Y antes estudió en serio el judaísmo y pasó por los baptistas
Jesse Smith -en el centro, junto al párroco que lleva camisa blanca- y el grupo de jóvenes y otros parroquianos de Corpus Christi |
19 mayo 2017
No es fácil leer la Biblia. Hay fragmentos más legibles, incluso apasionantes, en los Evangelios, o algunos pasajes de Génesis, historias del Rey David... pero leerla entera, de un tirón, y estudiándola, no es nada común. Y menos para un chico joven.
Pero esa fue la hazaña del joven australiano Jesse Smith, que se crió en una familia sin fe y a base de leer la Biblia, desde Génesis a Apocalipsis, hasta desgastar el libro, decidió que quería seguir a Cristo. Esta Vigilia Pascual de 2017 entró en la Iglesia, bautizándose y comulgando por primera vez en la Parroquia de Corpus Christi, en Nundah, un barrio de Brisbane (Australia).
Parroquia de Corpus Christi en Nundah, Brisbane
Una familia no religiosa
Jesse Smith nació en una familia numerosa anglosajona y nada religiosa en Australia. Es el mayor de 9 hermanos, y su nombre suena a rockero porque sus padres querían que llegara a ser una estrella de rock. A él le interesan otras cosas, como leer y el mundo de la pedagogía infantil.
Jesse Smith nació en una familia numerosa anglosajona y nada religiosa en Australia. Es el mayor de 9 hermanos, y su nombre suena a rockero porque sus padres querían que llegara a ser una estrella de rock. A él le interesan otras cosas, como leer y el mundo de la pedagogía infantil.
En la escuela primaria había clases de religión y allí aprendió de niño la historia del pastorcito David, hijo de Jesé, que sería luego el Rey David. Se acuerda porque Jesé es Jesse, en inglés, su nombre. También recuerda que se rezaba el Avemaría al empezar la clase.
Las cosas de la fe no le interesaban especialmente. Pero en el instituto, que era católico, se apuntó a un grupo juvenil y sus campamentos. Y en la clase sobre Religiones, se sintió llamado a investigar más y más sobre el judaísmo. Algo le atraía.
Inmerso en el estudio del judaísmo... y la Biblia
"Estudié y leí tanto como pude sobre cultura y sabiduría judías antes de empezar la tarea de leer la Biblia".
La Biblia de esa época es la que aún tiene, ahora ya con el lomo destrozado de tanto uso. ¿Cuánto le costó leerla de inicio a final? "Me costó unos seis meses", explica. "De Génesis a Apocalipsis, incluyendo los Deuterocanónicos", detalla (es decir, los libros que omiten las Biblias protestantes). "No la he leído por encima, sino para considerarla, de verdad".
Hizo, pues, un camino, de descubrimiento de la fe de Israel y su desarrollo hasta el Evangelio de Cristo. Dice que el Evangelio de San Mateo le ayudó "porque hace de puente entre la comprensión judía y la cristiana".
Pensó si debía ser judío, y rezó mucho sobre ello. Pero la oración (mucha, y con esfuerzo, dice) y "la figura de Jesús" le llevaban a servir a Dios como cristiano.
En los baptistas no le daban respuestas
"Entonces acudía unas cuantas iglesias baptistas, distintas, pero nunca me parecía lo correcto. Yo hacía muchas preguntas y nunca podían responderme de verdad", explica Jesse.
Después buscó en Google los horarios de misa de su parroquia más cercana, la de Corpus Christi, en su barrio de Nundah. Y precisamente en el momento que fue a la parroquia había una misa joven, "y tuve la suerte de conocer a los jefes del grupo de jóvenes adultos". En ese grupo pudo hablar de su pasión, de su fe, sus preguntas, su deseo de crecer en el conocimiento de Cristo...
El grupo le acogió y escuchaba sus preguntas en sus sesiones semanales. El tema que planteaban en el grupo iba muy ligado a los sacramentos, y eso ayudaba a Jesse.
Decidió bautizarse. Entonces le asignaron un "sponsor" (un cristiano veterano, accesible para sus preguntas y dudas) y unos padrinos para su bautizo, que le acompañarían en su viaje de fe. Todos ellos estaban asombrados por su pasión...¡y su viaje bíblico más que infrecuente!
La importancia de un grupo de iguales
Jesse se bautizó en la Vigilia Pascual y está encantado de tener un grupo de iguales, gente de su edad, con pasión por la fe. "Estoy feliz y emocinado de que Dios me haya dado el regalo de sumarme a esta familia católica", declara en The Catholic Leader. Quiere continuar con los grupos de jóvenes y quizá ser acólito en la parroquia.
Jesse, a sus 21 años, anima a los jóvenes a seguir buscando el sentido de la vida, especialmente con otros jóvenes de inquietudes similares. "Es importante tener amistad con otros cristianos porque, por ti solo, no puedes hacer tantas preguntas como podrías querer", plantea. Las preguntas son lo que le ha hecho crecer.
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