El Pontífice recibe a una delegación de los ‘Special Olympics
International’ y les invita a trabajar por una sociedad más inclusiva
Con los atletas de los juegos invernales en Austria Osservatore © Romano |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La actividad deportiva hace bien al
cuerpo y al espíritu, permite mejorar la calidad de vida, y si bien
exige sacrificios concede la alegría por los dones que el Señor da cada
día, y demostrando que los obstáculos pueden ser superados se vuelve un
signo de esperanza para quienes se empeñan en una sociedad más
inclusiva.
Lo aseguró el papa Francisco este jueves al recibir en el Vaticano a una delegación de los Juegos mundiales invernales, ‘Special Olympics International’, que se realizarán el próximo mes de marzo en Austria.
Así en la Sala Clementina les indicó que el deporte “nos ayuda a
difundir la cultura del encuentro y de la solidaridad. Juntos, a atletas
y asistentes nos muestran que no hay ni obstáculos ni barreras que no
puedan ser superadas”. Y añadió: “Ustedes son un signo de esperanza para
todos aquellos que se empeñan en favor de una sociedad más inclusiva”.
“El deporte es –les dijo Francisco– vuestra gran pasión, y ustedes se
preparan con gran empeño para las competiciones siguiendo el juramento
del atleta: “Que yo pueda ganar, pero si no lo lograra, que lo pueda
intentar con todas mis fuerzas”. Además porque “la actividad deportiva
hace bien al cuerpo y al espíritu y les permite de mejorar la calidad de
vida”.
Y si bien el Papa reconoció que el entrenamiento “exige fatiga y
sacrificio”, hace desarrollar capacidades que si no, se quedarían
escondidas, lo que da “alegría de moverse, de estar juntos, la alegría
por la vida y los dones que el Creador nos da cada día”.
“La victoria más hermosa es la de superarse a sí mismos” señaló el
Pontífice y recordó también que cada vida es preciosa y cada persona un
don” y que “la inclusión enriquece a cada comunidad y sociedad”.
“Este es vuestro mensaje al mundo, para un mundo sin confines ni
exclusiones”, dijo Francisco. Y les deseó que pasen juntos estos días
con alegría y que encuentren a amigos de todo el mundo.
“Les encomiendo a la protección materna de María Santísima –concluyó
el Papa– e invoco para ustedes y sus familias y para todos los
participantes la bendición divina. Y por favor, recen también por mi.
Gracias”.
in
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