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quinta-feira, 8 de março de 2018

“La misa no se paga, es el sacrificio de Cristo”, aclara el Papa

“Ninguno y nada son olvidados en la Plegaria eucarística”

Francisco conversa con una mujer, en la Audiencia General © Vatican Media
Francisco Conversa Con Una Mujer, En La Audiencia General © Vatican Media
(ZENIT – 7 marzo 2018).- El Papa Francisco ha aclarado que la misa no se paga: “La misa es el sacrificio de Cristo, que es gratuito. La redención es gratuita. Si quieres hacer una oferta, hazla, pero no se paga”.
Así lo ha explicado en la 11ª catequesis dedicada a la Santa Misa, concretamente a la Plegaria Eucarística, en la Audiencia General celebrada este 7 de marzo de 2018.
“La súplica –ha señalado el Pontífice– como la ofrenda, se presenta a Dios por todos los miembros de la Iglesia, vivos y muertos en la bendita esperanza de compartir la herencia eterna del cielo, con la Virgen María”. Ninguno y nada son olvidados en la Plegaria eucarística, ha asegurado.
Invocación del Espíritu

Así, Francisco ha explicado que en la Plegaria Eucarística, la Iglesia “expresa lo que cumple cuándo celebra la Eucaristía y el motivo por el que la celebra, es decir hacer comunión con Cristo realmente presente en el pan y en el vino consagrados”.
En la Plegaria, está el momento de la invocación del Espíritu, para que con su potencia consagre el pan y el vino. “Invocamos al Espíritu para que venga y en el pan y en el vino esté Jesús”, ha señalado el Santo Padre.
“Misterio de la fe”
“Esta es mi sangre, este es mi cuerpo”. Es el mismo Jesús quien dijo esto. No debemos pensar cosas raras: “Pero, ¿cómo algo que es …?”. Es el cuerpo de Jesús: ¡Ya está!. La fe: la fe viene en nuestra ayuda; con un acto de fe creemos que es el cuerpo y la sangre de Jesús. Es el “misterio de la fe”, como decimos después de la consagración.
“El sentido de esta oración es que toda la asamblea de los fieles se una con Cristo en la confesión de las maravillas de Dios y en la ofrenda del sacrificio”, ha señalado el Papa, como se indica en la Instrucción General del Misal Romano, 78.
Ofrenda de Cristo

La Iglesia se une a la ofrenda de Cristo, y a su intercesión, y así se entiende que, “en las catacumbas, la Iglesia es con frecuencia representada como una mujer en oración, los brazos extendidos en actitud de orante. Como Cristo que extendió los brazos sobre la cruz, por él, con él y en él, la Iglesia se ofrece e intercede por todos los hombres”, el Santo Padre ha recordado estas palabras del Catecismo de la Iglesia Católica.
“La Iglesia que reza, que ora. Y cuando vamos a Misa es para hacer esto: ser una Iglesia orante”, ha exhortado el Papa.
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