El Papa reflexionó a torno a la esterilidad y la fecundidad
Misa Del Papa En Santa Marta 19/12/2017 © L'Osservatore Romano |
(ZENIT 19 Dic. 2017).- “Llenen la tierra, sean fecundos”: El Papa Francisco recordó que se trata del primer mandamiento que Dios dio a nuestros padres. Y ha añadido que “Donde está Dios, hay fecundidad”.
La reflexión que ha hecho el Papa Francisco en la Misa matutina de hoy, celebrada en la Casa de Santa Marta, ha sido en torno a la esterilidad y la fecundidad.
El Pontífice Francisco invitó a mirar la cuna vacía “en espera del Niño” y mirar también nuestro corazón para que no permanezca “cerrado, como un objeto de museo”, ha advertido, porque Dios “es fecundo y quiere que todos nosotros lo seamos, viviendo por los demás y dando vida”.
Las lecturas del día presentan el nacimiento de Sansón y de Juan Bautista que el ángel había anunciado a dos mujeres estériles o que tenían demasiados años como el caso de Isabel. El Santo Padre recordó que en aquel tiempo la esterilidad era una vergüenza, porque el nacimiento de un hijo se consideraba una gracia y un don de Dios.
El Papa ha observado: “Me vienen a la mente (…) algunos países que han elegido la vía de la esterilidad y padecen esa enfermedad tan mala que es el invierno demográfico. Los conocemos. No tienen hijos. No. Que el bienestar, que esto, que esto otro… Países vacíos de niños y esto no es una bendición. Pero esto es algo de pasaje. La fecundidad siempre es una bendición de Dios”.
“Dar la vida”
“Ay de nosotros si no somos fecundos a través de las buenas obras”, subrayó el Papa, valorando la fecundidad material y espiritual: “El hecho de dar la vida”. Francisco dijo que una persona puede ser célibe, como los sacerdotes y los consagrados, pero debe vivir igualmente “dando la vida a los demás”.
“La fecundidad es un signo de Dios” –ha señalado el Papa– y ha advertido de que el diablo quiere la esterilidad: “Quiere que cada uno de nosotros no viva para dar vida, tanto física como espiritual, a los demás. Que viva para sí mismo: el egoísmo, la soberbia, la vanidad. Engordar el alma sin vivir para los demás. El diablo es el que hace crecer la cizaña del egoísmo y no nos hace fecundos”.
“Nuestro corazón es una cuna”
“Aquí hay una cuna vacía. Podemos verla –ha comentado el Papa–. Puede ser símbolo de esperanza porque vendrá el Niño; puede ser un objeto de museo, vacío durante toda la vida. Nuestro corazón es una cuna. ¿Cómo es mi corazón? ¿Está vacío – siempre vacío – pero abierto para recibir continuamente la vida y dar la vida? ¿Para recibir y ser fecundo? ¿O será un corazón conservado como un objeto de museo que jamás ha sido abierto a la vida ni a dar la vida?”.
El Santo Padre Francisco ha sugerido al final de su homilía mirar esta cuna vacía y decir: “Ven Señor, llena la cuna, llena mi corazón e impúlsame a dar la vida, a ser fecundo”.
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