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sábado, 26 de novembro de 2016

Repensar la economía de los institutos religiosos según el carisma al que están llamados

Ecónomos y ecónomas generales de institutos religiosos han tenido un simposio en Roma del 25 al 27 de noviembre


Durante el simposio sobre la economía de los institutos religiosos
Durante el simposio sobre la economía de los institutos religiosos
(ZENIT – Roma).- Unos mil ecónomos  y ecónomas generales se han reunido en Roma del 25 al 27 de noviembre, en el segundo Simposio Internacional sobre la economía de los institutos religiosos con el título “Con fidelidad al carisma, repensar la economía”.

El congreso organizado por  la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica se realizó en el auditorio de la Universidad Pontificia Antonianum, y concluyó con la idea de que repensar la economía se puede.

Es necesario comprender qué pide el Señor hoy a los Institutos y con determinación, ponerlo en práctica. Lo ha dicho el Papa Francisco, en el mensaje enviado en ocasión de este Simposio. Las obras propias, de las que se ocupa el Simposio, no son sólo un medio para asegurar la sostenibilidad del propio Instituto, pero pertenecen a la fecundidad del carisma.

“Ser fiel nos compromete en una tarea asidua  de discernimiento  para que las obras, coherentes con el carisma, sigan siendo medios eficaces para que llegue  a muchos la ternura de Dios” indicó.

En algunos casos –añadió el Papa– el discernimiento podrá  sugerir que conviente mantener  en vida una obra viva que produce pérdidas “pero devuelve  la dignidad a  personas  víctimas del descarte, débiles y frágiles; a los recién nacidos, los pobres, los enfermos ancianos, los discapacitados graves”.

“Además, debemos educarnos a una austeridad responsable”  aseguró el Pontífice porque “no es suficiente  haber hecho la profesión religiosa de ser pobres. No basta atrincherse detrás de la afirmación de que no tengo nada  nada porque soy religioso, si mi instituto me permite gestionar o disfrutar de todos los bienes que quiero, y de controlar las fundaciones civiles erigidos para sostener las propias obras, evitando así los controles de la Iglesia. La hipocresía de las personas consagradas que viven como ricos hiere a la conciencia de los fieles y daña a la Iglesia”.

Al comienzo del Simposio el Cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, (CIVCSVA) saludando a los participantes que vienen de todas partes del mundo, expresó la esperanza de que estos días de reflexión puedan conducir a una conversión del corazón que lleve a los consagrados y consagradas a ser profesionales y para poner en práctica los valores del Evangelio también en el campo de la economía. “A nosotros los consagrados y consagradas el Papa Francisco nos pide dos realidades en relación con la economía: la competencia profesional y los valores evangélicos”, dijo.

!El dinero debe servir y no gobernar! reiteró Mons. José Rodríguez Carballo, OFM, arzobispo secretario de la CIVCSVA: Los bienes de la Iglesia debe servir para mejorar y hacer un mejor uso de los recursos que la Providencia ha puesto a disposición, y para desarrollar más eficazmente su misión de servir a Cristo ya los pobres. “En esta coherencia, dijo Mons. Carballo, se juega la credibilidad del Evangelio que hemos prometido”, y reiteró la importancia de no separar la gestión económica de la lógica de la donación. El desarrollo económico debe ser auténticamente humano y darle espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad.


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