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segunda-feira, 30 de abril de 2018

Un presidente católico, misas para la reconciliación...: la Iglesia y el histórico acuerdo en Corea

30 abril 2018


El encuentro entre los mandatarios del Norte
y del Sur de Corea es algo histórico
El pasado viernes se vivió un momento histórico después de que el líder de Corea del Norte, el dictador Kim Jong Un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, se reunieran en la zona desmilitarizada, un hecho que parecía imposible hace unos meses cuando la guerra parecía más cerca que nunca.

Además, entre los acuerdos destaca el anuncio del Norte de desmantelar su centro de pruebas nucleares. Otro gesto es el de tener el mismo huso horario que Corea del Sur, que la dictadura había modificado en el paseo.

El Papa Francisco llevaba tiempo rezando y pidiendo oraciones por las dos Coreas y este mismo domingo volvió a tener un recuerdo para ellas. Además, los católicos viven con esperanza este tiempo. Así lo manifiestan los líderes católicos de Corea del Sur, pues en el Norte no hay obispos ni se sabe el número de fieles que pueden quedar.

Años celebrando misas de reconciliación
El cardenal Andrew Yeom, arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, aseguraba que “al observar el viento de la paz que se la levantado recientemente sobre la península coreana expreso un profundo agradecimiento a Dios por esta providencia que lo ha hecho posible".


Durante 23 años se han estado realizando misas por la reconciliación. El cardenal celebró la 1163 con la presencia de tres obispos auxiliares. "El objetivo de celebrar la Santa Misa por la reconciliación nacional no es otro que cumplir con ardiente celo la misión que hemos heredado del Señor, como fieles discípulos suyos, de trabajar duro para que cada quien de nuestro pueblo en la península coreana tenga vida y la tenga en abundancia", dijo Yeom, haciendo alusión al pasaje del Evangelio en el que el propio Jesús habla sobre la búsqueda de la unidad, ‘El Padre y yo somos uno’ (Jn 10,30), y a cómo la Iglesia debe dedicarse a trabajar para que todos seamos uno, justamente como el Padre y el Hijo, nuestro Señor, son uno, reforzando de esta manera, su misión de ayudar en la reconciliación del pueblo coreano y fortaleciendo, su unidad con Dios”.

También se ha manifestado al respecto monseñor Lazzaro You Heung-Sik, obispo de Daejeon: “Me he emocionado al ver en la televisión a los dos líderes reunidos. Luego he recitado una oración, dando gracias a Dios y dando mi bendición. Estoy muy feliz, porque se abre una nueva era: podemos decir que Dios hace obras maravillosas y sorprendentes”.

La Virgen y los mártires coreanos
En declaraciones a Fides aseguraba que “también he invocado la protección de la Virgen María y de los mártires coreanos: a ellos les confiamos el futuro de este viaje hacia la paz y la reconciliación, por el bien del pueblo coreano y de toda la humanidad”.

Monseñor Lazzaro ha confirmado que “en Corea se respira un aire de gran optimismo y esperanza. Lo que parecía imposible hace solo unos meses, cuando hablábamos sobre la guerra, hoy se ha realizado. Hoy decimos al Señor: completa tu obra. Somos hermanos: como coreanos somos un pueblo”.

El papel del presidente surcoreano, católico
Además, quiso recordar que un gran mérito “se debe atribuir al presidente Moon, católico, que ha creído en esto y ha trabajado arduamente para obtener este resultado”.

“Ahora esperamos tener la oportunidad de ayudar a los norcoreanos que sufren pobreza y hambre”. Los dos objetivos del desarme nuclear y de la firma de un verdadero tratado de paz están al alcance de la mano. No solo son posibles, sino realmente necesarios: son el camino y el fruto adecuado después de esta cumbre”, continúa, recordando que “la paz en la región también requiere la voluntad política de actores como China y Estados Unidos”.

“Los católicos en Corea - concluye el obispo - han vivido este evento en oración y continuarán acompañando el camino del diálogo y la paz con la oración, promoviendo iniciativas de intercambio y cooperación con el Norte, para ayudar a crear una auténtica reconciliación y fraternidad”.




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Los católicos rusos llevan 25 años pidiendo que les devuelvan las iglesias confiscadas: obstrucción

30 abril 2018


El arzobispo Pezzi bendice la parroquia restituida
en Kjiasán, a 200 km de Moscú
Se cumplen 25 años desde que en 1993, con la caída de la Unión Soviética, la nueva Rusia y sus instituciones empezaron a devolver algunas de las iglesias católicas confiscadas por los comunistas. Algunas, pero más bien pocas. Un cuarto de siglo después, la recuperación se da con cuentagotas, como recuerda la agencia AsiaNews.

Este año, en Riazán, han restituido una parroquia a los católicos, mientras en Kírov el párroco organiza campañas de ayuno y oración para reivindicar el templo.

En 1993 empezó la lentísima restitución: se aprobó el estatus de las parroquias de: 

- Santa Catalina en San Petersburgo, la más prestigiosa e importante, 
el Santo Rosario, en Vladimir, ciudad medieval, centro del famoso “anillo de oro” que visitan los turistas
San Luis de los Franceses, en Moscú, la única que permaneció abierta durante todo el período bajo el comunismo (junto a su iglesia gemela de la Virgen de Lourdes en Leningrado/San Petersburgo).  (Estas últimas eran las dos iglesias “diplomáticas” francesas y su actividad servía para fingir que en la URSS había libertad de culto. Cada día en misa en ellas había personal diplomático extranjero y algún ruso, incluyendo unos cuantos agentes e informadores de la KGB). 

Las iglesias del centro de Moscú
San Luis de los Franceses en Moscú fue restituida no al arzobispo católico, sino al gobierno francés. Allí hay actualmente misas en varios idiomas: francés, inglés, italiano, español, portugués, coreano y filipino. Es la parroquia a la que van la mayoría de los hispanos de Moscú

A unos 200 metros está la parroquia católica de San Pedro y San Pablo. Es la principal iglesia católica de Moscú... pero oficialmente aún no pertenece a la iglesia, está sin restituir. Parece que antes se restituirá alguno de los edificios parroquiales anexos. Junto a la iglesia, de hecho, existían escuelas y obras de caridad muy importantes, como aquellas animadas por el médico alemán J. F. Haass, el “santo doctor” de inicios del siglo XIX, cuya causa de beatificación, seguida por las curias de Moscú y Colonia, parece esté llegando a buen fin.

La catedral: la tomaron católicos rompiendo la pared
Las otras parroquias católicas rusas fueron “reconquistadas” en los años 90 por los fieles y los misioneros que llegaban de diversos países, en algunos casos con acciones bastante llamativas, como cuando los seminaristas y los fieles guiados por el rector Bernardo Antonini rompieron las paredes de la catedral de la Inmaculada Concepción en Moscú, obteniendo al final la restitución. Hoy es la más solemne de las iglesias latinas rusas y sede del arzobispo católico en Moscú, Paolo Pezzi.

Un párroco insistiendo desde 1991... ¡templo por fin!
El arzobispo Pezzi tuvo la alegría de reconsagrar una iglesia el pasado 16 de abril en Kjasan, ciudad a 200 Km de Moscú. Los católicos recuperaron el templo gracias a la gran tenacidad del párroco eslovaco, el padre Josif Gunchaga, llegado a Moscú en 1991. La iglesia está dedicada a la Inmaculada Concepción y había sido cerrada en 1935. Las autoridades comunistas la reconvirtieron en un liceo artístico. Ahora deberá ser totalmente reconstruida, pero el pequeño grupo de los fieles (poco más de un centenar) podrá finalmente reunirse para rezar, sin buscar lugares improvisados.

El padre Zvolinskij lleva décadas intentado recuperar la parroquia del Sagrado Corazón de Kirov, creada por exiliados polacos y confiscada por los comunistas

La parroquia de Kirov: 5 negativas, campaña de ayuno
Menos suerte tiene  el párroco de la comunidad católica de Kirov, ciudad en el norte de Rusia europea que tomó el nombre del famoso revolucionario asesinado por Stalin (antes se llamaba Vjatka). Desde hace 17 años el padre Grigorij Zvolinskij trata de obtener la restitución del edificio dedicado al Sagrado Corazón, construido en 1903 por los polacos exiliados bajo el reinado de Alejandro III. Después del enésimo rechazo, el padre Grigorij decidió realizar un período de ayuno y oración para que le restituyan la iglesia.

La clausura se realizó justamente durante las purgas estalinistas y los católicos fueron acusados de espionaje y traición y fusilados. Aún hoy se desconoce dónde reposan sus cuerpos. 

La iglesia fue usada directamente por el KGB como estación para perturbar las radios extranjeras, con antenas especiales instaladas en lugar de las cruces desde donde se difundía el así llamado “ruido blanco”, las transmisiones anti-transmisiones. 

Después del comunismo se convirtió en una Sala de conciertos para órgano y música de cámara, permitiendo a los católicos poder celebrar la Misa pagando un alquiler por hora, sólo en las grandes fiestas. 

A los pedidos de una completa restitución siempre les respondían con una negación. La última vez, fue el pasado 5 de abril. La motivación del rechazo es paradójica: habiéndose construido en el edificio otros locales, la iglesia debe ser custodiada por la Superintendencia en cuánto es un bien artístico y no puede ser usada por los católicos, que deberían quitar los agregados inútiles.

En respuesta a esta enésima burla, el párroco junto a los fieles decidieron hacer un ayuno de un mes a solo pan y agua, adoración y recitación del rosario: los 5 rechazos oficiales son considerados por los católicos de Kirov como las 5 llagas sobre el cuerpo flagelado del Cristo sufriente. 

El padre Grigorij ya sufrió robos, agresiones y amenazas de muerte, tanto que tuvo que construir un muro alto con cámaras de seguridad y también tiene 3 perros vigilantes. 

Celebra misa cada día en una sala pequeña. Sus parroquianos son descendientes de los exilados polacos, de prisioneros alemanes y de africanos católicos provenientes de países pro-soviéticos durante la Guerra Fría




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Cuando alguien dice que cree en Dios, ¿qué significa exactamente? Interesante y sorprendente estudio

El Pew Research Center muestra las diferencias entre cómo concibe cada uno la figura de Dios

En Estados Unidos el 80 afirma creer en Dios, pero hay muchos datos detrás de este porcentaje, tanto entre creyentes como en no creyentes
30 abril 2018


El centro de investigaciones Pew Research Center ha publicado un macro estudio sobre la religiosidad de los estadounidenses. “Cuando los americanos dicen que creen en Dios, ¿qué es lo que verdaderamente significa” es el nombre de un estudio que arroja muchas claves que van más allá de conocer la adscripción religiosa de cada persona. Entra en lo que realmente creen, ya sea católico, evangélico, judío o autodefinido como no creyente.

La encuesta, cuya muestra fue de 4.729 personas, reflejó además como la denominación cristiana de cada uno, el género o incluso el partido político con el que simpatizan se relaciona con la forma en cómo se ve lo divino.

Quién es Dios para los estadounidenses
A día de hoy, el 80% de los estadounidenses responde que sí a la pregunta de si creen en Dios mientras que un 20% contesta que no. Pero para explorar las creencias tanto de unos como de otros, se realiza una segunda pregunta.

A aquellos que respondieron  sí, se les preguntó que aclararan si creen en “Dios cómo se describe en la Biblia” o “no creen en Dios cómo se describe en la Biblia, pero creen que hay otro poder superior o fuerza espiritual en el universo”.

En este punto empieza la división. Poco más de la mitad (56%) de los que dijeron creer en Dios afirma creer en el Dios que describe la Biblia, mientras que el 23% creía en este poder espiritual superior.


En el gráfico se muestran las respuestas a la pregunta de si "cree en Dios o no" y posteriormente si cree que en el Dios que se describe en la Biblia o en un poder superior o fuerza espiritual

Lo que creen los que aseguran que no creen
Pero también existen datos muy interesantes entre los que declaran no creer en Dios. A estos se les hizo igualmente una segunda pregunta pidiéndoles que aclararan si no creen en el Dios de la Biblia pero creen en un poder superior o fuerza espiritual o, por el contrario, no creen que haya ningún otro poder o fuerza espiritual en el universo.

Aproximadamente, la mitad de ellos admitió la existencia de una fuerza espiritual o poder superior. Por lo tanto, sólo un 10% de los estadounidenses considera que no hay ningún dios ni fuerza espiritual.

La encuesta quiso profundizar más en las creencias de los encuestados y las diferencias son también llamativas entre los que creen en el Dios de la Biblia. El 80% de los cristianos estadounidenses afirman creer en Él, porcentaje que se desploma entre los judíos, donde sólo un tercio de ellos cree en el Dios del Libro. La mayoría de los seguidores del judaísmo en Estados Unidos (un 56%) cree en realidad en una especie de ser superior o espiritual.

Los católicos, a la cola entre los grupos cristianos
Los católicos son de los principales grupos cristianos los que menos creen en el Dios de la Biblia. El 69% de los católicos opina esto mientras que el porcentaje supera el 90% entre evangélicos o iglesias protestantes negras. Sin embargo, se queda en el 72% en el caso de las principales iglesias protestantes del país.



La diferencia de sexo también es analizada en esta encuesta sobre la creencia en Dios. Es conocido que las mujeres asisten más a los oficios religiosos y dan más importancia al papel de la religión en sus vidas.  En esta encuesta queda de manifiesto al ver que el 61% de las mujeres estadounidenses confesaron creer en un Dios bíblico, 11 puntos más que los hombres.

Las mujeres y su relación con Dios
Los investigadores del Pew Research Center resaltan que entre los grupos demográficos, “más mujeres que hombres ven a Dios actuando en todo o en la mayoría de lo que ocurre en sus vidas”.
El estudio muestra igualmente que las mujeres son más propensas en ver a Dios como amoroso y omnisciente. El 82% de las mujeres cree que Dios “ama todas las personas, a pesar de sus fallos”, porcentaje que se reduce al 72% en el caso de los hombres.

Por otro lado, tres de cada cuatro mujeres de EEUU dicen que Dios “conoce todo lo que sucede en el mundo”, en comparación con el 65% de los hombres.



También hay diferencias según la adscripción política
La percepción sobre Dios también varía dependiendo del partido político con el que se simpatiza. Según recoge Christianity Today, los estadounidenses que se inclinan por el Partido Republicano tienden a ser más religiosos que los que se inclinan por los demócratas, un patrón que también se refleja en cómo piensan en Dios. En la encuesta, aquellos en el lado del Partido Republicano tenían más probabilidades de creer en un Dios bíblico: el 70 por ciento de los republicanos contra el 45 por ciento de los demócratas. Entre los que creyeron, más republicanos vieron a Dios como amoroso, omnisapiente y todopoderoso que los demócratas (67% versus 49%).

Los republicanos también vieron fácilmente a Dios como un juez. Tres cuartas partes de los republicanos, en comparación con el 51 por ciento de los demócratas y el 61 por ciento de los estadounidenses en general, acordaron que "Dios juzgará a todas las personas en función de sus obras".

El sociólogo Paul Froese valora esta encuesta asegurando que “hay muchas maneras de medir las creencias acerca de Dios. Lo que es tan interesante es que la mayoría de la gente dice que cree en "Dios", pero no sabemos qué significa esa palabra para ellos. Por lo tanto, mirar lo que los estadounidenses piensan acerca de Dios puede ser muy revelador.

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San Ricardo Pampuri, 1 de mayo

San Ricardo Pampur
Conocido como doctor santo, de la Orden de Hermanos Hospitalarios

«Este joven cirujano, conocido como doctor santo, e integrante de la Orden de Hermanos Hospitalarios llevó a cabo una intensa labor apostólica en su vida profesional y eclesial. Fue un gran médico de cuerpos y de almas»
En esta festividad de san José Obrero, se celebra también la vida de este santo que nació el 2 de agosto de 1897 en Trivolzio, Pavia, Italia. Al bautizarle le impusieron el nombre de Herminio Felipe, tomando el de Ricardo en su vida religiosa. Era el décimo de once hermanos. A los tres años perdió a su madre y su familia materna se ocupó de él. En 1907 falleció a su padre en un accidente de tráfico. Arropado por su tíos Carlos y María, que secundó a su madre lo mejor que pudo, se impregnó de la fe que había en el hogar. Solía orar ante el Sagrario, mostraba gran devoción por la Eucaristía, acostumbraba a rezar el rosario diariamente –del que luego dijo: «este es mi arma predilecta, con esta corona el diablo huye»–, eran frecuentes sus obras de misericordia y fue excelente catequista. Un estado permanente de oración envolvía sus acciones cotidianas.
Su anhelo era ser sacerdote y misionero, pero su salud era delicada y sus familiares le disuadieron, aunque no le pusieron trabas para colaborar con la Acción Católica. Mientras, recibía formación en distintos centros. Y al culminar los estudios en el Liceo se matriculó en la facultad de medicina de la universidad de Pavía. Su tío Carlos, médico, le había animado. Sabía que una persona sensible como él, ferviente católico además, podría asistir a los enfermos con una calidad que está muy por encima del hecho meramente instrumental, clínico, y de una labor profesional impecable que se supone y espera de todo médico. Y efectivamente, el santo tuvo claro que quien tenía frente a él era una persona con sus necesidades espirituales y materiales. Que un galeno ha de buscar remedios para el cuerpo del paciente, pero en manera alguna puede descuidar su alma.
En abril de 1917, en medio de la Guerra Mundial, fue reclutado y tuvo que partir a filas. Al ser estudiante de medicina fue trasladado a la primera línea de fuego. Allí veía el trágico fin de sus compañeros en medio de incontables atrocidades, inútil masacre que acompaña a la barbarie. Luego fue destinado en otra zona algo alejada de la batalla, quedando fuera de peligro. Y cuando el 24 de octubre de ese año el ejército italiano estuvo a punto de ser derrotado, hubo orden de retroceso para todos los soldados, que abandonaron el hospital de campaña y los recursos que tenía. Entonces Ricardo los recogió depositándolos en una carreta tirada por una vaca que condujo durante 24 h. en medio de una brutal y persistente tempestad. Calado hasta los huesos, temblando de frío, puso a salvo todo. Le concedieron la medalla de bronce y el ascenso, pero le quedó como recuerdo una pleuresía de grave repercusión para su vida posterior.
En 1921 obtuvo el título de doctor en medicina y cirugía, y se dispuso a poner en práctica sus conocimientos primeramente junto a su tío Carlos, y luego como suplente en Vernate, hasta que obtuvo la plaza de médico rural en Morimondo, Milán. En esta localidad fue de gran ayuda para el párroco. Fundó con él el Círculo de la Juventud de Acción Católica, de la que fue su primer presidente, y hasta organizó una banda de música, iniciativas que encomendó a san Pío X. Ejercía su apostolado también en otros frentes, como secretario de la comisión misionera de la parroquia, impulsaba ejercicios espirituales para jóvenes y trabajadores, y muchas veces se hacía cargo de los gastos.
Ejerció como médico rural durante seis años. Fue un profesional ejemplar (no solo docto, que también lo era), que asistía a los enfermos sin medir riesgos. Sus pacientes eran mayormente pobres, y movido por su caridad y generosidad les proporcionaba solícitamente no solo la asistencia gratuita sino los medicamentos, alimentos, vestido e incluso dinero. Mientras, había completado estudios durante dos años más, obteniendo la especialización en obstetricia y ginecología. En 1923 fue habilitado como oficial sanitario en la universidad de Pavía. Allí se integró en el círculo universitario Severino Boecio, y colaboró con las conferencias de San Vicente de Paúl. En la primavera de ese año conoció a Riccardo Beretta, que se convirtió en su director espiritual. Y de su mano vislumbró su vocación religiosa. Intentó vincularse a los jesuitas y a los franciscanos, pero su salud era tan precaria que lo rechazaron.
En junio de 1927 ingresó en Milán en la Orden de Hermanos Hospitalarios(Fatebenefratelli). Hizo el noviciado en Brescia y profesó en 1928 tomando el nombre de Ricardo en honor al padre Beretta. En esta ciudad los Hermanos de San Juan de Dios tenían un hospital y fue nombrado director del gabinete de odontología. A este centro acudían fundamentalmente los más necesitados y los obreros, a los que atendió caritativamente, como siempre había hecho. Quienes recibían directamente sus cuidados le estimaban y consideraban una persona fuera de lo común, aunque esta admiración por la virtud que apreciaban en él la tenían también sus hermanos de comunidad, sus compañeros médicos, y el personal sanitario en general. Asumía los trabajos humildes con la misma elegancia y dedicación que su trabajo como médico.
De su vida espiritual, cincelada por la santidad en lo ordinario, dan constancia también las 66 cartas que dirigió a su hermana María Longina, franciscana misionera del Corazón Inmaculado de María que se hallaba destinada en Egipto. El coloquio que ambos mantuvieron pone de manifiesto la grandeza de corazón de este santo, que tuvo en su hermana un modelo a seguir. La vida de Ricardo fue corta. Murió con 33 años el 1 de mayo de 1930 después de agravarse la pleuritis que contrajo en la guerra y que se convirtió en una broncopulmonía. Su breve estancia en Torrino en 1929 obligado por la inflamación pulmonar no le sirvió de nada, como tampoco el traslado sugerido por sus familiares de Brescia a Milán para atenderle convenientemente. No hubo forma de dilatar su existencia. Juan Pablo II lo beatificó el 4 de octubre de 1981, y lo canonizó el 1 de noviembre de 1989. Sus restos se veneran en la iglesia parroquial de Trivolzio, donde era conocido como «doctor santo».
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Santa Marta: “la gran certeza”

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Reflexión del Papa en la Misa matutina

(ZENIT – 30 abril 2018).- Los niños son particularmente curiosos y en los teléfonos móviles, como en el mundo virtual, también encuentran “muchas cosas malas” que corren el riesgo de acabar siendo “los presos de estas no buenas curiosidades”. Es por esta tentación que el Papa Francisco advirtió el lunes 30 de abril, celebrando la Misa de Santa Marta. Y pidiendo ayudar a los jóvenes a discernir entre las muchas propuestas de la vida cotidiana, el Pontífice indicó que es el Espíritu Santo “la gran certeza” que resuelve todas “nuestras curiosidades”: y lo hace como “compañero de viaje, compañero de la memoria y compañero de la vida del cristiano”, ciertamente no se presenta a nosotros “con un paquete de respuestas “ya listo.
Para su reflexión, el Papa comenzó con el Evangelio de Juan. “En este largo discurso de despedida, en la mesa con los discípulos, hay pasos que podemos llamar el “diálogo entre la curiosidad y la certeza”, dijo. “Los discípulos no se sienten seguros, no sabían lo que sucedería y preguntaban qué sería de esto, de eso otro”. Y «Jesús explica», pero «se sienten más inseguros: «No, pero te vas, y ¿qué haremos?». Entonces “Jesús explica” Volveré, iré a preparar un lugar, luego os llevaré conmigo”». En resumen, “da certeza a la curiosidad de los discípulos”.
Además, el Pontífice reconoció, “la vida, nuestra vida está llena de curiosidad”. Y entonces “como niños, la edad de por qué” le preguntamos “Papá, ¿por qué esto? Madre, ¿por qué, por qué? Esto sucede precisamente “porque el niño crece, nota cosas que no entiende y pregunta: tiene curiosidad, está buscando una explicación”. Pero “esta es una buena curiosidad, porque es una curiosidad para crecer, desarrollarse, tener más autonomía”. Y “es también una curiosidad contemplativa, porque los niños ven, contemplan, no entienden y preguntan”.
“Hay otras curiosidades que no son tan buenas”, advirtió el Papa. “Por ejemplo, para” oler “en la vida de otras personas”. Tal vez “alguien dice” pero es algo para mujeres”. No, el chismorreo es un legado de mujeres y hombres”. Tanto es así que “alguien dice que los hombres son más habladores que las mujeres: no lo sé, pero es un patrimonio de todos, es algo malo porque trata de asegurarse de que la curiosidad no vaya al lugar seguro de una respuesta que es la verdad”. En cambio, es “intentar ir a lugares que eventualmente echan a perder a otras personas”. Entonces “hay malas curiosidades”, insistió el Pontífice. O curiosidad “que, al final, me haga comprender algo que no tengo derecho a saber”. El Papa ha sugerido el “ejemplo” de lo que sucedió “en Tiberiades: ya Jesús está a punto de irse, después de la Resurrección, y le dice a Pedro tres veces que lo ama, y ​​Pedro dice que lo ama; y él le da todo el poder, y Pedro, cuando esto está terminado, pregunta “¿y qué pasará?” preguntando por Juan “. Y “esto es” para chismorrear “las vidas de los demás”, explicó Francisco: “Esto no es una buena curiosidad, pero nos acompaña toda la vida. Es una tentación que siempre tendremos”.
De hecho, aseguró al Papa, “no se asuste, pero tenga cuidado”, diciéndose a sí mismo: “No pregunto esto, no miro, no quiero esto”. Y luego hay “muchas curiosidades, por ejemplo, en el mundo virtual, con teléfonos móviles y cosas: los niños van allí y tienen curiosidad por ver y encontrar allí muchas cosas malas”
Pero “no hay disciplina en esa curiosidad”. Entonces, “tenemos que ayudar a los niños a vivir en este mundo, porque el deseo de saber no es el deseo de ser curiosos, y terminan siendo prisioneros de esta curiosidad”. «Pero volvamos a estas buenas curiosidades de los Apóstoles», relanzó el Papa. En el fondo “ellos quieren saber acerca de Jesús, lo que sucederá, sucederá”. Y así “incluso en el último momento, Jesús estaba a punto de dejar el cielo”, dicen Ahora viene la revolución, ahora harás el reino” ». Es «la curiosidad de saber y la certeza: el diálogo entre curiosidad y certezas». De hecho, “Jesús responde dando certezas: “No mires, esto es así, voy allí”». Hay “muchas respuestas en este largo discurso en la mesa, y no es solo un discurso: es una conversación entre ellos”. Pero “Jesús siempre responde con certezas: nunca, nunca engañes. Nunca”.
“Pocas certezas, pero certezas”, repitió Francisco. Y “la certeza se resume al final del pasaje evangélico que hemos leído y oído”, explicó el Papa, refiriéndose al pasaje de Juan (14, 21-26). Lo que Francisco llamó “la gran certeza”. De hecho, informa Juan, «Jesús dice: Te he dicho estas cosas mientras todavía estoy cerca de ti. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo a quien el Padre enviará en mi nombre, él te enseñará todo y te recordará todo lo que te he dicho”. Y así, explicó el Pontífice, “la certeza nos dará el Espíritu Santo en la vida”.
Por supuesto, “el Espíritu Santo no viene con un conjunto de certezas” y te dice “toma”. Más bien, “entramos en la vida y le pedimos al Espíritu Santo, abramos el corazón, y él nos da la certeza de ese momento, la respuesta para ese momento”. «El Espíritu Santo -explicó el Papa- es el compañero del camino cristiano, él es el que continuamente nos enseña” no, esto es así “, lo que continuamente nos recuerda” pensar en lo que dijo el Señor, eso fue así”».Y “nos recuerda las palabras del Señor iluminándolos”. En nuestro “viaje hacia el encuentro con Jesús, es el Espíritu el que nos acompaña”, para dar “certeza a nuestra curiosidad”. “Entonces este diálogo entre la curiosidad humana y la certeza – dijo el Papa – termina en esta frase de Jesús” sobre el Paráclito: “Él te enseñará todo, y él te recordará todo lo que te he dicho”.
El Paráclito es el “compañero de la memoria, el maestro compañero”, que “nos da luz y nos conduce a donde hay felicidad, aquello que no se mueve, como hemos rezado en la oración colectiva”. “Vayamos donde hay verdadera alegría, la que está arraigada precisamente en Dios, pero con el Espíritu Santo para no cometer errores”, concluyó el Pontífice. Y por esta razón, “pidamos al Señor dos cosas hoy”. Antes que nada “purificarnos para aceptar la curiosidad, hay curiosidades buenas y no tan buenas” “Vayamos donde hay verdadera alegría, la que está arraigada precisamente en Dios, pero con el Espíritu Santo para no cometer errores”, concluyó el Pontífice. Y por esta razón, “pidamos al Señor dos cosas hoy”. Antes que nada “purificarnos para aceptar la curiosidad, hay curiosidades buenas y no tan buenas”
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Comunidad del Enmanuel: “no hay mayor libertad que la de dejarse guiar por el Espíritu”

Comunidad Del Emmanuel © Vatican Media
El Papa exhorta a “hacer descubrir la Misericordia de Dios”

(ZENIT – 30 abril 2018).- “No hay mayor libertad que la de dejarse guiar por el Espíritu y de permitirle que nos ilumine y nos conduzca allá donde Él quiere”, dijo el Papa Francisco a unos 500 miembros de la Comunidad del Emmanuel que  ha recibido en audiencia privada este 7 de abril de 2018, en la sala Clementina del Vaticano. Les instó a “guardar en el corazón este ardiente deseo de transmitir la alegría del Evangelio a aquellos que no lo conocen o que se han alejado de Él” y “hacer descubrir a los hombres de nuestro tiempo la Misericordia de Dios”.
Esta audiencia tuvo lugar al final del encuentro anual de los sacerdotes de la Comunidad durante la octava de Pascua, primer encuentro como “Asociación Clerical de la Comunidad de Emmanuel”, cuyos nuevos estatutos fueron promulgados a finales de 2017. 480 personas de las cuales 3 obispos, aproximadamente 100 sacerdotes, cerca de 10 diáconos, cerca de 30 célibes consagrados, y laicos y familias, incluidos casi 50 niños, participaron en esta entrevista.
El Papa les agradeció su fidelidad y su “apego al Sucesor de Pedro”, alabando su “compromiso misionero ahora presente en todos los continentes”. Animó a las comunidades a “perseverar en el futuro” y “mantener una conexión cada vez más estrecha con esta rica realidad de la parroquia del lugar donde viven”.
“El carisma de la Comunidad Emmanuel está inscrito en su nombre,  Emmanuel, Dios con nosotros”, continuó el Papa. Es esencialmente en la contemplación del misterio de la encarnación, especialmente en la adoración eucarística, que se dibuja el dinamismo misionero para anunciar las buenas nuevas a todos aquellos a quienes Jesús ofrece su amistad”.
Durante esta audiencia, el Papa invitó: “Donde su Comunidad está presente, la Misericordia del Padre se manifiesta, especialmente a los más pobres – de corazón o de cuerpo – sanando sus heridas con el consuelo del Evangelio por la solidaridad y la atención”.
La Comunidad Emmanuel nació en 1972 en París (Francia), por iniciativa de Pierre Goursat (1914-1991) y Martine Laffitte-Catta, sobre la base de la experiencia de un grupo de oración de la Renovación Carismática. Reconocida por la Santa Sede como una asociación pública de fieles, la comunidad tiene hoy 11,500 miembros en 67 países en 5 continentes, incluyendo 265 sacerdotes y 200 personas consagradas.
AK
Discurso del Papa Francisco
Queridos amigos,
Me complace darles la bienvenida con ocasión de vuestro encuentro anual  que se desarrolla en Roma este año. Esta peregrinación es un signo de la plena participación de la  Comunidad Emmanuel  en la comunión de toda la Iglesia Católica. También es una oportunidad para que mi de daros las gracias por vuestra fidelidad y por vuestra adhesión al Sucesor de Pedro, a decir la apreciación que tengo sobre vuestro compromiso misionero desde ahora presente en todos los continentes, y de animaros a la perseverancia para el futuro.
Este futuro ahora está marcado por el reciente reconocimiento de la Asociación de Clerical de la Comunidad Emmanuel  el 15 de agosto último, una estructura hecha oportuna debido a las muchas vocaciones sacerdotales que el carisma de Emmanuel despierta y para una mayor fecundidad de la evangelización. Lejos de aislarse los sacerdotes de otros miembros de la comunidad, laicos o consagrados, es mi esperanza que este reconocimiento vitaliza al contrario esta hermosa comunión de los estados de vida de los cuales hacéis la experiencia desde hace más de 40 años en la complementariedad de las diversas vocaciones. También invito a vuestras Comunidades a mantener un vínculo cada vez más estrecho con esta rica realidad de la parroquia del lugar donde viven, y que voluntariamente se integren en la pastoral orgánica de la Iglesia particular (véase  Evangelii Gaudium, 29).
El carisma de la Comunidad Emmanuel está inscrito en su nombre, “Emmanuel”, Dios con nosotros. Es esencialmente en la contemplación del misterio de la encarnación, especialmente en la adoración eucarística, del cual sacáis el dinamismo misionero para anunciar las buena nueva a todos aquellos a quienes Jesús ofrece su amistad. Os animo a hacer descubrir a los hombres de nuestro tiempo, donde sea que el Espíritu os envíe, la Misericordia de Dios que nos ha amado hasta el punto de permanecer entre nosotros. La misericordia del Señor, siempre presente en su pueblo pide ser propuesta con un nuevo entusiasmo y a través de una pastoral renovada para que penetre el corazón de las personas y les anime a encontrar su camino de vuelta al Padre (cf. Bulle Misericordiae Vultus, n. 15). Que donde vuestra Comunidad esté presente, la Misericordia del Padre se manifieste, especialmente para los más pobres – de corazón o de cuerpo – curando sus heridas por el consuelo del Evangelio, por la solidaridad y la atención (ibid).
Queridos amigos, la Comunidad de Emmanuel  ha demostrado, desde el comienzo, un verdadero dinamismo para anunciar la Buena Nueva de una manera viva y gozosa. Os exhorto a que permanezcan enraizados en Cristo por medio de una sólida vida interior y confiados en el Espíritu Santo que viene en ayuda de nuestra debilidad y nos sana de todo lo que debilita nuestro compromiso misionero; mantener en el corazón este ardiente deseo de transmitir la alegría del Evangelio a quienes lo ignoran o se han alejado; a estar completamente involucrado en esta “Iglesia en salida” que llamo. “La Iglesia cuenta con vosotros, en vuestra fidelidad a la Palabra, en vuestra disponibilidad para el servicio y en el testimonio de vidas transformadas por el Espíritu Santo” (Vigilia de Pentecostés, 3 de junio de 2017).
Con vosotros doy gracias por todo el camino que habéis recorrido bajo la influencia del Espíritu Santo que quiere que estemos siempre en camino, y yo os invito a que siempre lo escuchéis porque no hay mayor libertad para ser guiado por el Espíritu y permitirle que nos ilumine y nos guíe donde quiere.
Os confío a todos por la intercesión de la Virgen María, pidiéndole que guíe vuestros pasos y sostenga vuestros esfuerzos. Y os doy la Bendición. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.
© Editorial del Vaticano
© Traducción ZENIT, Raquel Anillo
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4ª sessão - Formação Iconografia Cristã

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4ª sessão - 7 Maio 2018 (2ª feira) 
Iconografia de Jesus, por Celso Mangucci
ICONOGRAFIA CRISTÃ: HISTÓRIA, TEORIA E IMAGEM
Incidindo nas diversas matérias inerentes ao trabalho de inventário, nos domínios do património móvel e integrado, visa a aplicação de metodologias de análise, identificação e descrição. Incitando os formandos a desenvolver competências adequadas de catalogação e classificação, pretende contribuir para a preparação de profissionais qualificados, capazes de lidar com a especificidade dos Bens Culturais da Igreja.
Acção prioritariamente vocacionada para os técnicos que, nas dioceses portuguesas, têm por tarefa a elaboração do inventário das respectivas igrejas, encontra-se também aberta a outros interessados, que pretendam obter formação especializada no domínio da Iconografia Cristã.
5 Fev. | FONTES DA ICONOGRAFIA CRISTÃ, por Tiago Moita
5 Mar. | ICONOGRAFIA MEDIEVAL, por Carla Varela Fernandes
2 Abr. | ICONOGRAFIA NA IDADE MODERNA, por Nuno Saldanha
7 Mai. | ICONOGRAFIA DE JESUS, por Celso Mangucci
4 Jun. | ICONOGRAFIA DE MARIA, por Marco Daniel Duarte
1 Out. | ICONOGRAFIA DOS SANTOS, por Ana Paula Rebelo Correia
5 Nov. | ICONOGRAFIA DOS ANJOS, por Maria de Lurdes Craveiro

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Folha Paroquial de S. José/S. João Baptista de 29 de abril de 2018 (V Domingo de Páscoa)





Lembranças

O temporal vespertino não fora dos mais violentos, mas foi o suficiente para derrubar o fornecimento da energia elétrica. Por conta disto o cair de tarde foi lançando sombras no interior da casa, até que ficasse impossível de divisar qualquer coisa naquela noite de lua nova. Antes que o breu tomasse conta de tudo, Maria separou vela e fósforo, como no tempo de sua infância. Lembrou-se da casa paterna, de pau a pique, barreada, da mãe caprichosa e servil e do pai sempre bruto, quando não embriagado e violento.

Como era melancólico aquele tempo, pensou. Sem energia elétrica, o fim da jornada era já sonolento. As horas com pouca luz se arrastavam e dormir cedo era inevitável. Lembrou-se também das demais dificuldades da vida na área rural. Por mais que cuidasse, por mais asseio que mantivessem, as coisas empoeiravam e tudo tinha cheiro de pasto e de bicho. Quando conheceu seu futuro marido, José, impossível esquecer, ela vestia uma roupa clara, com o pó vermelho dos caminhos. Primeiro flertou com aquele rapaz diferente dos outros, semanas depois a aproximação, meses depois o namoro, anos depois o casamento com extensa prole.

Maria deixou-se ficar na poltrona de espaldar alto, em que passa a maior parte de seu tempo, a queimar seus olhos fazendo crochê ou acarinhando os gatos que buscam seu colo ou sentam num dos apoios de braço. Fechou os olhos e aquela sala escura, com paredes de madeira e piso de velhas tábuas, marcadas pelos passos de duas gerações, voltou a ganhar vida. Lembrou de Conceição, a sogra com a qual não manteve relação muito afável, mas da qual cuidou até o fim. 

Os filhos voltaram à memória, com sua algaravia à mesa. Provedora e atenta, Maria lembrou-se das preocupações, tantas, sobretudo das doenças, como o crupe e o tifo, e das alegrias de uma família que lutou e avançou. Lembrou-se dos netos, que a visitavam com frequência e deram, brejeiros, mais trabalho que os filhos.

Na longa espera, com tudo quieto à sua volta, cochilou. Acordou com as badaladas do relógio, antigo como a casa. Nove da noite! E a luz ainda não voltara. Não esperaria mais. Melhor dormir. Na escuridão, só contrariada pela frágil luz da vela, caminhou com redobrado cuidado. Passou pelo antigo escritório de José, onde este encontrava refúgio para suas leituras e escritos eivados de humor. Textos concisos, com a paciência e sabedoria que os anos lhe cumularam.

Diante da escrivaninha, também um dia usada pelos filhos nos trabalhos escolares, deixou-se ficar por alguns instantes. Lembrou da parcimônia da pena e do tinteiro, substituídos bem mais tarde pela tagarela máquina de escrever. Naquela mesa seu marido viveu também momentos de grande apreensão, fechando as contas do mês e vencendo dificuldades inevitáveis de uma família numerosa, com alguns incidentes terríveis, como a falência de um amigo do qual José era fiador. Maria voltou no tempo e viu uma vez mais seu José com os ombros curvados pelo peso da encrenca criada pela traição daquele que fora, até então, amigo e confidente.

Girou sobre si mesma e estancou diante do armarinho que albergava as infusões com cachaça. Aguardente com sassafrás, como depurativo do sangue e antitérmico, ou com imburana. Ou mesmo pura, para combater as cruéis dores de dente. Ainda bem fornida, aquela modesta caixa de primeiros socorros na parede, que tantos serviços prestara à sua família, não tinha, porém, o bálsamo de que precisava naquela noite de escuridão e lembranças. Dirigiu-se pelo corredor ao seu quarto. Quem a visse teria a imagem fantasmagórica de uma velha, com as pernas um tanto arqueadas, a escorregar sobre suas chinelas, a caminhar num túnel de sombras. Um halo a envolvia, mal disfarçando o cabelo mal penteado, que desfeito lhe bateria na cintura, denunciando um comprimento exagerado para seus oitenta anos.

Fez o sinal da cruz ao passar pelo crucifixo, alongado pela luz da vela. Persignar-se diante daquele símbolo do Gólgota foi um pedágio que pagou por décadas, sempre exaltando mentalmente o Cristo e pedindo proteção para os seus. Foi atendida. Não viveu aos sobressaltos, nem seus próximos viveram tragédias.

Prosseguiu com passos ainda mais cuidadosos quando um vento quase apagou a vela e entrou em seu quarto. Alcova de décadas, onde a família aumentou, até bater na casa dos seis. Quarto onde perdeu José quando seu coração inventou de parar. Tirou o xale, que a preocupava pelo risco de incêndio, e depositou a vela diante de um dos oratórios que ocupam a cômoda. Continuou rezando, tentando concentrar-se, agora com o olhar passeando sobre as imagens, algumas das quais com mais de cem anos. Lembrou de sua mãe, ajoelhada diante delas, a rogar aos céus por dias de ventura.

A vizinhança toda decerto dormia. Nem os cachorros quebravam o silêncio profundo, que contrastava melancolicamente com os ruídos que reviveu naqueles momentos de escuridão, de lembranças que agora subsistem em porta retratos. Seguiu rezando, mas não sentiu a calma que a oração normalmente lhe trazia.

Pensamentos confusos a dominaram nesta noite em que alguns sentidos afloraram e outros adormeceram. Rezou pelos antepassados. Rezou pelos filhos e netos. Rezou por José. E temeu a morte, naquela noite feita de completo breu, tanto quanto a desejou. Fez sobre si o sinal da cruz, sentou-se na cama, enxugou o rosto com a manga da camisola e apagou a vela.

J. B. Teixeira



Por favor, cuida da mamã!

“Por favor, cuida da mamã” é título de um livro belíssimo que li há pouco tempo e de que me lembrei a propósito do “dia da mãe”. É uma longa reflexão sobre a relação entre mãe e filhos – em que também o marido é peça fundamental – que nos é relatada através das memórias que se tornam intensamente vivas quando a mãe desaparece das suas vidas. Nos diálogos que se estabelecem entre todos vão surgindo os momentos felizes e os dolorosos e ficam muitas perguntas, às vezes angustiantes: “Acho que a mamã nunca poderia ter gostado de trabalhar tanto na cozinha. Os comentários da tua irmã apanharam-te de surpresa. Nunca tinhas pensado na tua mãe como uma pessoa separada da cozinha. A tua mãe era a cozinha e a cozinha era a tua mãe. Nunca te interrogaste: -Será que a mamã gosta de passar tanto tempo na cozinha? - Mamã, gostas de estar na cozinha? - Quando lhe fizeste esta pergunta, a tua mãe não compreendeu o que querias dizer. - Gostas de passar tanto tempo na cozinha? Gostas de cozinhar? Os olhos da tua mãe fixaram os teus por um momento. - Eu não gosto nem deixo de gostar da cozinha. Tinha de ficar na cozinha para que vocês pudessem comer e ir para a escola. - Então... gostavas ou não? A tua mãe soltou um suspiro profundo. - Mas foi bom ver crescer os meus filhos... 

- Quando é que fora a última vez que falaras à tua mãe de algo que te acontecera? A par­tir de uma certa altura, as conversas entre as duas simplificaram-se. Já nem sequer falavam na presença uma da outra - eram conversas telefónicas. Perguntavas-lhe se estava bem de saúde, se andava a comer bem, como é que o pai estava, que o pai devia ter cuidado para não apanhar frio...»

Para o filho “o desaparecimento da mãe levara-o a lembrar-se de uma série de acontecimentos de que ele achava que já se tinha esquecido por completo... a mãe escolhia um dia de sol e retirava todas as portas da casa. Esfregava as portas com água e deixava-as a secar ao sol. Porque é que ninguém ajudava a mãe, se, ainda por cima, havia tantos homens na família? Será que aquela era a aventura mais entusiasmante a que a mãe podia entregar-se naqueles tempos?»

Quem era, afinal, a mãe, o que sentia, o que a alegrava ou entristecia, porque terá agido desta ou daquela forma? Não se pode voltar atrás para emendar o que foi feito ou, mais importante, o que foi omitido, esquecido, aquilo a que ninguém deu importância.

E o final grandioso dá-nos a chave para entender o título do livro: «A Cidade do Vaticano é o país mais pequeno do mundo... Enquanto ouves as explicações do guia, as palavras da tua mãe surgem inopinadamente diante dos teus olhos. A tua mãe perguntou-te qual era o país mais pequeno do mundo. E pediu-te que lhe comprasses um rosário de pau-rosa se alguma vez fosses a esse país... - Tem rosários de pau-rosa? Abres o estojo com o rosário. A fra­grância a rosas espalha-se logo que abres o estojo. Seria possível que a mãe conhecesse este odor? Com o rosário de pau-rosa na mão, começas a andar na direc­ção da Basílica de São Pedro. Colocas o rosário de pau-rosa diante da Pietà e ajoelhas-te. A catedral do mais pequeno país do mundo cai num profundo silêncio. Talvez tivesses vindo a Roma porque querias suplicar: Por favor, não te esqueças da mamã, - Por favor... Por favor cuida da mamã.»

Este é um livro comovente que nos leva a olhar a Mãe com um novo olhar, mais afirmativo, mais activo. Que felizes somos quando aproveitamos bem o tempo que passamos com ela! 

Rosa Ventura