La Santa Sede ha participado este lunes en Ginebra en la 11ª reunión de los Estados firmantes de la Convención sobre Municiones de Racimo y ha pedido a "las partes en conflicto" que cese su uso en Ucrania.
En 2018 se lanzó una convención internacional contra este tipo de municiones, que ya han firmado 123 países, incluyendo la mayoría de los de la OTAN, pero entre los firmantes no están Rusia, Ucrania ni Estados Unidos.
Las bombas de racimo son especialmente perversas por el daño que causan a la población civil incluso pasados muchos años tras la guerra. Ahora, Nigeria y Sudán del Sur se han sumado a esta prohibición y la Santa Sede les ha felicitado por ratificar la convención. La Santa Sede también ha felicitado a los Estados miembros que están desmantelando sus arsenales de bombas de racimo.
Nigeria y Sudán del Sur se suman en 2023 a la prohibición de bombas de racimo y la Santa Sede les felicita. Pero en Ucrania las usan rusos y ucranianos y EEUU las distribuye.
Un "legado mortal" que daña a personas inocentes
La delegación vaticana en Ginebra ha pedido "diálogo sincero" y "aplicación del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario". Ha insistido en que "el legado mortal de las bombas de racimo representa una amarga derrota para las personas inocentes que sufren la crueldad del conflicto, así como para el logro de un desarrollo humano integral y la preservación de la estabilidad y la paz".
En 2008, el arzobispo Dominique Mamberti, al firmar el tratado por parte de la Santa Sede y recomendarlo a todos los países, dijo que el convenio era necesario "por los efectos indiscriminados de este inhumano tipo de artefacto”.
En agosto de 2022, pasados 6 meses de la invasión rusa de Ucrania, un informe de la Coalición contra las Bombas de Racimo aseguraba que Rusia había usado estas bombas en cientos de ataques "dirigidos a hogares, hospitales y escuelas. Sabemos también que hubo unas 700 víctimas tras esos ataques durante la primera mitad del año", aseguraba Marion Loddo, monitora de la Coalición. Pero el mismo informe constaba que Ucrania también las había utilizado en algunas ocasiones.
Casi un año después, en julio de 2023, el presidente de EEUU, Joe Biden, anunció que EEUU entregaría bombas de racimo a Ucrania para usarlas contra las tropas rusas. "Me tomó tiempo convencerme de hacerlo", declaró Biden en una entrevista con la CNN. Dijo que aceptó por recomendación del Departamento de Defensa y tras debatirlo con países aliados. Su argumento era que "los ucranianos se están quedando sin municiones" y que las bombas de racimo les ayudarían temporalmente deteniendo "tanques rusos".
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