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quinta-feira, 17 de novembro de 2016

El Papa a los empresarios católicos: “La corrupción es la peor plaga social”

El Santo Padre señala que la fraternidad debe llevar a estar por encima de la lógica de los intercambios y sin olvidar la gratuidad


El Papa y UNIAPAC - © Osservatore Romano
El Papa y UNIAPAC - © Osservatore Romano
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- “La corrupción es la peor plaga social” porque “es la ley de la selva disfrazada de aparente racionalidad social”. Lo aseguró el papa Francisco dirigiéndose a los empresarios reunidos este jueves en audiencia concedida a la Conferencia internacional de las Asociaciones de empresarios católicos, (UNIAPAC).

Añadió que “la corrupción es un fraude a la democracia y abre las puertas a otros males terribles como la droga, la prostitución y la trata de personas, la esclavitud, el comercio de órganos, el tráfico de armas, etc. La corrupción es hacerse seguidor del diablo, padre de la mentira”.

Quiso precisar entretanto que esto se da “no solamente en la política, sino también las empresas, medios de comunicación, en las Iglesias, y también hay corrupción en las organizaciones sociales y los movimientos populares”.

Alertó que existen muchas veces tentaciones de minimizar este mal como justificarse porque hay que “salvar la empresa o su comunidad de trabajadores” o la tentación de pensar que “se trata de algo que todos hacen o que no tienen mayor importancia”. Y concluyó que “cualquier intento de corrupción, activa o pasiva, es comenzar a adorar al dios dinero”.

El Santo Padre quiso indicar un tercer punto, ‘la fraternidad’ que debe llevar a estar “por encima de la lógica de los intercambios” sin olvidar la gratuidad, como elemento imprescindible de la vida social y económica”. Porque, añadió, “el respeto del otro como hermano debe extenderse también a la comunidad local en la que se ubica físicamente la empresa y las relaciones jurídicas y económicas de la misma.

Sobre la fraternidad, el Pontífice recordó también las emigraciones y los refugiados, un tema “que oprime nuestros corazones”.

“La Santa Sede y las Iglesias locales -aseguró- están haciendo esfuerzos extraordinarios para afrontar eficazmente las causas de esta situación, buscando la pacificación de las regiones y países en guerra y promoviendo el espíritu de acogida”.

Señalando las causas de los conflictos se refirió a la fabricación de actividades que alimentan la guerra: “Les pido por esto a los empresarios –exhortó el Papa– que traten de convencer a los gobiernos para que renuncien a cualquier tipo de actividad bélica”.

Y volviendo a las migraciones señaló que es necesario que estas sigan siendo “un factor importante de desarrollo” sin olvidar “que vuestros abuelos o nuestros padres, llegaron de Italia, España, Portugal, Líbano u otros países a América del Sur y del Norte, casi siempre en condiciones de pobreza extrema”. A pesar de ello “pudieron sacar adelante una familia, progresar y hasta convertirse en empresarios porque encontraron sociedades acogedoras, a veces tan pobres como ellos, pero dispuestas a compartir lo poco que tenían” dijo.

“Mantengan y transmitan –exhortó Francisco– este espíritu que tiene raíz cristiana, manifestando también aquí el genio empresarial y al concluir recordó que la UNIAPAC y ACDE le evocan “el recuerdo del empresario argentino Enrique Shaw, uno de sus fundadores, cuya causa de beatificación pude promover cuando era arzobispo de Buenos Aires”.


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