Reflexión sobre la purificación del templo
Misa En Santa Marta 24/11/2017 © L´Osservatore Romano |
(ZENIT – 24 Nov. 2017).- “¿Cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro?”, ha preguntado el Papa Francisco.
Esta mañana, 24 de noviembre de 2017, el Papa Francisco ha celebrado la misa matutina en la capilla de Santa Marta, y ha comentado las dos lecturas propuestas por la Liturgia del día: La primera del Libro de los Macabeos y la segunda del Evangelio de San Lucas, cuyo tema común se refiere a la purificación del templo.
“¿Cómo se hace para que el templo de Dios vuelva a ser puro?”, ha reflexionado el Papa. “Vigilancia, servicio y gratuidad” son las tres palabras clave que ha utilizado el Santo Padre para dar respuesta a esta pregunta.
“El templo de Dios más importante es nuestro corazón” –ha anunciado el Papa– porque dentro de nosotros habita el Espíritu Santo. Pero, ¿qué sucede en mi corazón? El Papa ha invitado a “vigilar dentro de mí”:
Purificar el templo interior
“¿He aprendido a vigilar dentro de mí, para que el templo, en mi corazón, sea sólo para el Espíritu Santo? Purificar el templo, el templo interior y vigilar. Está atento, está atenta: ¿qué sucede en tu corazón? Quien viene, quien va… ¿Cuáles son tus sentimientos, tus ideas? ¿Hablas con el Espíritu Santo? ¿Escuchas al Espíritu Santo? Vigilar. Estar atentos a lo que sucede en nuestro templo, dentro de nosotros”.
El Obispo de Roma prosiguió explicando que Jesús “está presente, de modo especial en los enfermos, en los que sufren, en los hambrientos y en los encarcelados”.
Por lo tanto, hay que purificar el templo que son los demás. “Cuando nos acercamos a prestar un servicio –prosiguió diciendo Francisco–, para ayudar, nos asemejamos a Jesús que está allí dentro”.
El Papa Francisco ha hablado de la importancia de la “gratuidad”: “Cuántas veces con tristeza entramos en un templo; pensemos en una parroquia, un obispado, no sé…, pensemos, y no sabemos si estamos en la casa de Dios o en un supermercado. Allí hay comercio, incluso está la lista de precios para los sacramentos. Falta la gratuidad. Y Dios nos ha salvado gratuitamente, no nos hizo pagar nada”.
Así, el Papa ha exhortado a que se de la “gratuidad” y “Dios hará el resto. Dios hará lo que falta”. Que nuestras iglesias –concluyó– sean “iglesias de servicio, iglesias gratuitas”.
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