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terça-feira, 28 de outubro de 2025

Olivera Ravasi iba a casarse, pero Dios cambió sus planes: él se hizo sacerdote y su novia religiosa

Se comprometieron a los 21 años en Argentina, convencidos de su relación

"Ahora tenemos una amistad hermosísima, es mi mejor amiga", dice el padre Olivera.archivo

Redacción REL
28.10.2025 | 07:03  Actualizado: 


    La hermana Marie y el padre Olivera Ravasi tenían 31 años en 2008 cuando cada uno de ellos decidió responder a la llamada que habían recibido de Dios: él se ordenó sacerdote y ella profesó sus votos perpetuos

    La hermana Marie de la Sagesse —nombre religioso de Trinidad María Guiomar— pertenece hoy a la congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso y desarrolla su apostolado en la parroquia de Saint Laurent, en la diócesis de Fréjus-Toulon, al sur de Francia.

    "Es mi mejor amiga"

    Sobre su camino vocacional, afirma: "Considero una gracia especial el llamado de ambos casi al mismo tiempo, una delicadeza de la Divina Providencia, a quien no se le escapa ningún detalle. Y lo que valoro muchísimo es la continuidad en la amistad no solo de ambos, sino también de nuestras familias". "Ahora tenemos una amistad hermosísima, es mi mejor amiga", dice por su parte el padre Olivera.

    Antes de su consagración, Javier Olivera Ravasi y Trinidad María habían planeado casarse tras terminar la universidad. Se comprometieron a los 21 años, convencidos de que su relación era el fruto de una búsqueda común de la verdad. Sin embargo, el rumbo cambió cuando el hermano mayor de Trinidad anunció que ingresaría al seminario. "Nos dejó golpeados porque no esperábamos eso", confesó el sacerdote.

    Decidieron acompañarlo hasta San Rafael, Mendoza, donde ella visitó a unas amigas en un convento y él a unos conocidos en el seminario. Aquella experiencia despertó en ambos la misma pregunta: "¿Qué pasaría si Dios nos llamara a la vida religiosa?". En un principio, se negaron siquiera a pensarlo, pero la inquietud persistió. "En mi alma había esta idea permanente de qué pasaría si Dios me llamara, si yo tuviese que dejar todo", recordaba Javier.

    Finalmente, decidieron hablarlo abiertamente. Trinidad le confesó que también lo había pensado. Durante dos años discernieron acompañados por un monje que les aconsejó: "Ese es un tema entre cada uno y Dios. Nadie se puede meter en las almas". Fue así como, tras un largo proceso, ambos comprendieron que su amor debía transformarse en entrega total.

    Aunque se conocían desde pequeños, no fue hasta la adolescencia cuando se reencontraron. Javier, que regresaba de un viaje de mochilero a Perú, había pasado varios años alejado de la práctica religiosa. En una conversación, le preguntó a Trinidad si creía en la virginidad hasta el matrimonio, convencido de que era "un invento de la Iglesia". Ella le respondió con solidez, desde la fe y la razón, y eso lo impresionó profundamente.

    A partir de entonces, comenzaron a compartir lecturas, música y conversaciones sobre filosofía y fe. Él estudiaba Derecho en la Universidad Nacional de Buenos Aires y ella en la Universidad Nacional de La Plata. "Era un noviazgo como cualquier otro —recordaba el padre Olivera Ravasi—, pero intentábamos aprovechar la vida cultural, leer juntos y asistir a conferencias".

    Gracias a ese noviazgo, su fe renació: "Yo comencé a practicar la fe, a rezar, a ir a Misa los domingos. Todo en gran parte gracias a ella, a Dios principalmente, pero a ella como instrumento", reconocía.

    Argentino, apasionado por la verdad y la cultura, el padre Javier Olivera Ravasi es fundador del portal Que no te la cuenten y dirige la Academia San Elías, un proyecto de educación católica en casa. También es autor de una docena de libros y conferencista, conocido por su labor apologética en el mundo hispano.


    Ravasi fundó además la Orden de San Elías, una sociedad de vida apostólica dedicada a la evangelización de quienes aún no han oído hablar de Cristo y al apostolado de la contrarrevolución cultural. Su nombre ha cruzado fronteras y su testimonio continúa inspirando a miles de jóvenes.

    Hace unos días, el padre Olivera compartió en X un vídeo con el comentario: "Así es como deberían terminar todas las primeras citas". Un usuario le respondió en tono irónico: "¿Qué sabe usted de primeras citas, padre?". Él contestó con una sola palabra: "Algo", y acompañó su respuesta con un video de EWTN donde se narra su historia con Trinidad María, el amor juvenil que lo llevó, sin saberlo, a descubrir su vocación sacerdotal.



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