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sábado, 20 de maio de 2017

¡Ding dong!: esperaban al párroco, pero llegó el Papa Francisco por sorpresa a bendecir sus casas

20 mayo 2017


El Papa Francisco sorprende con sus visitas
puerta a puerta a los vecinos del barrio de Ostia
"Disculpen, espero no molestar, creo que respetamos el horario de silencio del después del almuerzo", decía el Papa Francisco cuando aparecía por distintos apartamentos de familias este viernes por la tarde en el barrio romano de Ostia. Las familias estaban avisadas de que vendría su párroco, Plinio Poncina, párroco de Stella Maris, una de las seis parroquias de Ostia, quien había colocado un avsio en varias comunidades y bloques de viviendas de que pasaría a visitarles para la tradicional bendición pascual. Lo que no esperaban es que llegase con el Papa Francisco.


“El Santo Padre Francisco quiso, también en el mes de mayo, seguir con los ‘Viernes de Misericordia’”, informó la Santa Sede, que recordó que esta iniciativa nació durante el Año de la Misericordia convocado por el Pontífice y que culminó en noviembre de 2016.

Por ello, “el Papa salió del Vaticano y fue directo a Ostia. Como signo de cercanía a las familias residentes en la periferia de Roma, decidió bendecir casa por casa las habitaciones, como hace el párroco cada año, y que es propio del periodo pascual”.


“Fue grande la sorpresa hoy cuando, al sonar el timbre, en vez del párroco los inquilinos vieron al Papa Francisco”, informó el Vaticano.

“El Papa ‘se hizo el Párroco’: con gran simpleza se entretuvo con las familias, bendijo una docena de apartamentos que componen el condominio de la Plaza Francisco Conteduca 11, dejando como regalo el rosario. Bromeando, quiso disculparse por la molestia, asegurando que respetó el horario de silencio en el cual los condominios reposan después del almuerzo, como señala el cartel colocado al ingreso del condominio”, relató.


Ostia, que pertenece al municipio de Roma, tiene cerca de 100 mil habitantes y acoge “una vivaz comunidad de fieles” que vive también una realidad difícil, tal como ocurre en las periferias.

En ese sentido, explicó el Vaticano, “la parroquia y el pequeño campo de fútbol adyacente, se convierten con frecuencia en un punto de referencia para la comunidad y constituyen un punto de arribo para estas realidades sociales y existenciales que, experimentando formas de exclusión, permanecen en la marginalidad”.



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