Páginas

domingo, 25 de dezembro de 2016

«Muchos cristianos ya entonan villancicos» en las calles de Alepo, cuenta una monja allí presente

ReL  21 diciembre 2016

Por primera vez en cinco años los habitantes de Alepo
han salido a la calle a celebrar la Navidad
Tras casi cinco años de guerra brutal y de bombardeos constantes la ciudad siria de Alepo experimenta una relativa calma e incluso la gente ya celebra la Navidad por las calles. La religiosa Laudis Gloriae ha permanecido todo este tiempo en la ciudad y en una entrevista con María Martínez en Alfa y Omega explica cómo han vivido la toma de la ciudad por parte del Gobierno así como la situación de los cristianos que quedan aún en Alepo:

-¿Cómo es la situación en la ciudad? ¿Ha terminado la evacuación y la toma de los barrios por parte del Gobierno? ¿Quedan barrios en manos de los rebeldes?
-Después de cuatro años de guerra, creo que estos son los primeros días de mucho silencio. Seguimos escuchando ambulancias, algunos disparos pero nada en comparación a lo que se vivía algunos meses atrás. Hemos estado visitando algunas casas y veíamos como se limpiaban las calles, se han abierto caminos que antes estaban cerrados, hemos podido pasar por zonas que antes no se tenía acceso; pero aun así muchas familias no pueden retornar a sus casas. Hay miedo de que haya explosivos escondidos y lleva tiempo revisar todos los lugares. Todavía queda alguna zona, como Zahra y Henan que no han sido recuperadas. A lo largo de la guerra han sufrido pérdidas muy grandes: muchas iglesias tuvieron que cerrar.

-¿En qué zona están ustedes, las distintas iglesias, y viven la mayoría de los cristianos? ¿Cómo es la situación en esas zonas?
-Nosotras nos encontramos en la zona de Shahbata Al Jadida. Aquí se encuentra la catedral Niño Jesús, la catedral latina de Alepo, muy cerca de la ciudad universitaria, donde hace unos años murió mucha gente en un ataque. Aquí, en Alepo, hay cristianos de varios ritos tanto católicos como ortodoxos, siendo estos últimos mayoría. La catedral está situada en un punto que era más bien zona residencial, donde ya no quedan casi familias porque, gracias a sus mejores condiciones financieras, viajaron al exterior. Los cristianos que se quedaron son en su mayoría familias de muy pocos recursos y que han sobrevivido y sobreviven gracias a la ayuda que les brinda la Iglesia. Durante la guerra han sufrido grandes pérdidas: varias iglesias tuvieron que cerrar las puertas y otras fueron totalmente destruidas porque quedaron en zonas bajo control rebelde. Por ejemplo, la Iglesia Latina de la Anunciación, que ha recuperado el Ejército sirio, tardará mucho tiempo en volverse a abrir.

-¿Quedaban o quedan cristianos en los barrios del este que estaban o están en manos de los rebeldes? ¿Cómo era vida allí?
-Según algunos testimonios que conocemos, apenas los rebeldes entraban en estos barrios, los cristianos, al igual que muchas otras familias musulmanas, se iban. En general, los que se quedaban pagaban un tipo de impuesto y para salir tenían que tener permisos. Intentaban hacer una vida normal, pero en estos últimos fue bastante ardua, ya que los rebeldes impedían que llegasen víveres y medicinas al pueblo mientras sus depósitos se llenaban. Hemos conocido familias que vivían a pocas manzanas de los rebeldes.

Las religiosas han permanecido en Alepo pese al riesgo que corrían
-¿Saben algo de los jesuitas sobre cuya casa cayó una bomba?
-El convento se encuentra en el barrio de Azezeia, allí también se encuentran los padres franciscanos y hay varias Iglesias tanto ortodoxas como católicas. La bomba cayó en la casa de los padres, pero gracias a Dios ellos no se encontraban en el local. La pérdida mayor de los jesuitas es de un convento e iglesia en el barrio de Midan. Fue totalmente destruida.

-¿Cómo han vivido los cristianos estos últimos días? ¿Ha habido más que hayan dejado la ciudad esta semana?
-Los cristianos han vivido con mucho miedo estos últimos días de guerra y aunque se decía que estaba terminando no lo creían del todo, ya que en los años anteriores había pasado lo mismo. El día que recuperaron gran parte de Alepo salieron a la calle a celebrarlo.

Aun así, algunas familias se fueron a Líbano, Argentina, Canadá, entre otros países. Todavía hay otras familias que están planeando irse, porque todavía hay mucho miedo. La guerra ha terminado, pero estamos a 20 kilómetros del Daesh. Además, Alepo ha cambiado mucho desde que ha empezado la guerra. Ha aumentado la pobreza y con ella ha venido otros tantos males.

-¿Cómo han sido en general los últimos meses en la ciudad?
-La vida continuaba. Es cierto que la gente vivía con miedo, porque uno salía a la calle y un misil o una bomba podía quitarle la vida. Aun así los jóvenes seguían yendo a las universidades, los niños a las escuelas, la gente seguía trabajando… Hubo momentos en que la situación se puso más tensa pero aun así seguían las actividades normales.

Es habitual para nosotros salir para hacer comprar o tramites y tener como fondo ruido de explosiones. Hace unos días por ejemplo salimos a hacer comprar y a pocas calles de nosotras habían caído misiles. El ruido de ambulancias era constante día y noche.

La comunicación era difícil, llegamos a quedarnos días sin internet. Vivíamos el día sin saber si íbamos llegar a la noche, y en la noche dormíamos agradeciendo por el día y pidiendo a Dios y a nuestros ángeles custodios su protección. A Dios y a nuestros ángeles custodios agradezco que estarnos con vida.

¿Qué apostolados tenéis vosotras?
En la comunidad actualmente somos tres hermanas: Mariam al Mahabba, Maria Sponsa Iusti y Maria Laudis Gloriae. Las tres de diferentes nacionalidades. Nuestro apostolado principal es atender la casa de las jóvenes universitarias cristianas de varios lugares de Siria y cuyas familias tienen muy escasos recursos. También colaboramos con los sacerdotes de nuestra familia religiosa en la pastoral de la catedral latina y realizamos visitas de casas a los cristianos que se encuentran en las zonas más afectadas, así podemos conocer sus necesidades y tratar de remediarlas dentro de lo posible. Es visitando las familias que hemos tenido más contacto con la triste realidad de la guerra y a la vez de la inmensa riqueza que es tener fe. Si no fuera por la fe, los cristianos se hubiesen desesperado.

-¿En qué condiciones están viviendo las personas que tienen relación con ustedes, cristianos y musulmanes? ¿Seguís teniendo estudiantes?
Imagínese un padre de familia que trabajó toda su vida y que se esforzó mucho por tener su casa propia, su trabajo… y, de repente, pierde todo lo que tiene. Hay muchas familias viviendo en casas alquiladas; lo único que tienen es la poca ropa que pudieron llevar consigo. Mucha gente ha enfermado y las condiciones en las que viven son muy tristes, no hay agua, no hay electricidad, no hay alimentos… Hemos visitado gente con problemas mentales, con problema de riñones, con problemas de columna porque el único empleo que consiguen es cargar peso y para ganar una miseria. Otro día estuvimos en la casa de una señora que se había enfermado. Ella era la única persona en su casa que trabajaba.


-¿Dan ayuda material? ¿Han aumentado las necesidades últimamente? ¿Cuáles son las más urgentes?
-Ayudamos materialmente a varias, pero somos solamente las embajadoras, la ayuda viene de varios cristianos en el mundo y otras instituciones que confiaron en nuestro instituto para llevar un poco de alivio a estas familias y si hubiese más ayuda podríamos ayudar mucho más. Las necesidades han aumentado mucho, hay de todos los tipos. Aquí les cuento varios ejemplos: a un joven universitario mientras estaba yendo a la universidad le cayó un misil, este joven perdió sus dos piernas, necesita ayuda para comprar prótesis; una señora perdió la casa, ahora vive en una casa alquilada y necesita ayuda para pagar el alquiler; hay un señor que tiene cuentas para pagar y no consigue empleo, esta familia necesita ayuda para mantenimiento. Ahora estamos en pleno invierno y hace frío. Hay muchas familias que necesitan dinero para comprar combustible para tener, aunque sea, una parte de la casa caliente. Me acuerdo de una historia que escuche de un hombre que había venido a llamar la Iglesia y traía en sus brazos a su hijo muerto, un bebé de apenas dos o tres días, lo único que el quería era un féretro y un lugar en el cementerio para enterrar a su hijo. Como ven, hay necesidades de todos los tipos. La vivienda, la alimentación y la salud ciertamente son las prioritarias.

-¿Cómo están viviendo los cristianos la perspectiva de una Navidad con toda o casi toda la ciudad tomada por el Gobierno?
-La ciudad tiene más vida, hay más gente en las calles, a pesar del frío. En la plaza de la Azizeia han puesto un árbol de Navidad, hay varios negocios cristianos adornados. En algunas casas que hemos visitado se veían los arboles armados y un pequeño pesebre. Los cristianos han pasado por una gran prueba en su fe y se han mantenido firmes en ella y ahora en estas navidades van a festejar con todo. Muchos ya están entonado los villancicos.

-¿Qué tenéis planeado para los próximos días y semanas de Navidad?
-Vamos a seguir visitando casas y, junto con nuestras jóvenes universitarias, planeamos visitar hospitales y hogares cristianos para cantarles villancicos de navidad.

Hemos pensado en hacer regalos especialmente a los niños de las familias que ayudamos. Queremos, sobre todo, llevar el mensaje de paz y de alegría a muchas familias cristianas, queremos probar que Dios es alegría infinita y que si ahora podemos festejar es gracias al pequeño Niño de Belén que en Alepo vino traer la paz.

-¿Qué perspectivas veis que abren los nuevos acontecimientos para el año que empieza?
Seguramente habrá cambios, ya lo estamos notando. Hay personas que empezaron a visitar sus casas, que están planeando regresar a ellas. Se han abierto los caminos, lo que significa entrada de alimentos y mejoría en lo comercial. Esperemos que la economía se estabilice, que haya más trabajo. Es necesario que el mundo tome conciencia de la necesidad que hay de ayudar a reconstruir Alepo.

in



Sem comentários:

Enviar um comentário