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segunda-feira, 4 de dezembro de 2017

Traficante, violento y casi homicida: conoció a un sacerdote y hoy es apóstol de los pandilleros

Ariel López cuenta en La Contra TV su vida y conversión

Ariel López ha conseguido rescatar a numerosos jóvenes pandilleros
4 diciembre 2017


Ariel López ha pasado de pandillero, delincuente, traficante y casi asesino en una vida frenética y alocada a utilizar toda esta actividad para hacer el bien. Lo hizo tras refugiarse en una Iglesia tras casi matar a un hombre. Allí conoció a Dios a través de un sacerdote.


Su vida cambió tanto que pasó a ayudar a menores pandilleros para que dejaran esta vida. Y ahora dirige grupos de ayuda a presos, jóvenes, transexuales y prostitutas. Todo tras haber conocido a Dios. “No importa en la situación en la que estemos, siempre vamos a encontrar una mano amiga, la de Dios, que nos va a sacar del dolor profundo”, afirma Ariel en una entrevista en La Contra TV, donde hace un recorrido por su vida y ahora ve la mano de Dios en ella.

Delincuente desde niño
Este expandillero recuerda que fue a partir de los 12 años cuando empezó a robar y traficar con droga. Por las noches, él y sus colegas entraban en escuelas y las desvalijaban.  En esa época empezó a tener igualmente una vida promiscua.


En la espiral de violencia y delincuencia en la que vivía pese a ser apenas un niño, a los 15 años dio un paso más en ella al ser detenido por intento de homicidio. Pero lejos de aprender de esto, años después él y sus amigos pandilleros dejaron medio muerto a otro joven tras propinarle una paliza.

El encuentro con un sacerdote
Fue entonces cuando supo que había tocado fondo. En la entrevista cuenta cómo se refugió en una iglesia. “Allí había un sacerdote nuevo y empezó a reunir a jóvenes con problemas. Nos hablaba, y me llama mucho la atención. Ahí empecé un nuevo caminar”.

De delinquir y de la vida pandillera pasó a trabajar en un centro de menores y a acompañar a los jóvenes pandilleros.  Con su experiencia, consiguió rescatar a muchos de ellos y se precia de que “no se me escapó ninguno”.

Mujeres presas, transexuales, prostitutas...
En el presente, Ariel trabaja con la Archidiócesis de Panamá y dirige el centro Juan Pablo II donde atiende a niños y jóvenes con problemas de drogas. En su apostolado también está otro programa de ayuda a personas sin hogar.

Pero además saca tiempo para atender a un grupo de mujeres presas adictas a la droga y dedica también una atención especial a transexuales y prostitutas.



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