“No entristezcáis a los niños” recomienda
Niños Del Dispensario De Santa Marta © L´Osservatore Romano |
(ZENIT – 17 dic. 2017).- En la mañana de sus 81 años, el 17 de diciembre de 2017, el Papa Francisco ha recibido en la sala Pablo VI, a niños asistidos por el Dispensario Pediátrico “Santa Marta”, centro gratuito del Vaticano. Con ellos ha soplado una vela de 4 metros de pizza preparada por los aspirantes a cocineros.
“No entristezcáis a los niños”, ha dicho dirigiéndose a los voluntarios y a los padres: la alegría de los niños es “un tesoro….y debemos hacer todo lo posible para que continúen siendo felices”.
Ha invitado a proteger su alegría, a hacerles hablar con los abuelos y a aprender a entablar un diálogo con Dios.
Esta es nuestra traducción de las palabras improvisadas por el Papa a lo largo de este encuentro.
Saludos del Papa Francisco
¡Buenos días!
La alegría de los niños….La alegría de los niños es un tesoro. Los niños felices….Y debemos hacer todo lo posible para que continúen siendo felices, porque la alegría es como la tierra buena. Un alma gozosa es como una buena tierra que hace crecer la vida, con buenos frutos. Por eso hacemos esta fiesta: siempre buscamos la cercanía de la Navidad para reunirnos, para hacer esta fiesta para ellos.
Escuchad bien. Lo primero: proteged la alegría de los niños. No entristezcáis a los niños. Cuando los niños ven que hay problemas en el hogar, que los padres discuten, ellos sufren. No entristezcáis a los niños. Deben crecer siempre con alegría. Estás feliz? [“¡Sí!”]. No lo creo: sí o no? [“¡Sí!”] Muy bien. Esto es alegría.
Lo segundo para que los niños crezcan bien es hacer que hablen con sus abuelos. Los dos extremos de la vida. Debido a que los abuelos tienen memoria, tienen raíces y serán los abuelos quienes darán sus raíces a los niños. Por favor, que no sean niños desarraigados, sin memoria de un pueblo, sin memoria de fe, sin memoria de tantas cosas hermosas que la historia ha hecho, sin memoria de valores. ¿Y quién ayudará a los niños a tener eso? Los abuelos. Déjelos hablar con los abuelos, con los mayores. ¿Habláis vosotros con los abuelos? [“¡Sí!”] ¿Seguro? [“¡Sí”!] ¿Para pedir dulces? [“¡No!”] ¿No? Dime…Muy a menudo, los abuelos se han ido, ¿no? Pero hay otras personas mayores que son como los abuelos. Hablad siempre con los mayores. Os hago una pregunta, responded bien: los abuelos, los mayores, ¿son aburridos? [“No….Sí”] Tú…..[“Nos hacen un montón de regalos”] Es interesante esto: ¡nos hacen muchos regalos! No son aburridos, son buenos. Dime….[“Nos quieren mucho”]. Nos quieren mucho. Que aprendan los niños a hablar con los mayores, a hablar con los abuelos.
Y el tercer consejo que os doy: aprended a hablar con Dios. Que aprendan a orar, a decir lo que sienten en su corazón.
Alegría, hablar con los abuelos, con los mayores, y hablar con Dios. ¿De acuerdo? ¿Todos de acuerdo?, también vosotros estáis de acuerdo? Os deseo un hermoso día, con mucha fiesta. Y comed los 4 metros de pizza: comedlos bien, esto os hará bien, esto hace crecer. ¡Y adelante! ¡Gracias, gracias!
Y ahora recemos todos a la Virgen María para que ella nos de la bendición: Dios te salve María…..
[Bendición]
¡Y orad por mí!
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo
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