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segunda-feira, 30 de abril de 2018

Un presidente católico, misas para la reconciliación...: la Iglesia y el histórico acuerdo en Corea

30 abril 2018


El encuentro entre los mandatarios del Norte
y del Sur de Corea es algo histórico
El pasado viernes se vivió un momento histórico después de que el líder de Corea del Norte, el dictador Kim Jong Un, y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, se reunieran en la zona desmilitarizada, un hecho que parecía imposible hace unos meses cuando la guerra parecía más cerca que nunca.

Además, entre los acuerdos destaca el anuncio del Norte de desmantelar su centro de pruebas nucleares. Otro gesto es el de tener el mismo huso horario que Corea del Sur, que la dictadura había modificado en el paseo.

El Papa Francisco llevaba tiempo rezando y pidiendo oraciones por las dos Coreas y este mismo domingo volvió a tener un recuerdo para ellas. Además, los católicos viven con esperanza este tiempo. Así lo manifiestan los líderes católicos de Corea del Sur, pues en el Norte no hay obispos ni se sabe el número de fieles que pueden quedar.

Años celebrando misas de reconciliación
El cardenal Andrew Yeom, arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, aseguraba que “al observar el viento de la paz que se la levantado recientemente sobre la península coreana expreso un profundo agradecimiento a Dios por esta providencia que lo ha hecho posible".


Durante 23 años se han estado realizando misas por la reconciliación. El cardenal celebró la 1163 con la presencia de tres obispos auxiliares. "El objetivo de celebrar la Santa Misa por la reconciliación nacional no es otro que cumplir con ardiente celo la misión que hemos heredado del Señor, como fieles discípulos suyos, de trabajar duro para que cada quien de nuestro pueblo en la península coreana tenga vida y la tenga en abundancia", dijo Yeom, haciendo alusión al pasaje del Evangelio en el que el propio Jesús habla sobre la búsqueda de la unidad, ‘El Padre y yo somos uno’ (Jn 10,30), y a cómo la Iglesia debe dedicarse a trabajar para que todos seamos uno, justamente como el Padre y el Hijo, nuestro Señor, son uno, reforzando de esta manera, su misión de ayudar en la reconciliación del pueblo coreano y fortaleciendo, su unidad con Dios”.

También se ha manifestado al respecto monseñor Lazzaro You Heung-Sik, obispo de Daejeon: “Me he emocionado al ver en la televisión a los dos líderes reunidos. Luego he recitado una oración, dando gracias a Dios y dando mi bendición. Estoy muy feliz, porque se abre una nueva era: podemos decir que Dios hace obras maravillosas y sorprendentes”.

La Virgen y los mártires coreanos
En declaraciones a Fides aseguraba que “también he invocado la protección de la Virgen María y de los mártires coreanos: a ellos les confiamos el futuro de este viaje hacia la paz y la reconciliación, por el bien del pueblo coreano y de toda la humanidad”.

Monseñor Lazzaro ha confirmado que “en Corea se respira un aire de gran optimismo y esperanza. Lo que parecía imposible hace solo unos meses, cuando hablábamos sobre la guerra, hoy se ha realizado. Hoy decimos al Señor: completa tu obra. Somos hermanos: como coreanos somos un pueblo”.

El papel del presidente surcoreano, católico
Además, quiso recordar que un gran mérito “se debe atribuir al presidente Moon, católico, que ha creído en esto y ha trabajado arduamente para obtener este resultado”.

“Ahora esperamos tener la oportunidad de ayudar a los norcoreanos que sufren pobreza y hambre”. Los dos objetivos del desarme nuclear y de la firma de un verdadero tratado de paz están al alcance de la mano. No solo son posibles, sino realmente necesarios: son el camino y el fruto adecuado después de esta cumbre”, continúa, recordando que “la paz en la región también requiere la voluntad política de actores como China y Estados Unidos”.

“Los católicos en Corea - concluye el obispo - han vivido este evento en oración y continuarán acompañando el camino del diálogo y la paz con la oración, promoviendo iniciativas de intercambio y cooperación con el Norte, para ayudar a crear una auténtica reconciliación y fraternidad”.




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