«Tenemos que pedir perdón por alterar masivamente la población: no tiene sentido», dice a los médicos
Haywood Robinson, dirigiéndose a voluntarios de 40 Días por la Vida.
Tras décadas de ejercicio médico, Haywood Robinson reconoce haber practicado y haberse visto involucrado en cientos de abortos. Entre ellos, el de su propio hijo. El aborto al que obligó a someterse a su mujer en 1973 fue el primero de muchos que supervisó hasta su conversión en 1986.
A día de hoy se desempeña como Director de Asuntos Médicos y Educación de 40 Días por la Vida y se presenta como “un médico provida que lucha por cada bebé”, con su oración y conocimientos médicos.
Como reconoció recientemente en el podcast Face to Face de Live Action, el arrepentimiento siempre estará ahí. Hasta el punto de llamar a los médicos abortistas de todo el mundo a tratar de enmendar las consecuencias de sus actos. “Tenemos que disculparnos y pedir perdón por alterar masivamente la población”, expresó.
Para él, todo comenzó durante su residencia universitaria, cuando conoció a su esposa, Noreen Johnson, fallecida en 2021. Fue precisamente ella, residente de obstetricia y ginecología, la que le introdujo e instruyó en el procedimiento del aborto.
Asesino de árboles genealógicos... empezando por su hijo
En el podcast de Live Action, que reunió a médicos abortistas y mujeres presionadas para abortar, Robinson rememoró su primera experiencia con el aborto, antes de ser proveedor de estos.
Fue en 1973, cuando su novia se quedó embarazada:
“Mi primer bebé abortado fue mi primogénito”, relata, “la intimidé para que abortara, y me di cuenta de que, aunque no usé los instrumentos, pagué el aborto y la coaccioné para que se lo hiciera”, agrega.
Aunque inicialmente pareció desvincularse, en el podcast de Live Action reconoció haberle puesto incluso nombre. “Sería un niño… Daniel. Tendría hoy 53 años”, remarca.
Con frecuencia suele decir que el aborto “mata árboles”, en referencia a los árboles genealógicos de quienes se ven involucrados. En este caso, él mismo.
“Ese niño habría tenido hijos, yo habría tenido nietos, probablemente bisnietos… Mi árbol genealógico estaba roto”, lamenta.

Lugares donde se celebró la última campaña de oración y ayuno de 40 Días por la Vida, entre el 24 de septiembre y el 2 de noviembre.
[Robinson, miembro de 40 Días por la Vida, llama a seguir la campaña anual de oración y ayuno que la organización celebra del 24 de septiembre al 2 de noviembre: sus portales de Estados Unidos y España ofrecen localizaciones y fechas]
"Abortamos muchísimo"
Lejos de un arrepentimiento inmediato, aquella solo fue la primera de muchas colaboraciones con el aborto, que no tardaron en continuar.
“Abortamos muchísimos niños”, dijo Robinson en referencia a la labor que realizaba con su mujer, Noreen.
Meses después, llegó un “embarazo inesperado” que también se dispusieron a abortar. Pero algo salió “mal”, hablando del procedimiento, que Robinson define como “accidental”.
“Por suerte, sobrevivió. Ahora tiene 50 años, es médico, se ha casado, tiene tres hijos y uno de ellos tuvo un hijo… Soy bisabuelo”, celebra.
Aunque esa descendencia “no reemplaza” a su primogénito abortado, admite que hoy le ha permitido comprender su propósito en la vida, así como saber que, después de un “procedimiento”, “no solo se pierde ese aborto, sino toda la descendencia que le sigue”.
Deshumanización, lenguaje y dinero
A partir de entonces, Haywood se entregó a la industria del aborto, si bien admite que nunca lo disfrutó. Solo a través de la “deshumanización” que supone asumir postulados como el de “no es un bebé que estás matando, sino un proceso que estás realizando”, pudo seguir adelante. Y para “despersonalizarse” de ese modo, agrega, “el dinero fue una anestesia maravillosa”.
Como ha señalado en múltiples ocasiones, el mismo Robinson admite que dicha despersonalización puede darse a partir del mismo lenguaje o a raíz de suculentos beneficios económicos. Pero la base, agrega, es maquiavélica de raíz: “Científicamente, sabes que la vida comienza en la concepción. Pero el enemigo sabe cómo manipular tu mente y engañarte para hacerte creer que lo que haces, esta maldad que haces, está bien”.
Los médicos, convertidos en verdugos
Hoy, se muestra convencido que solo a través de esa “deshumanización” se podría llegar a límites tan “malvados” y “globales” como el asesinato de 2000 bebés al día en todo el mundo.
“Los médicos se han convertido en los verdugos de la pena de muerte. No tiene sentido”, agrega el médico, que concluye llamando a una profunda reflexión y punto de inflexión a todos los médicos que, de una forma u otra, colaboran con el aborto.
“Tenemos que disculparnos y pedir perdón al público por alterar masivamente nuestra población. Estamos ante un horrible genocidio masivo global. Y con la ayuda de Dios, podemos revertir esta situación”.
Puede verse el relato completo de Robinson en el siguiente vídeo (en inglés):



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