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sábado, 22 de outubro de 2016

Francisco recuerda a san Juan Pablo II, un Papa de profunda espiritualidad

El Pontífice saludó a los peregrinos polacos que llegaron a Roma


Francisco en la Plaza en el día de san Juan Pablo II (Foto Osservatore © Romano).
Francisco en la Plaza en el día de san Juan Pablo II (Foto Osservatore © Romano).

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco ha recordado en la audiencia jubilar de este sábado a san Juan Pablo II: “Exactamente hace 38 años atrás, casi a esta hora, en esta plaza resonaban las palabras dirigidas a los hombres de todo el mundo: “No tengan miedo (…) abran de par en par las puertas a Cristo”.

“Estas palabras las ha pronunciado Juan Pablo II al inicio de su pontificado. Un Papa de profunda espiritualidad plasmada por una milenaria herencia de la historia y de la cultura polaca transmitida en el espíritu de fe, de generación en generación”, dijo Francisco.

“Esta herencia –prosiguió el Pontífice latinoamericano– era para él fuente de esperanza, de potencia y de coraje, con el cual exhortaba al mundo a abrir ampliamente las puertas a Cristo”.

Añadió que esta invitación hecha por el papa Wojtyla “se ha transformado en un incesante proclamación del Evangelio de la misericordia para el mundo y en favor del hombre, cuya continuación es este Año Jubilar”.

“Hoy quiero desearles –añadió Francisco– que el Señor les dé la gracia de la perseverancia en esta fe, esta esperanza y este amor recibida de vuestros abuelos y que conservan con cuidado”.

Y dirigiéndose especialmente a los peregrincos polacos allí presentes añadió: “En vuestras mentes y en vuestros corazones resuene siempre el llamado de vuestro querido compatriota para que les despierte la fantasía para hacer misericordia, para que puedan dar testimonio del amor de Dios a todos aquello que tienen necesidad”.

Saludó también a los obispos de Polonia que vinieron para “visitar la tumba de los apóstoles” y que junto a los peregrinos vinieron a Roma “para agradecer a Dios por el bautismo que vuestro pueblo ha recibido hace 1050 años atrás” pero también “por todo el bien que nació en los corazones de tantos jóvenes del mundo durante el inolvidable encuentro en Cracovia”.

Francisco agradeció también a Dios por haber podido conocer la patria de san Juan Pablo II, en donde pudo visitar el Santuario de Jasna Gora y el de la Divina Misericordia.

Recordó también la visita que hizo a los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, que visitó en silencio y que, añadió, “en este silencio el mensaje de la misericordia asume una inaudita importancia”.


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