Vladislav Oljovskiy habla de Dios a científicos postcomunistas
Vladislav Oljovskiy, doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas, cree que la ciencia y la teología se complementan |
P.J. Ginés / ReL 27 abril 2016
|
Vladislav Oljovskiy es ucraniano,
científico y apologista cristiano. Nacido en 1938, se graduó en
Radiofísica en la Universidad Estatal de Kiev, es doctor en Ciencias
Físicas y Matemáticas y desde 1992 es profesor de Física Atómica. Ha
trabajado como docente en la Universidad Estatal de Kíev, en el
Instituto de Investigaciones Atómicas de Kíev, en la Universidad de
Messina en Italia y ha sido jefe de proyectos de la Universidad de
Catania. En Ucrania, Polonia, Rusia e Italia acude a encuentros sobre la
relación ciencia y fe y la razonabilidad del cristianismo.
¿Cómo hablar de la fe? Como Jesús
Está acostumbrado a estar rodeado por personas con gran formación técnica pero muy poca formación en temas religiosos. Ve que muchas personas en los países postcomunistas, educados en el materialismo, buscando respuestas han acudido a la Nueva Era, a cosmovisiones no cristianas o incluso al Islam. Hacer comprensible la propuesta cristiana a esta gente requiere un esfuerzo, según explica en una extensa entrevista en Sibírskaya Katolichéskaya Gazieta (sib-catholic.ru), el digital católico siberiano.
"El fin de los apologetas es escuchar con suma atención la pregunta e intentar contestar con un lenguaje comprensible para su interlocutor, y sólo después anunciar la Buena Nueva. Todo eso requiere su preparación. Es el camino que el mismo Jesucristo nos trazó, el camino que siguieron San Pablo y otros Apóstoles, cada uno en su país y a su manera. En Grecia existía su propio estilo apologético, muy distinto del de Judea. Jesucristo empleaba un lenguaje para hablar con Nicodemo -“Os es necesario nacer de nuevo”- y otro distinto para dirigirse a la samaritana. Nicodemo se lo pensó mucho y al final siguió a Jesús. La samaritana le creyó más rápido. Pero a cada uno Jesús le respondía en su lenguaje, y antes escuchaba sus preguntas. A veces se dirigía a un colectivo – véase nuestras ponencias – como en el caso del Sermón de la Montaña. Pero muchas veces se trataba con las personas de uno a uno. En esto consiste el fin de la apologética: ayudar a un no creyente a llegar a la verdad partiendo del grado de su falta de conocimiento, su cultura. Respecto a los creyentes, el fin es distinto: la lucha contra las herejías".
Ciencia y fe se complementan
Oljobskiy opina que aunque "algunos científicos afirman ciencia y teología son dos materias completamente distintas y distantes que no se cruzan, como dos líneas paralelas, yo soy partidario del punto de vista que la ciencia y la teología se complementan. Son dos facetas de la misma verdad. En pocas palabras, Dios ha creado las leyes naturales, y la ciencia las está estudiando. En particular, la ciencia operativa evita introducir la noción de Dios limitándose tan sólo a estudiar las leyes de la naturaleza. Mientras que la ciencia sobre la creación admite el debate sobre cómo surgió la vida y el Universo".
¿Qué es antes: espíritu o materia?
Hay una pregunta previa, filosófica, que este físico y matemático plantea así: "La cuestión principal es ¿la materia ha sido creada por el Espíritu, o sea, por Dios, o se autoorganizó desde el vacío, como el barón de Münchhausen se sacaba a sí mismo de una ciénaga tirando hacia arriba de su propia coleta?"
Oljobskiy admite que al menos los comunistas clásicos señalaron bien la pregunta: ¿qué es primario, el espíritu o la materia? "Pero la respuesta que dieron, sobre la primacía de la materia, fue errónea. Estoy convencido de que el Espíritu da comienzo a la materia y a la vida. Y la meta final del Espíritu ha sido crear la humanidad, de la que surgió la Iglesia, la esposa de Cristo", afirma, enmarcándose en su convicción cristiana.
Cuando el establishment se molesta
Comenta que en Polonia e Italia, países donde acude a menudo, hay interés por las cuestiones que relacionan ciencia y fe, y se debaten sin muchos prejuicios ni hostilidad, al contrario que en Ucrania, donde la herencia del materialismo soviético es aún muy fuerte. Incluso en la época postsoviética ha tenido algunos problemas para poder hablar de su fe.
"En 2007 uno de los vicepresidentes de la Academia de Ciencias escribió una carta al académico secretario para la física atómica donde enfatizaba que no estaba bien que un doctor en ciencia se dedicara a la propaganda del cristianismo. Y exigió que me llamaran al orden. El académico secretario, en su turno, pasó aquella carta al director del instituto donde yo trabajaba. Y este último me la pasó a mí. La causa de la carta fue una entrevista a un periódico donde yo había mencionado siete milagros de la naturaleza que la ciencia contemporánea no podía explicar, como siete misterios de la creación de Dios", explica.
"Los directores de los departamentos de mi instituto son ateos y discutimos sobre varias cuestiones científicas, y también sobre la fe en Dios. Se mostraron a la altura. Dijeron que mi cristianismo era mi elección privada y no una causa para enfrentarse contra mí. Entonces el vice se dirigió a un doctor en ciencias que era evangélico... y le prometió apoyarme y declarar públicamente lo de ser creyente en Dios. En mi turno decidí dirigirme directamente al Presidium de la Academia de Ciencias de Ucrania y escribí un artículo en la revista académica sobre la ética científica. Entre otras cosas, escribí que la ética científica es el reflejo de la ética cristiana general y que los científicos en su ética habían de guiarse por su responsabilidad ante Dios y las generaciones futuras. También describí qué es ciencia y qué pseudociencia. Un mes después me avisaron de que no habría réplica alguna porque en la redacción, cuyo director es B. Ye. Paton, habían decidido publicar sin opción a réplica. El material fue publicado, y como resultado me ofrecieron presentar una ponencia en el instituto (para el Día de la Ciencia) sobre el mismo tema en el consejo científico. La ponencia se llamaba “Algunos problemas de la ciencia y la cosmovisión cristiana”. Hablé de los problemas del comienzo del Universo, la vida y otros debates de cosmovisión. Nadie me dirigió preguntas pero luego cuatro miembros del consejo científico se me acercaron, hablamos sobre los temas tratados y me pidieron el texto de la ponencia para leerlo".
La conclusión que Oljobskiy saca de todo este episodio de 2007 es que al final vale la pena hablar. "Lo más importante hoy es exponer nuestra versión abiertamente. Tenemos que levantarnos... recibir el ataque de los ateos frontalmente", propone.
Malos apologetas con mala ciencia
A este físico y matemático le preocupan más los malos apologetas que además son malos científicos. "Lo que me inquieta no son los ateos, sino la profanación de la apologética cristiana por parte de algunos científicos mediocres. Por ejemplo, hay personas que no han llegado a ser doctor en ciencias, y dicen después que no se les comprendió porque eran cristianos. O intentan hacer pasar ideas anticientíficas como una apologética del cristianismo. Eso es profanar la apologética verdadera, es una auténtica mentira. Hay que luchar abiertamente contra esto, porque sólo un científico profesional y verdadero puede ser un divulgador del cristianismo. Si es un profesional fracasado, lo que hará es solo profanar", denuncia.
¿Cómo hablar de la fe? Como Jesús
Está acostumbrado a estar rodeado por personas con gran formación técnica pero muy poca formación en temas religiosos. Ve que muchas personas en los países postcomunistas, educados en el materialismo, buscando respuestas han acudido a la Nueva Era, a cosmovisiones no cristianas o incluso al Islam. Hacer comprensible la propuesta cristiana a esta gente requiere un esfuerzo, según explica en una extensa entrevista en Sibírskaya Katolichéskaya Gazieta (sib-catholic.ru), el digital católico siberiano.
"El fin de los apologetas es escuchar con suma atención la pregunta e intentar contestar con un lenguaje comprensible para su interlocutor, y sólo después anunciar la Buena Nueva. Todo eso requiere su preparación. Es el camino que el mismo Jesucristo nos trazó, el camino que siguieron San Pablo y otros Apóstoles, cada uno en su país y a su manera. En Grecia existía su propio estilo apologético, muy distinto del de Judea. Jesucristo empleaba un lenguaje para hablar con Nicodemo -“Os es necesario nacer de nuevo”- y otro distinto para dirigirse a la samaritana. Nicodemo se lo pensó mucho y al final siguió a Jesús. La samaritana le creyó más rápido. Pero a cada uno Jesús le respondía en su lenguaje, y antes escuchaba sus preguntas. A veces se dirigía a un colectivo – véase nuestras ponencias – como en el caso del Sermón de la Montaña. Pero muchas veces se trataba con las personas de uno a uno. En esto consiste el fin de la apologética: ayudar a un no creyente a llegar a la verdad partiendo del grado de su falta de conocimiento, su cultura. Respecto a los creyentes, el fin es distinto: la lucha contra las herejías".
Ciencia y fe se complementan
Oljobskiy opina que aunque "algunos científicos afirman ciencia y teología son dos materias completamente distintas y distantes que no se cruzan, como dos líneas paralelas, yo soy partidario del punto de vista que la ciencia y la teología se complementan. Son dos facetas de la misma verdad. En pocas palabras, Dios ha creado las leyes naturales, y la ciencia las está estudiando. En particular, la ciencia operativa evita introducir la noción de Dios limitándose tan sólo a estudiar las leyes de la naturaleza. Mientras que la ciencia sobre la creación admite el debate sobre cómo surgió la vida y el Universo".
¿Qué es antes: espíritu o materia?
Hay una pregunta previa, filosófica, que este físico y matemático plantea así: "La cuestión principal es ¿la materia ha sido creada por el Espíritu, o sea, por Dios, o se autoorganizó desde el vacío, como el barón de Münchhausen se sacaba a sí mismo de una ciénaga tirando hacia arriba de su propia coleta?"
Oljobskiy admite que al menos los comunistas clásicos señalaron bien la pregunta: ¿qué es primario, el espíritu o la materia? "Pero la respuesta que dieron, sobre la primacía de la materia, fue errónea. Estoy convencido de que el Espíritu da comienzo a la materia y a la vida. Y la meta final del Espíritu ha sido crear la humanidad, de la que surgió la Iglesia, la esposa de Cristo", afirma, enmarcándose en su convicción cristiana.
Cuando el establishment se molesta
Comenta que en Polonia e Italia, países donde acude a menudo, hay interés por las cuestiones que relacionan ciencia y fe, y se debaten sin muchos prejuicios ni hostilidad, al contrario que en Ucrania, donde la herencia del materialismo soviético es aún muy fuerte. Incluso en la época postsoviética ha tenido algunos problemas para poder hablar de su fe.
"En 2007 uno de los vicepresidentes de la Academia de Ciencias escribió una carta al académico secretario para la física atómica donde enfatizaba que no estaba bien que un doctor en ciencia se dedicara a la propaganda del cristianismo. Y exigió que me llamaran al orden. El académico secretario, en su turno, pasó aquella carta al director del instituto donde yo trabajaba. Y este último me la pasó a mí. La causa de la carta fue una entrevista a un periódico donde yo había mencionado siete milagros de la naturaleza que la ciencia contemporánea no podía explicar, como siete misterios de la creación de Dios", explica.
"Los directores de los departamentos de mi instituto son ateos y discutimos sobre varias cuestiones científicas, y también sobre la fe en Dios. Se mostraron a la altura. Dijeron que mi cristianismo era mi elección privada y no una causa para enfrentarse contra mí. Entonces el vice se dirigió a un doctor en ciencias que era evangélico... y le prometió apoyarme y declarar públicamente lo de ser creyente en Dios. En mi turno decidí dirigirme directamente al Presidium de la Academia de Ciencias de Ucrania y escribí un artículo en la revista académica sobre la ética científica. Entre otras cosas, escribí que la ética científica es el reflejo de la ética cristiana general y que los científicos en su ética habían de guiarse por su responsabilidad ante Dios y las generaciones futuras. También describí qué es ciencia y qué pseudociencia. Un mes después me avisaron de que no habría réplica alguna porque en la redacción, cuyo director es B. Ye. Paton, habían decidido publicar sin opción a réplica. El material fue publicado, y como resultado me ofrecieron presentar una ponencia en el instituto (para el Día de la Ciencia) sobre el mismo tema en el consejo científico. La ponencia se llamaba “Algunos problemas de la ciencia y la cosmovisión cristiana”. Hablé de los problemas del comienzo del Universo, la vida y otros debates de cosmovisión. Nadie me dirigió preguntas pero luego cuatro miembros del consejo científico se me acercaron, hablamos sobre los temas tratados y me pidieron el texto de la ponencia para leerlo".
La conclusión que Oljobskiy saca de todo este episodio de 2007 es que al final vale la pena hablar. "Lo más importante hoy es exponer nuestra versión abiertamente. Tenemos que levantarnos... recibir el ataque de los ateos frontalmente", propone.
Malos apologetas con mala ciencia
A este físico y matemático le preocupan más los malos apologetas que además son malos científicos. "Lo que me inquieta no son los ateos, sino la profanación de la apologética cristiana por parte de algunos científicos mediocres. Por ejemplo, hay personas que no han llegado a ser doctor en ciencias, y dicen después que no se les comprendió porque eran cristianos. O intentan hacer pasar ideas anticientíficas como una apologética del cristianismo. Eso es profanar la apologética verdadera, es una auténtica mentira. Hay que luchar abiertamente contra esto, porque sólo un científico profesional y verdadero puede ser un divulgador del cristianismo. Si es un profesional fracasado, lo que hará es solo profanar", denuncia.
Werner Heisenberg y Niels Bohr, padres de la física cuántica... que no encaja mal con un Dios creador |
La física probabilística de Bohr... y Dios
Oljobskiy comenta después algunas de las fronteras entre la física y una visión cristiana del universo. "Einstein no creía en la interpretación de Copenhague de las probabilidades, que la función de ondas describe las probabilidades porque Dios, decía, no juega a los dados. Pero Heisenberg, Niels Bohr y algunos otros, a diferencia de Einstein, Max Planck y Schrödinger, explicaban la correlación entre las indeterminaciones y el carácter probabilístico del micromundo. Es un mundo de paradojas. El 90 % de los físicos aceptan hoy la interpretación de Niels Bohr. Es una suerte de neopositivismo en la ciencia".
"Para un cristiano es difícil comprender cómo Dios ha podido crear un mundo probabilístico. Porque Dios lo determina todo. En este caso, ¿cómo sería posible que todo dependiera de la medida? ¿Cómo sería posible que la partícula pudiera ser partícula u onda si todo dependiera del experimento? Así no sabríamos qué está pasando en realidad porque es una persona la que dirige el experimento. Estos postulados de la física cuántica podrían ser interpretados como que todo es relativo, que no existe nada determinado".
Este tipo de física probabilística parecería favorecer las ideologías positivistas o agnósticas. Sin embargo, no necesariamente había de ser así, como planteó, por ejemplo, el profesor de física atómica Jerzy Janik, gran amigo del papa Juan Pablo II.
"Él, Janik, me regaló un libro en el que hay una interpretación teológica de la mecánica cuántica. Se llama “Las preguntas de un físico a otros físicos y filósofos sobre la mecánica cuántica. Ciencia, religión, acción”. Ahí se plantea que la correlación entre las indeterminaciones confirma que todo es probabilístico. Y la probabilidad se describe con los procesos de onda. Para obtener la localización, es necesario organizar unos experimentos especiales. Y resulta que la persona realiza aquel aspecto de la realidad que se logra mediante la realización del experimento correspondiente. Si el creador de la mecánica cuántica es Dios, entonces Dios es el observador superior y el Creador superior de todos los procesos observados. Mientras que a la persona se le permite observar y estudiar esos procesos. De hecho, Dios realiza toda la realidad. Mientras que las personas sólo la realizan en los experimentos aislados. Por eso no hace falta imaginar que existen muchos mundos y que nosotros pasamos de un mundo a otro, para inventar los postulados de la teoría de la medida cuántica como la reducción de la función de onda. Todo se realiza mediante el punto en que Dios, el Creador de todo, es el observador supremo. Y además le ayuda al hombre a estudiar y saber. En general, eso describe todas las leyes de la mecánica cuántica y la teoría de la medida cuántica. En lo que a la realización se refiere, Dios interrelaciona con el hombre y nos ayuda, entre otras cosas, a crear la ciencia".
Las paradojas en la física... y en las cosas de Dios
Otra cosa curiosa que Oljobskiy plantea es que a Dios no parecen asustarle las paradojas en el lenguaje bíblico, en las enseñanzas teológicas, por lo que tampoco debería asustarnos encontrarlas en el mundo de la física.
"Las paradojas reflejan lo multifacética que es la verdad. Porque la paradoja y la antinomia son las facetas de la misma verdad. Por ejemplo, “onda" y "partícula” pueden parecer cosas distintas, ¡mientras que son el mismo objeto en la física cuántica! Es una antinomia. En la Biblia también hay muchas antinomias: Cristo es el Señor y es un hombre. Quien quiere ser el primero que sea el último. La fuerza se revela en la debilidad, etc..."
Para este científico, el mero hecho de que el universo pueda ser conocido, de que haya una racionalidad y que el hombre pueda reconocerla, es ya un indicio de Dios. Se parte de la creencia de que el hombre puede conocer. "Sin esta creencia toda ciencia es imposible. ¿Cómo lo explican los creyentes? Dicen que Dios es un gran matemático y físico y un gran científico en general. Él creó las matemáticas y la física. Y además dio al hombre la posibilidad de conocer esas disciplinas porque lo creó a su imagen y semejanza. Mire, las matemáticas son una ciencia abstracta. Pero todas las leyes de la naturaleza se formulan con la ayuda de las matemáticas. Entonces todas las ciencias tienen base matemática. En su momento Galileo dijo que “el libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático”. Y el hombre estudia las matemáticas para formular las leyes de la naturaleza. Se nota la universalidad. A simple vista se ve una concepción racional".
Oljobskiy comenta después algunas de las fronteras entre la física y una visión cristiana del universo. "Einstein no creía en la interpretación de Copenhague de las probabilidades, que la función de ondas describe las probabilidades porque Dios, decía, no juega a los dados. Pero Heisenberg, Niels Bohr y algunos otros, a diferencia de Einstein, Max Planck y Schrödinger, explicaban la correlación entre las indeterminaciones y el carácter probabilístico del micromundo. Es un mundo de paradojas. El 90 % de los físicos aceptan hoy la interpretación de Niels Bohr. Es una suerte de neopositivismo en la ciencia".
"Para un cristiano es difícil comprender cómo Dios ha podido crear un mundo probabilístico. Porque Dios lo determina todo. En este caso, ¿cómo sería posible que todo dependiera de la medida? ¿Cómo sería posible que la partícula pudiera ser partícula u onda si todo dependiera del experimento? Así no sabríamos qué está pasando en realidad porque es una persona la que dirige el experimento. Estos postulados de la física cuántica podrían ser interpretados como que todo es relativo, que no existe nada determinado".
Este tipo de física probabilística parecería favorecer las ideologías positivistas o agnósticas. Sin embargo, no necesariamente había de ser así, como planteó, por ejemplo, el profesor de física atómica Jerzy Janik, gran amigo del papa Juan Pablo II.
"Él, Janik, me regaló un libro en el que hay una interpretación teológica de la mecánica cuántica. Se llama “Las preguntas de un físico a otros físicos y filósofos sobre la mecánica cuántica. Ciencia, religión, acción”. Ahí se plantea que la correlación entre las indeterminaciones confirma que todo es probabilístico. Y la probabilidad se describe con los procesos de onda. Para obtener la localización, es necesario organizar unos experimentos especiales. Y resulta que la persona realiza aquel aspecto de la realidad que se logra mediante la realización del experimento correspondiente. Si el creador de la mecánica cuántica es Dios, entonces Dios es el observador superior y el Creador superior de todos los procesos observados. Mientras que a la persona se le permite observar y estudiar esos procesos. De hecho, Dios realiza toda la realidad. Mientras que las personas sólo la realizan en los experimentos aislados. Por eso no hace falta imaginar que existen muchos mundos y que nosotros pasamos de un mundo a otro, para inventar los postulados de la teoría de la medida cuántica como la reducción de la función de onda. Todo se realiza mediante el punto en que Dios, el Creador de todo, es el observador supremo. Y además le ayuda al hombre a estudiar y saber. En general, eso describe todas las leyes de la mecánica cuántica y la teoría de la medida cuántica. En lo que a la realización se refiere, Dios interrelaciona con el hombre y nos ayuda, entre otras cosas, a crear la ciencia".
Las paradojas en la física... y en las cosas de Dios
Otra cosa curiosa que Oljobskiy plantea es que a Dios no parecen asustarle las paradojas en el lenguaje bíblico, en las enseñanzas teológicas, por lo que tampoco debería asustarnos encontrarlas en el mundo de la física.
"Las paradojas reflejan lo multifacética que es la verdad. Porque la paradoja y la antinomia son las facetas de la misma verdad. Por ejemplo, “onda" y "partícula” pueden parecer cosas distintas, ¡mientras que son el mismo objeto en la física cuántica! Es una antinomia. En la Biblia también hay muchas antinomias: Cristo es el Señor y es un hombre. Quien quiere ser el primero que sea el último. La fuerza se revela en la debilidad, etc..."
Para este científico, el mero hecho de que el universo pueda ser conocido, de que haya una racionalidad y que el hombre pueda reconocerla, es ya un indicio de Dios. Se parte de la creencia de que el hombre puede conocer. "Sin esta creencia toda ciencia es imposible. ¿Cómo lo explican los creyentes? Dicen que Dios es un gran matemático y físico y un gran científico en general. Él creó las matemáticas y la física. Y además dio al hombre la posibilidad de conocer esas disciplinas porque lo creó a su imagen y semejanza. Mire, las matemáticas son una ciencia abstracta. Pero todas las leyes de la naturaleza se formulan con la ayuda de las matemáticas. Entonces todas las ciencias tienen base matemática. En su momento Galileo dijo que “el libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático”. Y el hombre estudia las matemáticas para formular las leyes de la naturaleza. Se nota la universalidad. A simple vista se ve una concepción racional".
Este tubo circular de 27 kilómetros cerca de Ginebra, que los científicos recorren en bicicleta, es el Gran Colisionador de Hadrones del CERN, que estudia el comportamiento de las partículas... y sus paradojas |
El origen del hombre… y de su espíritu
Sobre el origen del hombre, piensa que hay que admitir el elemento espiritual.
"De acuerdo al libro de Génesis, el hombre fue creado del polvo de la tierra mediante dos acciones, o sea, mediante los procesos químicos y un soplo. Eso expresa que la persona tiene una vertiente espiritual. La Biología no ofrece ninguna explicación a la vida espiritual. El eslogan ese de que “el papel del trabajo en la transformación del hombre en mono ha sido fundamental” es puro delirio. Porque el trabajo no crea un ser espiritual, por ejemplo, de los delfines que tienen un cerebro más voluminoso que el humano y que poseen un potencial intelectual muy fuerte. La vida espiritual fue creada por Dios. Preste atención a que los padres enseñan a sus hijos el idioma y las cuestiones espirituales como Dios les enseñaba a Adán y Eva. Y los niños lo asimilan. Los cachorros no hablarán ni siquiera si les enseñamos desde su nacimiento. Los niños humanos, sí. No es cuestión de fisiología porque no existen genes espirituales. Pero el espíritu sí que está en el hombre y el mismo Dios se lo inspiró".
La ciencia y la Resurrección de Cristo
Sobre los fundamentos físicos de la resurrección de Cristo no formula hipótesis. "No puede ser explicado mediante un método científico natural. La resurrección de Cristo es un acto asombroso que tenemos que aceptar como un hecho".
El científico se remite al testimonio de los textos bíblicos, que hablan de como se apareció a más de 500 testigos, como cita San Pablo. "Existe una cantidad de libros históricos sobre ese acontecimiento como sobre ningún otro hecho histórico. Los ateos temen pensárselo en serio. Porque su vida podría dar un giro radical. Porque puede desencadenar una revolución espiritual en una persona. Pero algunos se atreven. Y son felices".
Un universo extrañamente afinado
Oljobskiy defiende el principio antrópico, que afirma que es asombroso que el universo esté afinado de tal forma que permita la materia sólida, la vida, la inteligencia humana... esto lleva a pensar que esa afinación tan improbable es deliberada, que hay una Mente creadora detrás.
"Una de las principales pruebas indirectas de la existencia de Dios es el principio antrópico. Todo el Universo fue creado y adaptado para la existencia del ser humano. Si las constantes cambian unas décimas de porcentaje se rompería el equilibrio y el hombre desaparecería del Universo. Por ejemplo, si cambiamos un poquito la carga del electrón, el agua ya no alcanzará la máxima densidad a los 4º y se evaporará al congelarse. Si cambiamos otras constantes, el carbono no será estable, se quemará en seguida. Es la mejor prueba de la existencia de Dios. Todas las demás variantes de la aparición del Universo nos llevan o al misticismo o a la cadena de unos sucesos aleatorios, lo que sólo puede ser creído a ciegas. La fe en un Creador, al fin y al cabo, tiene más lógica que la fe en un sinfín de casualidades, la autoorganización aleatoria incluida".
Sobre el origen del hombre, piensa que hay que admitir el elemento espiritual.
"De acuerdo al libro de Génesis, el hombre fue creado del polvo de la tierra mediante dos acciones, o sea, mediante los procesos químicos y un soplo. Eso expresa que la persona tiene una vertiente espiritual. La Biología no ofrece ninguna explicación a la vida espiritual. El eslogan ese de que “el papel del trabajo en la transformación del hombre en mono ha sido fundamental” es puro delirio. Porque el trabajo no crea un ser espiritual, por ejemplo, de los delfines que tienen un cerebro más voluminoso que el humano y que poseen un potencial intelectual muy fuerte. La vida espiritual fue creada por Dios. Preste atención a que los padres enseñan a sus hijos el idioma y las cuestiones espirituales como Dios les enseñaba a Adán y Eva. Y los niños lo asimilan. Los cachorros no hablarán ni siquiera si les enseñamos desde su nacimiento. Los niños humanos, sí. No es cuestión de fisiología porque no existen genes espirituales. Pero el espíritu sí que está en el hombre y el mismo Dios se lo inspiró".
La ciencia y la Resurrección de Cristo
Sobre los fundamentos físicos de la resurrección de Cristo no formula hipótesis. "No puede ser explicado mediante un método científico natural. La resurrección de Cristo es un acto asombroso que tenemos que aceptar como un hecho".
El científico se remite al testimonio de los textos bíblicos, que hablan de como se apareció a más de 500 testigos, como cita San Pablo. "Existe una cantidad de libros históricos sobre ese acontecimiento como sobre ningún otro hecho histórico. Los ateos temen pensárselo en serio. Porque su vida podría dar un giro radical. Porque puede desencadenar una revolución espiritual en una persona. Pero algunos se atreven. Y son felices".
Un universo extrañamente afinado
Oljobskiy defiende el principio antrópico, que afirma que es asombroso que el universo esté afinado de tal forma que permita la materia sólida, la vida, la inteligencia humana... esto lleva a pensar que esa afinación tan improbable es deliberada, que hay una Mente creadora detrás.
"Una de las principales pruebas indirectas de la existencia de Dios es el principio antrópico. Todo el Universo fue creado y adaptado para la existencia del ser humano. Si las constantes cambian unas décimas de porcentaje se rompería el equilibrio y el hombre desaparecería del Universo. Por ejemplo, si cambiamos un poquito la carga del electrón, el agua ya no alcanzará la máxima densidad a los 4º y se evaporará al congelarse. Si cambiamos otras constantes, el carbono no será estable, se quemará en seguida. Es la mejor prueba de la existencia de Dios. Todas las demás variantes de la aparición del Universo nos llevan o al misticismo o a la cadena de unos sucesos aleatorios, lo que sólo puede ser creído a ciegas. La fe en un Creador, al fin y al cabo, tiene más lógica que la fe en un sinfín de casualidades, la autoorganización aleatoria incluida".
La constante de Planck, la de Hubble, la cosmológica, la carga del fotón, la velocidad de la luz... todo parece extrañamente afinado para hacer posible la aparición de la vida... y del hombre |
La edad del mundo… y la eternidad
Sobre la edad del universo, puntualiza que no es tan fácil de medir como se cree y que la cifra que se da habitualmente es más que debatible, ya que la cronometría atómica "no es igual en los estados fundamentales de los núcleos de los átomos que en los estados excitados".
Eso le lleva a repasar la enseñanza de la Escritura: "El análisis de los primeros tres versículos de las Escrituras nos indica que la Tierra estaba desolada. Se trata, probablemente, de la formación de la premateria, energía y tiempo. Sabemos que en seis días se formó el mundo en el sistema de la Tierra. ¿Pero cuánto tiempo se creó la premateria, la energía y el tiempo? No se sabe. Es más, la Biblia no da una respuesta concreta hasta si nos limitamos en el tiempo según la genealogía de Cristo".
También se plantea el concepto de eternidad. “Eternidad”, “eterno”, “por los siglos de los siglos”... "veremos que en no menos de 40 libros de la Biblia se trata de la vida eterna y la existencia eterna de Dios. ¿Cómo interpretamos esa eternidad? Antes que nada hay que decir que Dios creó el espacio y el tiempo, Él fue su creador. ¿Qué existía antes? Dios existía en una dimensión espiritual sin espacio y tiempo. Dios es el espíritu, dice la Biblia, En este sentido Dios no es accesible a un mundo material común. ¿Qué significa eterno – sin límite temporal o espacial? La dimensión espiritual en que se encuentra Dios está fuera del tiempo. El tiempo de la vida futura, de la vida eterna, será un tiempo sin límite. A propósito, un lapso temporal así, sin término, ya habría existido en la Tierra antes de la caída de Adán y Eva. Cuando pecaron nuestros antepasados, comenzó la destrucción de la tierra, de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica. No cabe duda de que todo el Universo terminará de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica. Más tarde comenzó la labor de Dios dirigida a la redención, a la glorificación de Dios, para restaurarlo todo, y esa labor sigue hasta ahora. Es la gracia de Dios que la restauración de Su creación se realice. Esta restauración acabará en un tiempo sin término. Y en aquella eternidad tendrá cabida el mundo material de la humanidad salvada".
¿Habrá sitio para todos los resucitados?
Sobre la resurrección de los muertos, comenta que "bastante a menudo escucho que en el Universo no hay bastante espacio para todos los muertos. Sobre todo, lo dicen los ateos”.
Responde que el cristianismo no tiene datos sobre las dimensiones del “cielo nuevo y la tierra nueva” prometidos por la fe. “Es más, no sabemos las leyes de acuerdo a las que existiría dado que las leyes naturales se desarrollarán hacia la gracia y la vida eterna de los hombres. Pero si incluso nuestro Universo caído tiene dimensiones que bastarían para alojar miles de millones de personas, con mucha más certeza todos los muertos encontrarán su lugar en el mundo nuevo. Y sabemos que no aumentará la humanidad en el Cielo porque es sabido que allí no habrá relaciones sexuales, en consecuencia, no se generarán nuevos humanos”.
Pero, pueden objetar algunos, la idea de que en cierto momento, con el fin del mundo, ya no habrá más seres humanos, parece limitar la generosidad de Dios.
Oljobskiy responde con dos teorías “que no contradicen a la Biblia”. Una es que el hombre en el Cielo sigue creciendo, no en número de individuos, sino en crecimiento espiritual. Otra teoría es que quizá Dios tiene otras razas, criaturas y civilizaciones en el Cielo o camino al cielo. “Algunas fantasías al respecto las desarrolló el famoso escritor y apologeta C.S. Lewis. Hay que tener en cuenta que esta hipótesis ni figura en las Escrituras ni las contradice”.
(Declaraciones traducidas del ruso de sib-catholic.ru por Tatiana Fedótova)
Sobre la edad del universo, puntualiza que no es tan fácil de medir como se cree y que la cifra que se da habitualmente es más que debatible, ya que la cronometría atómica "no es igual en los estados fundamentales de los núcleos de los átomos que en los estados excitados".
Eso le lleva a repasar la enseñanza de la Escritura: "El análisis de los primeros tres versículos de las Escrituras nos indica que la Tierra estaba desolada. Se trata, probablemente, de la formación de la premateria, energía y tiempo. Sabemos que en seis días se formó el mundo en el sistema de la Tierra. ¿Pero cuánto tiempo se creó la premateria, la energía y el tiempo? No se sabe. Es más, la Biblia no da una respuesta concreta hasta si nos limitamos en el tiempo según la genealogía de Cristo".
También se plantea el concepto de eternidad. “Eternidad”, “eterno”, “por los siglos de los siglos”... "veremos que en no menos de 40 libros de la Biblia se trata de la vida eterna y la existencia eterna de Dios. ¿Cómo interpretamos esa eternidad? Antes que nada hay que decir que Dios creó el espacio y el tiempo, Él fue su creador. ¿Qué existía antes? Dios existía en una dimensión espiritual sin espacio y tiempo. Dios es el espíritu, dice la Biblia, En este sentido Dios no es accesible a un mundo material común. ¿Qué significa eterno – sin límite temporal o espacial? La dimensión espiritual en que se encuentra Dios está fuera del tiempo. El tiempo de la vida futura, de la vida eterna, será un tiempo sin límite. A propósito, un lapso temporal así, sin término, ya habría existido en la Tierra antes de la caída de Adán y Eva. Cuando pecaron nuestros antepasados, comenzó la destrucción de la tierra, de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica. No cabe duda de que todo el Universo terminará de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica. Más tarde comenzó la labor de Dios dirigida a la redención, a la glorificación de Dios, para restaurarlo todo, y esa labor sigue hasta ahora. Es la gracia de Dios que la restauración de Su creación se realice. Esta restauración acabará en un tiempo sin término. Y en aquella eternidad tendrá cabida el mundo material de la humanidad salvada".
¿Habrá sitio para todos los resucitados?
Sobre la resurrección de los muertos, comenta que "bastante a menudo escucho que en el Universo no hay bastante espacio para todos los muertos. Sobre todo, lo dicen los ateos”.
Responde que el cristianismo no tiene datos sobre las dimensiones del “cielo nuevo y la tierra nueva” prometidos por la fe. “Es más, no sabemos las leyes de acuerdo a las que existiría dado que las leyes naturales se desarrollarán hacia la gracia y la vida eterna de los hombres. Pero si incluso nuestro Universo caído tiene dimensiones que bastarían para alojar miles de millones de personas, con mucha más certeza todos los muertos encontrarán su lugar en el mundo nuevo. Y sabemos que no aumentará la humanidad en el Cielo porque es sabido que allí no habrá relaciones sexuales, en consecuencia, no se generarán nuevos humanos”.
Pero, pueden objetar algunos, la idea de que en cierto momento, con el fin del mundo, ya no habrá más seres humanos, parece limitar la generosidad de Dios.
Oljobskiy responde con dos teorías “que no contradicen a la Biblia”. Una es que el hombre en el Cielo sigue creciendo, no en número de individuos, sino en crecimiento espiritual. Otra teoría es que quizá Dios tiene otras razas, criaturas y civilizaciones en el Cielo o camino al cielo. “Algunas fantasías al respecto las desarrolló el famoso escritor y apologeta C.S. Lewis. Hay que tener en cuenta que esta hipótesis ni figura en las Escrituras ni las contradice”.
(Declaraciones traducidas del ruso de sib-catholic.ru por Tatiana Fedótova)
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