El Santo Padre recuerda que “estamos llamados a actuar contra la
exclusión social de los más débiles” y “trabajar por su integración”
Nerlande Clairveau and her family received a food and hygiene kit from Caritas Jeremie with support from other Caritas organisations following Hurricane Matthew in October 2016. Photo by Caritas Canada/Kelly Di Domenico |
(ZENIT).- La Iglesia
“existe para evangelizar”, pero la evangelización requiere adaptarse a
las distintas situaciones, teniendo en cuenta la vida familiar y la
social, como también la vida internacional con especial atención a la
paz, a la justicia, al desarrollo. Así lo explica el papa Francisco en su mensaje a los miembros del Consejo de Representación de Caritas Internationalis.
Durante el encuentro, el Santo Padre ha querido dejar de lado el
discurso preparado y ha hablado improvisando y respondiendo a las
preguntas planteadas por algunos participantes.
En el discurso preparado y entregado a
los presentes, el Pontífice recuerda que en la apertura del Sínodo
sobre la Nueva Evangelización, el papa Benedicto XVI recordaba que los
dos pilares de la evangelización son “confesión y caridad”.
De este modo, recuerda que “estamos
llamados a actuar contra la exclusión social de los más débiles” y
“trabajar por su integración”. Asimismo,
advierte de que nuestras sociedades están a menudo dominadas por la
cultura “del descarte” y necesitan “superar la indiferencia” y “el
repliegue sobre sí mismas” para “aprender el arte de la solidaridad”.
El Pontífice subraya lo fundamental
de la misión de las distintas Cáritas nacionales y “el rol específico en
la Iglesia”. No son “delegaciones sociales”, asegura, sino “organismos
eclesiales que comparten la misión de la Iglesia”.
Además, les da las gracias “en nombre
de toda la Iglesia” por lo que hacen por los últimos. Y les anima a
“proseguir en esta misión”. El Santo Padre les anima a llevar el mensaje
del Evangelio de la alegría en todo el mundo, sobre todo a quien es
dejado atrás, pero también “a quien tiene el poder de cambiar las cosas,
porque es posible cambiar”.
La pobreza, el hambre, las enfermedades, la opresión no son una “fatalidad” y no pueden “representar situaciones permanentes”.
Por otro lado les ha invitado a tener
siempre “valentía profética”, a “rechazar todo lo que humilla al
hombre” y “todo tipo de explotación que lo degrada”. Al mismo tiempo que
les ha pedido que continúen proponiendo esos “pequeños y grandes
signos” de hospitalidad y de solidaridad que tienen la capacidad de
iluminar la vida de niños y ancianos, de migrantes y refugiados que
buscan paz.
El Pontífice se muestra contento por que Caritas Internationalis llevará
adelante una campaña precisamente sobre el tema de las migraciones. Por
eso espera que esta iniciativa “abra los corazones de muchos a la
acogida de los refugiados y de los migrantes”, para que “puedan sentirse
realmente en casa en nuestras comunidades”.
Indica también que son “artesanos de
paz y de reconciliación entre los pueblos, entre las comunidades, entre
los creyentes”. De este modo, les pide que trabajen con todas sus
fuerzas para “trabajar en sinergia con las otras comunidades de fe” que,
como ellos, “ponen la dignidad de las personas al centro de su
atención”.
Finalmente, el Santo Padre les pide que luchen contra la pobreza y al mismo tiempo aprendan de los pobres.
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