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quinta-feira, 25 de outubro de 2018

Un espeluznante caso real para mostrar qué hay detrás de los vientres de alquiler: nuevo documental

«Big Fertility» se proyecta desde este martes en Madrid y cuenta la historia de Kelly


Kelly contó su testimonio sobre la maternidad subrogada en Naciones Unidas en 2017




Este martes 23 de octubre se estrena en España un importante documental que arroja más luz si cabe a todo lo que rodea a la maternidad subrogada, porque además lo hace desde la historia real de una mujer que fue utilizada en varias ocasiones para tener hijos para otros. Se titula Big Fertility y ha sido llevado a cabo por el Center for Bioethics and Culture Network que dirige Jennifer Lahl. En España lo distribuye la Fundación + Vida, y se estrena en el sala Arapiles de Madrid. (Más información aquí).
El documental cuenta la historia de Kelly Martínez, una joven estadounidense que actualmente es una firme activista en contra de los vientres de alquiler. Y lo hace con un enorme conocimiento de las consecuencias que tiene en la madre gestante. Ella fue desde los 20 años madre por subrogación para tres parejas distintas. Casi le costó la vida y pudo experimentar el trato denigrante hacia ella y la utilización como meros objetos comerciales de los niños.
Un documental que muestra la verdadera cara de la subrogación
En su análisis de Big Fertility, el Foro de la Familia destaca cómo este testimonio indaga “en los dilemas éticos y legales ligados a la mercantilización de las biotecnologías aplicadas a la reproducción humana”.
“Es un caso más de la ponderación de los deseos de ser padres de los adultos por encima del derecho natural de los niños a tener un padre y una madre y a ser queridos por éstos. Es la instrumentalización de una vida humana al servicio de un deseo (legítimo o no) de terceros, la concepción del hijo como un derecho y no como un regalo. Es la cosificación de la mujer, a quien se le compra un óvulo y a quien se le paga por llevar a cabo el embarazo. Mercantiliza la vida y dignidad humana tanto del bebé como de la mujer (incluso en la versión ‘altruista’ como en Inglaterra hay agencias que se lucran por medio, hay que pagar médicos  y hay compensaciones por las ‘molestias’). Es la selección genética, otro proceso donde hay embriones humanos descartados (congelados o destruidos) por cada uno que se ‘escoge’”, asegura esta plataforma pro-familia.
La experiencia con un matrimonio español
En el caso de la protagonista del documental se cumplen todas estas premisas. Entre las parejas que utilizaron su cuerpo a cambio de dinero hubo una española que quería comprar unos mellizos. Sin embargo, los padres tenían unas exigencias claras: tenían que ser un niño y una niña.
Antes de este embarazo ya había sido utilizada en dos ocasiones como vientre de alquiler. La experiencia con el matrimonio español fue la que por fin le hizo ver la realidad que acabó llevándola a oponerse a la subrogación.
Estaba embarazada de mellizos, pues esta había sido la petición de la pareja. Pero los problemas comenzaron a llegar cuando le tocaba realizarse la ecografía para determinar el sexo de los bebés. Se lo dijo a los ‘contratantes’, creyendo que sería un momento especial para ellos.
Cuando la gestante no es más que un instrumento
Pero nunca podía esperar su reacción. “Me dijeron: ‘¿qué quieres decir?’ Pensé que como ella no había estado embarazada no lo sabía, y se lo expliqué. La madre me respondió que ya sabían que iban a tener niño y niña, porque habían pagado más” (para seleccionar los embriones). Yo no sabía que se podía hacer eso”, relata la protagonista del documental durante una intervención que realizó en 2017 en NuevaYork.
Sin embargo, la ecografía acabó revelando que eran dos niños debido a que el embrión que debía ser una niña no se implantó y el del niño se dividió de forma natural. La pareja española, cuenta Kelly, se enfadó mucho, “y me mandaron a repetir la ecografía muchas veces”.
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Kelly es ahora una activa opositora a la maternidad subrogada
Hasta ese momento, la mujer que alquiló a Kelly le preguntaba cada día cómo se encontraba, desde entonces ya no lo hizo más. Mientras tanto, el estrés aumentaba en esta joven que además temía que al ser dos niños acabasen no recogiéndolos, por lo que su vínculo emocional con los niños que llevaba en su vientre era todavía mayor.
Los niños, meros objetos comerciales
Antes de la fecha prevista de parto, la joven tuvo que ser ingresada en el hospital con una pre-eclampsia grave. Fue entonces cuando por fin conoció físicamente a esta pareja. “Me estaban fallando los riñones y el hígado. Pero al pasar por la puerta lo primero que preguntaron fue: ‘¿De verdad son dos niños?’”, cuenta.
Acabó dando a luz a los niños y nunca más ha sabido de ellos. No tiene constancia de si se quedaron a los dos bebés o sólo a uno. Pero además, ni siquiera pagaron las facturas médicas del embarazo y del parto. Más de 5.000 euros que ahora Kelly debe al hospital. Al final ni niños ni dinero.
Esta joven estaba casada y tenía dos hijos propios antes de comenzar su experiencia con la maternidad subrogada a los 20 años, cuando dio a luz a dos gemelos para una pareja homosexual francesa y posteriormente a una niña para una mujer que no podía quedarse embarazada.Todas estas experiencias, unidas a la de la pareja española, la obligaron a recibir tratamiento psicológico y a darse cuenta de la verdadera realidad que se esconde detrás de la maternidad subrogada: niños a la carta donde los más pequeños son tratados como un mero objeto de compra y venta.
Es precisamente esta problemática que se está extendiendo por todo el mundo, también en España, la que muestra el documental, y lo hace además con un testimonio real y clarificador.
Para más información sobre la proyección de este documental, pinche aquí.

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