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quinta-feira, 1 de maio de 2025

5 cardenales de las islas más remotas: los rostros de las minorías más dinámicas de la Iglesia

Proceden de Madagascar, Tonga, Cabo Verde, Papúa Nueva Guinea y Timor

De izquierda a derecha, los cardenales de Madagascar, Tonga, Cabo Verde, Papúa Nueva Guinea y Timor.

REL  
30.04.2025 | 18:29  Actualizado: 

    Si uno viaja hasta el último rincón de la tierra es muy probable que se tope con un puñado de católicos. Precisamente, el difunto Papa Francisco quiso realzar en su pontificado a todas estas pequeñas comunidades de fieles tan alejadas de Roma y de lo que ha sido el centro de la Iglesia hasta ahora.

    En los últimos consistorios de cardenales, el Papa argentino elevó a príncipes de la Iglesia a figuras llegadas de lugares tan exóticos para la fe católica como pueden ser Irán, Mongolia, Myanmar, Tailandia, Madagascar, Tonga, Cabo Verde, Papúa Nueva Guinea o Timor Oriental. 

    De estos cinco últimos territorios, todos ellos islas remotas, ReL te cuenta quiénes son actualmente sus cardenales, los mismos que participarán en el cónclave del próximo siete de mayo y los que, quién sabe, podrían llegar a ser el nuevo Papa de Roma.

    Désiré Tsarahazana, 70 años, ariete contra el extremismo islámico en Madagascar:

    Arzobispo de Toamasina, nació en Amboangibe (Madagascar), el 13 de junio de 1954 y fue ordenado sacerdote con 32 años el 28 de septiembre de 1986

    Después de su ordenación sacerdotal, fue vicario parroquial, rector del seminario y docente. Obtuvo la Licenciatura en Teología en la Universidad de Antananarivo y se especializó en Teología en la universidad Católica de Lion, Francia.

    Désiré Tsarahazana es el presidente de los obispos malgaches.

    Desde 2012 es el presidente de la Conferencia de Obispos de Madagascar y fue nombrado cardenal en 2018 por Francisco.

    Según informa el portal College Of, Cardinals ReportDésiré Tsarahazana es un firme defensor del matrimonio y de la familia y ha dedicado su vida sacerdotal a ayudar a los pobres en uno de los países más pobres del mundo.

    Durante sus años como arzobispo, el número de sacerdotes y religiosos prácticamente se ha duplicado. Madagascar tiene actualmente 28.150.000 habitantes, de los cuales 9.571.000 son católicos, es decir, el 34% de la población.

    A lo largo de su carrera, el cardenal Tsarahazana ha sido conocido por su discreta pero impactante labor para mejorar la vida de los pobres del país. Sus esfuerzos se han centrado en atender las necesidades de los más desfavorecidos de su comunidad, en consonancia con la justicia social.

    Tsarahazana es conocido por su disposición a recorrer largas distancias, incluso caminar hasta quince kilómetros o más, para llegar a aldeas remotas y conectar con la gente rural.

    También ha criticado la corrupción en Madagascar. "El nuestro es un país de grandes contrastes. Tenemos muchos recursos, pero el país se está deteriorando", ha dicho. "Hay un deterioro que está principalmente vinculado a la corrupción".

    El cardenal malgache defiende firmemente los valores familiares y la doctrina católica sobre el matrimonio. Destaca que, en la cultura malgache, el matrimonio está profundamente arraigado a la procreación.

    En 2018, enfatizó la necesidad de una fe más profunda entre los cristianos, diciendo: "Si fuéramos verdaderamente cristianos, no estaríamos donde estamos. ¿Cuán profunda es nuestra fe en realidad? Los números son algo bueno, pero no lo más importante". 

    El cardenal recibió al Papa Francisco en Madagascar en 2019, y se dice que tiene un estilo de liderazgo tranquilo y respetuoso. Ha expresado su preocupación por el auge del islam radical y el aumento de mezquitas en su país.

    Tsarahazana advirtió que en el país africano "¡el incremento del islamismo es palpable! ¡es visible! es una invasión". "Con el dinero de países del Golfo y de Pakistán compran a la gente: hay jóvenes que van a estudiar a Arabia Saudí y que cuando regresan a Madagascar ejercen de imanes".

    Soane Patita Paini Mafi, 63 años, primer cardenal en la historia de Tonga:

    El cardenal Soane Patita Paini Mafi es el primer cardenal en la historia de Tonga, ha sido un activo defensor del cambio climático y del impacto negativo de la globalización en la cultura tradicional de su país.

    Nacido el 19 de diciembre de 1961 en Nuku'alofa (Tonga), proviene de una familia católica devota, donde tanto su padre como su abuelo son catequistas. Criado en una casa de fale (techo de paja), Mafi vivió su infancia enraizada en la cultura tradicional tongana.

    Soane Patita Paini Mafi preside la conferencia de obispos del Pacífico.

    Mafi cursó su formación religiosa en el Seminario Regional del Pacífico en Suva, Fiyi, donde obtuvo una licenciatura en Teología. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1991, a la edad de 29 años.  

    En 1995, a la edad de 34 años, Mafi fue nombrado vicario general de la diócesis, tan solo cinco años después de su ordenación. Continuó su formación en Estados Unidos, estudiando religión en la Universidad Loyola de Baltimore, Maryland, y consejería pastoral en el Ignatius Loyola College de Maryland en 1998.

    El ascenso de Mafi en la jerarquía eclesiástica ha sido muy rápido. Fue nombrado obispo coadjutor de Tonga en junio de 2007 y consagrado obispo ese mismo año. En abril de 2008, sucedió al obispo Soane Lilo Foliaki como obispo de Tonga, convirtiéndose en el primer sacerdote diocesano en ocupar este cargo.

    Tonga tiene una pequeña población católica estimada en 2021 entre 12.000 y 15.000 fieles, aproximadamente el 12-15% de la población del país. 

    En febrero de 2015, el Papa Francisco nombró a Mafi cardenal, convirtiéndolo en el primer cardenal tongano de la historia. En el momento de su nombramiento, era el miembro más joven del Colegio Cardenalicio, con 53 años.

    Mafi ha ocupado varios cargos importantes en la Iglesia. Preside la Conferencia Episcopal del Pacífico desde 2010

    En 2018, el cardenal Mafi causó controversia al expresar su simpatía por una famosa activista transgénero de Tonga, Joey Jolene Mataele, quien hace campaña por los "derechos de las mujeres transgénero".

    Bajo su liderazgo, la Iglesia católica en Tonga se opuso a la ratificación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), alegando preocupaciones sobre su posible impacto en las creencias tradicionales, incluidas cuestiones como el aborto y el "matrimonio" entre personas del mismo sexo.

    Arlindo Gomes Furtado, 75 años, gran defensor de la familia en Cabo Verde:

    Arlindo Gomes Furtado es el primer cardenal caboverdiano de la historia. Se ha centrado en cuestiones de justicia social y ha pedido una Iglesia "más dinámica en su evangelización".

    Nacido el 15 de noviembre de 1949 en Figueira das Naus, Santa Catarina (Cabo Verde), cursó estudios teológicos en Coímbra, (Portugal), de 1971 a 1976. Tras regresar a Cabo Verde, fue ordenado diácono el 9 de mayo de 1976 y, poco después, el 18 de julio de 1976, sacerdote.

    Arlindo Gomes ha impartido clases de griego y hebreo.

    Tras su ordenación, Furtado ejerció como vicario parroquial y como rector del Seminario, y se trasladó a Roma, donde obtuvo la licenciatura en ciencias bíblicas en el Pontificio Instituto Bíblico. Su capacidad académica quedó demostrada al impartir clases de griego, hebreo, historia y geografía bíblica en el Instituto de Estudios Teológicos de Coímbra (Portugal).

    El Papa Francisco lo elevó cardenal el 4 de enero de 2015, convirtiéndolo en el primer cardenal de Cabo Verde. Furtado ha destacado siempre la importancia de la familia como fundamento de la fe y la sociedad. Ha criticado el individualismo y ha instado a fortalecer los lazos familiares, afirmando que la familia es vital para construir la Iglesia del futuro.

    El Cardenal ha expresado su preocupación por la pobreza, el desempleo y la violencia en Cabo Verde. "La pobreza y el aumento del desempleo a menudo conducen a un aumento de la violencia, y eso nos preocupa profundamente", ha dicho. 

    Actualmente, Cabo Verde tiene 576.000 habitantes, de los cuales 483.000 son católicos, es decir, el 84% de la población, según las estadísticas publicadas por la Santa Sede. 

    John Ribat, 68 años, sensible al medio ambiente y al ecumenismo en Papúa Nueva Guinea:

    El cardenal John Ribat es el primer cardenal de Papúa Nueva Guinea. Es un prelado defensor de la justicia social, el medio ambiente y el ecumenismo, y fue nombrado caballero por la reina Isabel II en 2016.

    Nacido el 9 de febrero de 1957 en Volavolo, Nueva Bretaña Oriental (Papúa Nueva Guinea) ingresó en la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón.

    John Ribat es el primer cardenal de Papúa Nueva Guinea.

    Hizo su primera profesión en 1979 y posteriormente estudió filosofía y teología en el Seminario del Espíritu Santo de Bomana. Fue ordenado sacerdote el 1 de diciembre de 1985.

    En noviembre de 2016, el Papa Francisco lo elevó al rango de cardenal. Este acontecimiento convirtió a Ribat en el primer cardenal de Papúa Nueva Guinea.

    La población del país es de 6.554.000 habitantes, de los cuales 2.044.000 son católicos, es decir, el 31% de la población, según las estadísticas publicadas por la Santa Sede.

    El cardenal ha sido un firme defensor de la idea del cambio climático en el mundo y también ha expresado su preocupación por la minería en el fondo del océano. 

    Ribat proveniente de una familia con parientes metodistas y aboga por el ecumenismo. Ha expresado su pesar por la imposibilidad de que católicos y protestantes compartan la Sagrada Comunión.

    Virgilio do Carmo da Silva, 57 años, el salesiano que cultiva la paz en Timor Oriental:

    Virgilio do Carmo da Silva es un cardenal de Timor Oriental que ha desempeñado un papel importante en la promoción de la paz y la reconciliación en el país, particularmente en el contexto de la relación con Indonesia.

    Nacido el 27 de noviembre de 1967 en Venilale, se unió a los Salesianos de Don Bosco tras asistir a sus colegios. Posteriormente, fue enviado a estudiar filosofía y teología a Manila e hizo su primera profesión en 1990. Do Carmo da Silva fue ordenado sacerdote en 1998.

    Do Carmo es un firme defensor de la fraternidad humana.

    El 27 de agosto de 2022, el Papa Francisco lo creó cardenal, convirtiéndose en el primer cardenal de Timor Oriental.

    En 2021, colaboró con el primer ministro del país para inaugurar la primera universidad católica de Timor Oriental, dedicada a Juan Pablo II. Como líder de un país con una historia política compleja, el cardenal do Carmo da Silva ha sido fundamental en el fomento de la reconciliación.

    Ha defendido la "fraternidad humana" y ha trabajado para aplicar los principios del Documento sobre la Fraternidad Humana de 2019 firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán de la Universidad Al-Azhar. Do Carmo da Silva desempeñó un papel fundamental durante la visita del Papa Francisco a Timor Oriental en septiembre de 2024.  

    Timor Oriental tiene una población de 1.167.000 habitantes, de los cuales 1.122.000 son católicos, es decir, el 96% de la población.



    Quanto devem o ambiente e o planeta ao grito de um Papa? Muito, muitíssimo!

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    O Papa Francisco com um indígena no Peru, em janeiro de 2018. Foto © Vatican Media

    As difíceis decisões do conclave (2)

     | 30/04/2025

    Na antevisão do conclave, o 7MARGENS publica uma curta série de textos sobre aspetos fundamentais do pontificado de Francisco e de antevisão do que podem ser temas decisivos do próximo. Mais do que qualquer rótulo com que o queiram carimbar, o próximo Papa ficará conhecido pelo destino que der aos caminhos abertos pelo seu predecessor. E, como se perceberá ao ler estes textos, o ministério do sucessor de Francisco não se apresenta fácil. Sucede a um Papa que foi buscar à tradição e à fé a coragem para “não deixar pedra sobre pedra”. Hoje abordamos o legado de Francisco no capítulo da ecologia integral.

     

    Há legados de Francisco incontornáveis. Haverá outros que poderão ser contrariados, ou, como é mais típico da Igreja Católica, remetidos para segundo plano e depois esquecidos. Mas há gestos irreversíveis: o próximo Papa irá viver para a modesta Casa de Santa Marta, renunciando ao faustoso Palácio Apostólico. Outra casa que vai ter de continuar a cuidar é da nossa casa comum. O legado de Francisco nesta área é tão importante que quase parece impossível um outro Papa aprofundar os caminhos por ele abertos. Mas sim, é possível. A Igreja, a humanidade e o planeta esperam e precisam de novos gestos neste campo.

    Convém, contudo, antes de equacionar o futuro, recordar o caminho andado. Há exatamente dez anos, o movimento ambientalista sofreu uma mudança radical. Tivesse as suas raízes nos partidos “verdes” mais antigos, nos organismos nacionais e multilaterais destinados a observar as alterações climáticas, fosse produto dos novos ativistas climáticos ou de equipas de investigação universitárias, nunca mais foi o mesmo desde então. Tudo isto por causa da intervenção do mais inesperado dos atores: um Papa! A sua encíclica Laudato si’ propôs novos paradigmas no entendimento da crise climática, despertou consciências, introduziu conceitos novos e deu origem a movimentos que ainda perduram.

    Sem pré-aviso, um Papa entra no debate sobre as alterações climáticas, tema no qual a Igreja Católica tinha até então pecado por falta de comparência, e logo altera boa parte dos termos do debate. A sua encíclica terá contribuído de forma decisiva para que o Acordo de Paris aprovado na COP21, a 12 de dezembro desse mesmo ano de 2015, fosse marcado por uma vontade ambiciosa dos Estados em enfrentarem as alterações climáticas.

    Enciclica laudato Si'. Foto Johan Bergström-Allen www.carmelite.org

    A encíclica Laudato si’ propôs novos paradigmas no entendimento da crise climática, despertou consciências. Foto © Johan Bergström-Allen 

    No seu documento, Francisco explica a crise ecológica a partir da atividade humana submergida pela ideologia tecnocrática, estabelece que a crise social e humanitária e a crise climática estão tão interligadas que as devemos considerar uma só e mostra que as alterações climáticas atingem sobretudo os mais pobres e os povos dos países do Sul Global, aqueles em relação aos quais existe uma “dívida ecológica” [56].

    Foi um espanto!… Verdade que Francisco dissera em janeiro de 2014, quase ano e meio antes de a tornar pública, que estava a pensar escrever uma encíclica sobre a ecologia. Verdade que durante esse tempo todo recebeu e conversou com vários especialistas do ambiente, entre os quais um tal Hans Joachim Schellnhuber, então apontado como o conselheiro influente nos dados científicos que Francisco reteve no seu texto.

    Também é verdade que logo na missa de início do pontificado, a 19 de março de 2013, Francisco sublinhara a vocação individual de cada um a ser “guardião da criação” e dos outros seres humanos, especialmente das crianças, dos idosos e dos mais frágeis e se dirigira “a quantos ocupam cargos de responsabilidade no âmbito económico, político ou social, a todos os homens e mulheres de boa vontade”, apelando: “Sejamos ‘guardiães’ da criação, do desígnio de Deus inscrito na natureza, guardiães do outro, do ambiente.”

    Contudo, apesar dessas movimentações e de outras menções, ninguém antecipava, em maio de 2015, um texto tão profundo ao identificar “o que está a acontecer à nossa casa”, tão fecundo no pensamento sobre o caminho necessário para “uma ecologia integral”, ou ainda tão exigente nas suas propostas quanto à “educação e espiritualidade ecológica”.

    Mas que novidades trouxe a encíclica? Por que razão se estabeleceu como um marco tão significativo dentro e fora da Igreja Católica? Que contém essa “longa reflexão, jubilosa e ao mesmo tempo dramática” [246] que o Papa Francisco publica em finais de maio de 2015 para podermos afirmar que ela alterou a perceção da natureza da crise climática e influenciou decisivamente os passos seguintes dos movimentos de defesa do Planeta?

    Não é fácil escolher um só aspeto da Laudato si’ para perceber a razão do seu impacte. Existem, pelo menos, três facetas incontornáveis: a qualidade da explicação das causas das alterações climáticas; a cunhagem de duas expressões que não mais saíram do domínio público: “cuidar da casa comum” e “ecologia integral”; e a inclusão irrevogável da crise climática no coração da Doutrina Social da Igreja (DSI).

     

    O espanto da Academia

    criança escuta planeta terra foto ridvan celik

    “Basta olhar a realidade com sinceridade, para ver que há uma grande deterioração da nossa casa comum.” Foto © Ridvan Celik

    De repente, sem que nada o fizesse esperar, a Academia, os investigadores ligados ao estudo do clima e das consequências da sua involução para a vida no Planeta e os ativistas climáticos recebem uma importante ajuda na sua luta contra os negacionistas das alterações climáticas e as inércias governamentais dos países do Norte rico e poluente. E não é apenas uma ajuda feita da enunciação de princípios ou aspirações.

    É uma denúncia estruturada e bem fundamentada daquilo que “está a acontecer ao nosso planeta” [19]. Denúncia que se demora a explicar as realidades que produzem as alterações climáticas: a poluição, os gases com efeito de estufa, a concentração de anidrido carbónico, o recurso intensivo a combustíveis fósseis; o desperdício e a cultura do descarte, a desmatação das florestas tropicais, a libertação do gás metano, nada disto fica de fora do exame crítico proposto pela Laudato si’ [20 a 24].

    A encíclica reserva ainda um olhar cuidado para as consequências dramáticas imediatas das alterações climáticas: a subida do nível das águas dos mares; o esgotamento dos recursos naturais (com especial relevo para a escassez de água potável); a perda da biodiversidade; a destruição dos equilíbrios naturais e o advento de fenómenos climáticos destruidores [27 a 41].

    Perante tudo isto, o Papa reconhece existirem opiniões diferentes quanto “às causas e às possíveis soluções” do problema. E acrescenta: “sobre muitas questões concretas a Igreja não tem motivo para propor uma palavra definitiva”. Contudo, a sua resposta aos negacionistas é, essa sim, definitiva: “Basta, porém, olhar a realidade com sinceridade, para ver que há uma grande deterioração da nossa casa comum”!

    Toda esta capacidade de atenção à realidade, às razões e consequências do que está a acontecer ao clima, já bastaria para granjear o respeito da Academia por Francisco. Contudo, onde o Papa mais inova e maior consideração alcança é na relação íntima que estabelece entre crise climática, crise humanitária e crise do pensamento. Não são três crises distintas, são apenas três aflorações da mesma crise. A ação humana dominada pelo paradigma tecnocrático é a raiz da crise ecológica e da crise humanitária, das insuportáveis desigualdades sociais, económicas e culturais, bem como da destruição do Planeta.

    O programa da Laudato si’ é claramente enunciado no seu número 16: “Embora cada capítulo tenha a sua temática própria e uma metodologia específica (…) retoma (…) questões importantes abordadas nos capítulos anteriores. Isto diz respeito especialmente a alguns eixos que atravessam toda a encíclica. Por exemplo: a relação íntima entre os pobres e a fragilidade do Planeta, a convicção de que tudo está estreitamente interligado no mundo, a crítica do novo paradigma e das formas de poder que derivam da tecnologia, o convite a procurar outras maneiras de entender a economia e o progresso, o valor próprio de cada criatura, o sentido humano da ecologia, a necessidade de debates sinceros e honestos, a grave responsabilidade da política internacional e local, a cultura do descarte e a proposta dum novo estilo de vida.” Para concluir: “Estes temas nunca se dão por encerrados nem se abandonam, mas são constantemente retomados e enriquecidos.”

    Para Francisco não restam dúvidas: o “grito da Terra” e o “grito dos pobres” radicam na mesma cegueira, porquanto a crise ecológica tem origem no “paradigma tecnocrático dominante” que alimenta a deterioração ética e cultural do mundo pós-moderno [162].

    E não foi apenas a Academia que entendeu a excelência e a beleza da visão de Francisco. Também vários responsáveis políticos elogiaram a encíclica e adotaram a sua linguagem, com especial relevo para o então Presidente dos EUA, Barack Obama, que, logo após a publicação, declarou: “Saúdo a encíclica [Laudato si’] e admiro profundamente a decisão [do Papa] de defender – com claridade, força e toda a autoridade moral que advém do seu cargo – medidas contra as alterações climáticas. Espero que todos os líderes mundiais – e todos os filhos de Deus – reflitam sobre este chamamento do Papa para se unirem na defesa da nossa casa comum.”

     

    Um novo léxico para enfrentar a crise

    vitimas da passagem do ciclone freddy em moçambique, foto © OchaViviane Rakotoarivony, março 2023

    Vitimas da passagem do ciclone Freddy em Moçambique, em março de 2023. “Não há duas crises separadas: uma ambiental e outra social.” Foto © Ocha/Viviane Rakotoarivony

    “Cuidar da casa comum” é o principal convite que Francisco faz na Laudato si’. Para essa nova responsabilidade perante a criação, o homem e o Planeta, o Papa propõe uma “ecologia integral que inclua claramente as dimensões humanas e sociais” [137].

    É todo um léxico novo para orientar a espiritualidade e a ação em prol da defesa da vida e do Planeta. E se tal ação é um convite aos não crentes, ela é, para os católicos, um dever que a sua fé impõe.

    Aos fiéis Francisco recorda que a narrativa do Génesis em nada fundamenta o “notável excesso antropocêntrico dos tempos modernos”, pois “a terra existe antes de nós e foi-nos dada” para dela cuidarmos, conscientes de que o Criador nos diz: “a terra pertence-Me e vós sois apenas estrangeiros e meus hóspedes”. Inspirando-se em São Francisco, o Papa insiste no carácter sagrado de toda a expressão de vida que habita o Planeta afirmando: “As próprias flores do campo e as aves que Ele, admirado, contemplou com os seus olhos humanos, agora [após a ressurreição] estão cheias da Sua presença luminosa.” [100]

    É por isso que é preciso superar o limitado “pensar verde” para praticar a “ecologia integral” assente em cinco vetores: uma ecologia ambiental, mas também económica e social, pois “não há duas crises separadas: uma ambiental e outra social; mas uma única e complexa crise sociambiental”; uma ecologia cultural, porque “a par do património natural, encontra-se igualmente ameaçado um património histórico, artístico e cultural”; a ecologia da vida quotidiana que integra a “melhoria global na qualidade de vida humana”; o respeito pelo princípio do bem comum, visto como “o conjunto das condições de vida social que permitem, tanto aos grupos como a cada membro, alcançar mais plena e facilmente a própria perfeição”; e, finalmente, a justiça intergeracional decorrente do dever de “deixar um planeta habitável para a humanidade que nos vai suceder”.

     

    Revolução na Igreja Católica

    Membros do grupo Cuidar da Casa Comum em Santa Isabel durante a apresentação da vigília de 24 de novembro 2023, Foto DR

    Membros do grupo Cuidar da Casa Comum em Santa Isabel (paróquia de Lisboa). Este avanço a nível doutrinal fomenta o desenvolvimento de múltiplos movimentos, ações e encontros. Foto: Direitos reservados

    Se o impacto da Laudato si’ nos meios laicos preocupados com o ambiente foi surpreendente, ela teve também profundas repercussões na vida interna da Igreja Católica, bem como nas suas relações com outras confissões cristãs e outras religiões. Com a sua publicação, a “questão ecológica” passa a integrar a Doutrina Social da Igreja, não apenas ao mesmo nível que a “questão social”, mas como um desenvolvimento desta. De agora em diante não se poderá mais falar de doutrina social da Igreja Católica sem se abordar a crise climática e o dever de cuidar da casa comum.

    Este avanço a nível doutrinal fomenta o desenvolvimento de múltiplos movimentos, ações e encontros, dos quais o movimento internacional Laudato si’ é apenas uma das expressões. A pluralidade de organizações e plataformas de consciencialização e ação a favor do ambiente multiplicam-se por todo o mundo católico [ver 7MARGENS], assumindo, a maior parte das vezes, a designação cuidar da casa comum, como é, por exemplo, o caso, da Rede Cuidar da Casa Comum em Portugal.

    Ao crescimento do número de organizações criadas por católicos para responder às exigências da ecologia integral corresponde uma multiplicidade de projetos e ações que conhecem novo impulso quando Francisco adere, em 2015, ao dia de oração pela Terra instituído pela Igreja Ortodoxa em 1989 e posteriormente adotado pelo Conselho Mundial de Igrejas (2008) e a Comunhão Anglicana (2012). As datas mostram quanto a Igreja Católica chegou tarde (muito depois das outras denominações cristãs) à questão ecológica, embora, já antes de Francisco, alguns Papas e diversos movimentos católicos tivessem chamado a atenção para a crise climática.

    Mas Francisco faz mais do que aderir ao que já vinha sendo realizado por outras confissões cristãs ao criar o 1º de setembro como o Dia Mundial de Oração pelo Cuidado da Criação, pois junta-lhe todo um período mais abrangente, que denomina de Tempo da Criação, e que vai de 1 de setembro a 4 de outubro, festa de São Francisco.

    A preocupação com “o nosso maltratado planeta” veio, assim, criar não apenas um novo espaço de colaboração dos católicos com as organizações laicas ambientalistas, mas abriu também um novo corredor no diálogo ecuménico que se estenderia às relações inter-religiosas, terreno em que múltiplos encontros permitiram as sucessivas cartas enviadas por um conjunto alargado de líderes religiosos às Conferências do Clima (COP) sob a égide da ONU.

     

    A “profunda preocupação” do Papa

    Exortação postólica Laudate Deum. Foto Vatican media

    Francisco publicou a 4 de outubro uma curta exortação apostólica intitulada Laudate Deum, nas vésperas da COP28. Foto © Vatican media

    Oito anos depois da Laudato si’, nas vésperas da COP28 a que pensa deslocar-se, Francisco está mergulhado numa “profunda preocupação” porque “este mundo que nos acolhe está-se esboroando e talvez aproximando dum ponto de rutura” [Laudate Deum, n.º 2], “uma situação [que] se vai tornando ainda mais urgente” [4]. A COP28 vai ter lugar no Dubai a partir de 30 de novembro de 2023 e Francisco antecipa-se, movido pela urgência da situação, e publica a 4 de outubro uma curta exortação apostólica intitulada Laudato Deum.

    O que esta tem de curta, sobra-lhe em veemência. Nela, o Papa critica duramente aqueles que negam a gravidade das alterações climáticas, revolta-se contra a persistência do paradigma tecnocrático, defende o redesenho do multilateralismo, faz um balanço negativo da ação dos governantes e responsáveis mundiais, ação que classifica de exígua, enquanto diz perceber a razão que assiste às ações dos grupos ambientalistas mais radicais e termina com desafios concretos aos responsáveis políticos que se irão reunir no Dubai no mês seguinte.

    A saúde não permitirá a Francisco voar até aos Emiratos Árabes Unidos e intervir em pessoa diante da assembleia, mas a sua mensagem é cristalina. Estamos perante “manifestações da crise climática que já são irreversíveis pelo menos durante centenas de anos” [15] derivadas da “lógica do máximo lucro ao menor custo” que “torna impossível qualquer preocupação séria com a casa comum” e é a raiz da “decadência ética do poder real” [29].

    O repto lançado aos líderes políticos é concreto. É preciso reconhecer que os acordos e decisões tomadas em anteriores COP´s “tiveram um baixo nível de implementação, porque não se estabeleceram adequados mecanismos de controlo, revisão periódica e sanção das violações” e avançar para “fórmulas vinculantes de transição energética que tenham três características: eficientes, vinculativas e que se possam facilmente monitorizar”.

    A COP do Dubai não consegui chegar onde o Papa pedia que chegasse. As violentas consequências das alterações climáticas continuam a fustigar a humanidade, sobretudo os mais pobres, e a reduzir a biodiversidade, exterminando espécies a uma velocidade nunca antes vista. Mas a voz de Francisco fica para a história não apenas como uma voz que clama no deserto. Ele sacudiu o mundo, ajudou milhões de homens e mulheres, de católicos e crentes, a entenderem as raízes e as consequências da extraordinária crise climática que vivemos, a viverem vidas mais conformes aos desígnios de Deus para o cuidado da nossa casa comum e suscitou inúmeros projetos, campanhas, encontros e ações em prol de uma ecologia integral que mantenha este Planeta como um lugar amigo da vida.

     

    Uma igreja verde?

    Painéis solares instalados no topo da Basílica da Santíssima Trindade, com vista para a Basílica de Nossa Senhora do Rosário de Fátima. Foto ©  Luís Oliveira | Santuário de Fátima

    Não sabemos que nome escolherá o cardeal que os seus pares elegerão como bispo de Roma. Mas sabemos como os seus primeiros gestos após ser eleito Papa serão marcantes. Será muito importante que nalgum desses gestos iniciais, o clima, a ecologia integral, o cuidar da nossa casa comum estejam significativamente presentes. Como diz a sintética expressão em língua inglesa – “primeiro, as coisas mais importantes”. E no “paradigma tecnocrático dominante” que está na origem da crise climática atual encontramos também a raiz das guerras, das culturas do descarte e do antagonismo permanente, do esquecimento do outro, dos outros. É por essa razão que a ecologia integral se tornou, em tão poucos anos, tão central e tão densa no ensinamento da Igreja Católica.

    Além de tudo aquilo de pessoal, imprevisível e inspirado pelo momento – tudo quanto os cristãos chamam o sopro do Espírito Santo – o próximo Papa possa dizer e fazer nos primeiros dias do seu pontificado, há algo que se impõe, no campo da ecologia, como tarefa para muitos anos: transformar a Igreja Católica numa igreja verde.

    A doutrina é bela, mas a prática deixa muito a desejar – é o que se pretende evidenciar ao indicar a necessidade daquela transformação. Milhões de casas, igrejas, santuários, conventos, seminários e centros sociais propriedade da Igreja Católica em todo o mundo (e em Portugal) carecem de investimentos para as tornar mais eficientes, menos poluidoras, mais independentes dos combustíveis fósseis, menos consumidoras de recursos naturais.

    E, como sempre, o principal joga-se ao nível do comportamento das pessoas, neste caso dos católicos. Uma década não foi bastante para alterar de modo radical a tipologia de consumo média entre os católicos. Farto campo este para um Papa que queira continuar o caminho aberto por Francisco…

     

    Notas:

    1 – As citações da carta encíclica Laudato si’ Sobre o Cuidado da Casa Comum são feitas de acordo com a edição das Paulinas Editora, junho de 2015. Os números entre parêntesis remetem para os números da encíclica, não para as páginas daquela edição.

    2 – As citações da exortação apostólica Laudato Deum – A Todas as Pessoas de Boa Vontade Sobre a Crise Climática são feitas de acordo com a edição das Paulinas Editora, outubro de 2023. Os números entre parêntesis remetem para os números da encíclica, não para as páginas daquela edição.




    quarta-feira, 30 de abril de 2025

    “Economia de Francisco” em debate em Lisboa

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    Pessoa sem-abrigo em Lisboa. Foto © Miguel Veiga

    Capela do Rato, dia 30

     | 29/04/2025

    “Economia de Francisco: Para uma Partilha Justa e Solidária” é o tema do debate que, nesta quarta-feira, 30, em Lisboa, junta Carlos Farinha Rodrigues, professor universitário que tem investigado as questões da pobreza, e a gestora Joana Castro e Costa.

    A iniciativa “Economia de Francisco” foi lançada pelo Papa Francisco, com o objectivo de promover a reflexão, sobretudo das novas gerações, sobre um novo modelo económico que seja alternativa à economia de descarte e “que mata”, como o próprio escrevia na exortação Evangelii Gaudium, que marcou o início do seu pontificado.

    Com moderação do jornalista Francisco Sarsfield Cabral, o debate decorre na Capela do Rato (Calçada Bento da Rocha Cabral, 1-B) a partir das 21h30 e é a terceira sessão do ciclo de encontros “Para uma Sociedade mais Justa. Os desafios do pensamento social cristão”, que pretende debater e aprofundar temas da doutrina social da Igreja.

    “Num mundo tão interligado e cada vez mais desigual, o confronto com questões de justiça, pobreza, sustentabilidade e regeneração são um grito constante à nossa consciência de cristãos”, diz o texto de apresentação da iniciativa, que se pode ler na página digital da Capela de Nossa Senhora da Bonança.

    “No desejo de uma sociedade mais justa e solidária e em harmonia com a nossa “casa comum” – a natureza da qual fazemos parte – vamos realizar uma conversa que convida, como ponto de partida, à reflexão sobre os últimos dados da pobreza, que mostram Portugal como um dos países mais desiguais da UE”, acrescenta o texto. “À luz do olhar do Papa Francisco, inspirados pela encíclica Laudato Si’, falaremos sobre a ‘Economia de Francisco”. Em causa estão os princípios de S. Francisco de Assis na procura de uma economia mais humana que contribua para a inclusão, sustentabilidade, maior justiça e dignidade da pessoa humana. Será que podemos falar de um novo modelo de Economia? Que mudanças são necessárias? Qual a nossa responsabilidade individual e colectiva?”

    Este conjunto de sessões teve já outros dois temas, cuja gravação em vídeo pode ser encontrada também na página digital da Capela: um sobre o problema da guerra, partindo da pergunta “Haverá guerra justa” e que contou com a participação de José Manuel Pureza e Raquel Vaz Pinto; e um outro sobre “Os princípios evangélicos da Doutrina Social da Igreja, com uma intervenção do padre Peter Stilwell, que organizou a colectânea de documentos do pensamento social católico Caminhos da Justiça e da Paz (edição Rei dos Livros).