeres, el Papa contó una leyenda. "Hay una -no sé si es una leyenda- una leyenda sobre el origen de las joyas de las mujeres -quizás una leyenda- que explica la crueldad de tantas situaciones contra las mujeres. Se dice que la mujer lleva muchas joyas porque en algún país -no lo recuerdo, quizá sea un hecho histórico- existía la costumbre de que cuando el marido se hartaba de la mujer, le decía "¡vete!" y no podía volver por nada. Tuvo que irse con lo que llevaba encima. Y (eso sería) el motivo por el que atesoraron oro para al menos llevarse algo. Dicen que este es el origen de las joyas. No sé si es cierto o no, pero la imagen ayuda", afirmó antes de denunciar la "circuncisión femenina".
"Hago un llamamiento a los políticos libaneses: dejen de lado los intereses personales".
Y, también, citó a San Pablo. "Dios no creó al hombre y luego le dio un perrito para que se entretenga. No lo hizo. Los creó a los dos, iguales, hombre y mujer. Y lo que Pablo escribió en una de sus cartas sobre la relación hombre-mujer, que hoy nos parece anticuado, en aquella época era tan revolucionario que escandalizaba la fidelidad entre el hombre y la mujer", señaló.
Francisco comentó su propia experiencia en el Vaticano. "He visto que en el Vaticano cada vez que entra una mujer a hacer un trabajo, las cosas mejoran. Por ejemplo, el vicegobernador del Vaticano es una mujer, el vicegobernador es una mujer y las cosas han cambiado bien. En el Consejo de Economía había seis cardenales y seis laicos, todos ellos varones. Cambié y puse un hombre y cinco mujeres en el laicado. Y esto es una revolución porque las mujeres saben cómo encontrar el camino correcto, saben cómo avanzar", explicó.
Dictadura del dinero
Pero, también, denunció el "machismo". "Pero aún nos queda camino por recorrer. Porque existe ese machismo. Vengo de un pueblo machista. Los argentinos son machistas, siempre. Y esto es feo, pero cuando lo es, vamos a las madres que son las que resuelven los problemas. Pero este machismo mata a la humanidad. Gracias por darme la oportunidad de decir esto, que es (algo que) llevo tanto en mi corazón. Luchamos no sólo por los derechos, sino porque necesitamos que las mujeres de la sociedad nos ayuden a cambiar", afirmó.
Sobre la guerra en Ucrania comentó sus intermediaciones. "Al día siguiente de (el comienzo de) la guerra -pensé que no se podía hacer, una cosa insólita- y fui a la embajada rusa, a hablar con el embajador, que es un buen hombre (...). Recuerdo un comentario que me hizo entonces: 'Hemos caído en la dictadura del dinero', hablando de la civilización. Un humanista, un hombre que lucha por la igualdad. Le dije que estaba dispuesto a ir a Moscú para hablar con Putin, si era necesario. Lavrov (el ministro de Asuntos Exteriores) respondió muy amablemente -gracias- (pero) que no era necesario por el momento. Pero desde entonces estamos muy interesados", comentó.
Francisco quiso destacar la importancia histórica del pueblo ruso. "Lo que me llama la atención -por eso uso la palabra "atormentado" para Ucrania- es la crueldad, que no es del pueblo ruso, quizás... porque el pueblo ruso es un gran pueblo, son mercenarios, soldados que van a la guerra como una aventura, mercenarios... Prefiero pensarlo así porque tengo una gran estima por el pueblo ruso, por el humanismo ruso. Basta con pensar en Dostoyevski, que hasta hoy nos inspira, inspira a los cristianos a pensar en el cristianismo. Siento un gran afecto por el pueblo ruso y también por el ucraniano", apuntó.
Sobre Ucrania, recordó un anécdota con un sacerdote. "Cuando tenía once años, había un sacerdote cerca de mí que celebraba en ucraniano y no tenía monaguillos, y me enseñó a servir la misa en ucraniano y todas estas canciones ucranianas las conozco en su idioma, porque las aprendí de niño, así que tengo un cariño muy grande por la liturgia ucraniana. Estoy en medio de dos pueblos que amo", señaló.
Y, aseguró que la Santa Sede está trabajando por la paz. "La Santa Sede ha tenido muchas reuniones confidenciales, muchas cosas con buenos resultados. Porque no podemos negar que una guerra al principio quizás nos hace valientes, pero luego cansa y duele y vemos el mal que hace una guerra (...). Esta es una guerra mundial, porque es cierto que cuando los imperios, tanto de un lado como del otro, se debilitan, necesitan hacer una guerra para sentirse fuertes y también para vender armas ¡eh! Porque hoy creo que la mayor calamidad del mundo es la industria armamentística. ¡Por favor!", denunció.
Necesidad de vergüenza
En este sentido, habló del negocio de las armas. "Me han dicho, no sé si es cierto o no, que si no se fabricaran armas durante un año, se acabaría el hambre en el mundo. La industria armamentística es terrible. Hace unos años, tres o cuatro, un barco lleno de armas llegó de un país a Génova y tuvieron que pasar las armas a un barco más grande para llevarlas a Yemen. Los trabajadores de Génova no querían hacerlo... Fue un gesto", comentó.
"La Santa Sede ha tenido muchas reuniones confidenciales, con buenos resultados".
Y, recordó Normandía. "¿Pero cuántos chicos quedaron en la playa de Normandía? Dicen que treinta mil... ¿Quién piensa en esos chicos? Todo esto lo siembra la guerra. Por eso, ustedes que son periodistas, por favor, sean pacifistas, hablen contra la guerra, luchen contra la guerra. Te lo pido como a un hermano", señaló.
Sobre los abusos en la Iglesia, el Papa volvió a denunciarlos una vez más. "Alguien dice que somos una pequeña minoría, pero (yo digo) si fuera un solo caso seguiría siendo trágico, porque tú, como sacerdote, tienes la vocación de hacer crecer a las personas y comportándote así las destruyes; para un sacerdote, el abuso es como ir en contra de su naturaleza sacerdotal y en contra de su naturaleza social, por eso es trágico y no debemos parar, no debemos parar", apuntó.
Francisco añadió la importancia de la vergüenza. "Y lo primero que tenemos que sentir es vergüenza, la profunda vergüenza de eso. Creo que la vergüenza es una gracia (...). Uno de los insultos que tenemos en mi tierra es 'sois unos sinvergüenzas' y creo que la Iglesia no puede ser 'sinvergüenza', tiene que avergonzarse de las cosas malas, así como (decir) gracias a Dios por las cosas buenas que hace. Esto puedo decírselo: (tenemos) toda la buena voluntad para seguir adelante, también gracias a su ayuda", comentó.
"Bofetada evangélica"
Sobre la inmigración, el Papa alentó a fomentar el consenso. "La política de migrantes debe ser consensuada entre todos los países, no se puede hacer una política sin consenso, y la Unión Europea debe asumir una política de colaboración y ayuda, no puede dejar a Chipre Grecia, Italia y España, la responsabilidad de todos los migrantes que llegan a las playas. La política de los gobiernos hasta ahora ha sido la de salvar vidas, eso es cierto. Hasta cierto punto se hizo así y creo que este gobierno (italiano) tiene la misma política...", afirmó.
Sobre el nuevo gobierno de Italia, el Papa pidió tiempo. "El nuevo gobierno comienza ahora, yo estoy aquí: le deseo lo mejor. Yo siempre le deseo lo mejor a un gobierno porque el gobierno es de todos y le deseo lo mejor para que saque a Italia adelante y a todos los demás que están en contra del partido ganador que colaboren con criticidad, con ayuda, pero un gobierno de colaboración, no un gobierno donde te mueven la cara, te hacen caer si no te gusta una cosa u otra. Por favor, en esto hago un llamamiento a la responsabilidad. Dígame, ¿es justo que desde principios de siglo hasta ahora Italia haya tenido 20 gobiernos? Dejemos estas bromas....", explicó.
Sobre el proceso sinodal alemán, Francisco habló con claridad. "A los católicos alemanes les digo: Alemania tiene una gran y hermosa Iglesia evangélica; no quiero otra, que no será (nunca) tan buena como aquella; pero la quiero católica, en hermandad con la evangélica (...). ¿Qué piensa el Santo Pueblo Fiel de Dios? ¿Cómo se siente el pueblo santo de Dios? Ve allí y busca cómo se siente, esa simple religiosidad, que encuentras en los abuelos", propuso.
Y, concluyó animando a ir al origen. "La raíz de la religión es la bofetada que te da el Evangelio, el encuentro con Jesucristo vivo: y a partir de ahí las consecuencias, todas; a partir de ahí el coraje apostólico, a partir de ahí ir a las periferias, incluso a las periferias morales de la gente para ayudar; pero a partir del encuentro con Jesucristo. Si no hay encuentro con Jesucristo habrá un eticismo disfrazado de cristianismo. Esto es lo que quería decir, pero de corazón. Gracias", comentó.
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