El Santo padre en audiencia al ICRA invita a no limitarse a
participar en los entes internacionales sino a trabajar para mejorar
proyetos y estrategias
Respetar los ritmos de la vida agrícola, el descanso dominical y familia |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió este sábado
en una audiencia en el Vaticano, a los participantes de la Reunión de
las Asociaciones Rurales Católicas Internacionales (ICRA), que
concluyeron su asamblea en Roma.
El ICRA fue reconocida por la Santa Sede en 1965 y tiene en cuanto
ONG un estatus de consultora en la FAO, además de relaciones de
colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas en tema de
alimentación, así como con la Unesco.
El Santo Padre, que fue recibido con entusiasmo por los presentes en
la Sala de Consistorio del Palacio Apostólico, manifestó su alegría por
este encuentro final del congreso en el cual se debatieron “las
realidades de quienes trabajan en la agricultura con empeño cotidiano”.
“Vivimos la paradoja –aseguró el Santo Padre– de una agricultura que
no es más considerada el sector primario de la economía” si bien
“mantiene una evidente relevancia en las políticas de desarrollo”, como
en la seguridad alimentaria y en la vida de las comunidades rurales, y
que es “en muchas áreas la principal respuesta a la pobreza y escacéaz
de alimento”.
Señaló así diversos problemas como la iniqua adquisición de tierras
cuya producción es sustraída a los legítimos beneficiarios, así como a
la especulación y la falta de políticas específicas.
Lamentó que “el primado de la dimensión del mercado” acabe
sacrificando los ritmos de la vida agrícola, con sus momentos de trabajo
y tiempo libre, del reposo semanal y del cuidado de la familia.
Además de constatar que “el desarrollo no es igual para todos, como
si la vida de la comunidad agrícola tuviera un valor más bajo”, así como
el hecho de que para los pequeños agricultores la participación a las
decisiones es lejana, “por la ausencia de las instituciones”.
Les señaló la historia del ICRA, que muestra como sea posible
conjugar “el ser cristianos con el mundo agrícola”, donde el significado
de la persona humana, la dimensión familiar y social, el sentido de la
solidaridad son valores esenciales, incluso en las situaciones de mayor
subdesarrollo y pobreza.
Les pidió así tomar decisiones que piden coraje y una constante
actualización, para evitar las improvisaciones. Les invitó así a
colaborar con las instituciones para dar solución a los problemas y por
lo tanto a tener “un rol propositivo” que ayude al mundo rural a no
quedarse al margen de las decisiones políticas, normativas, o acciones
en los diversos sectores sociales y económicos.
Les invitò además en cuanto membros del ICRA a proponer un estilo de
vida sobria y una cultura del trabajo que se basa en la centralidad de
la persona, en la disponibilidad del otro y en la gratuidad.
Francisco citando la encíclica Laudato Si’ les invitó además
a no ser “testimonios mudos de gravísimas desigualdades” como cuando se
obtienen beneficios “haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y
futura, los altísimos costos del degrado ambiental”.
Y contribuir en las instituciones internacionales en cuanto ONG, construyendo puentes, “no limitándose a participar en los procesos”, sino “trabajando para cambiar proyetos y estrategias”.
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