En la homilía de este viernes, el Santo Padre ha advertido sobre
la hipocresía que invoca al Señor con los labios pero el corazón está
lejos de Él
(ZENIT – Ciudad del
Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de Santa Marta de este
viernes, ha recordar que para seguir al Señor es fundamental no
engañarnos, no decir mentiras y así no caer en la hipocresía, esa
“esquizofrenia espiritual que nos hace decir tantas cosas pero sin
practicarlas”.
Ha recordado que en el Evangelio del
día, Jesús invita a cuidarse de la “levadura de los fariseos”. Al
respecto, ha explicado que existe “una levadura buena y una levadura
mala”. La levadura que hace crecer el Reino de Dios y la levadura que
hace solamente la apariencia en el Reino de Dios. La levadura –ha
observado– hace crecer siempre; y hace crecer, cuando es buena, de forma
consistente, sustanciosa y se convierte en pan bueno, pasta buena:
crece bien. Pero la “levadura mala” no hace crecer bien.
A este punto, el Santo Padre ha
querido contar una anécdota de infancia para explicarlo bien. “Yo
recuerdo que para carnaval, cuando éramos niños, la abuela nos hacía
galletas, y era una pasta muy sutil, sutil, sutil la que ella hacía.
Después la echaba al aceite y esa pasta se hinchaba… y cuando
empezábamos a comerla, estaba vacía”, ha recordado. Y la abuela les
decía “estas son como las mentiras: parecen grandes, pero no tienen nada
dentro, no hay nada de verdad, ahí; no hay nada de sustancia”.
Por eso, el Papa ha señalado que
Jesús nos dice: “Estad atentos a la mala levadura, la de los fariseos”.
¿Y cuál es? Es la hipocresía, ha señalado Francisco.
Asimismo, ha añadido que la
hipocresía es cuando se invoca al Señor con los labios pero el corazón
está lejos de Él. Es una “división interna”. Se dice una cosa y se hace
otra. Es –ha aclarado– una especie de esquizofrenia espiritual. Además,
ha observado el Pontífice, el hipócrita es un simulador: parece bueno,
cortés, pero detrás de sí tiene un puñal. Al
respecto ha invitado a pensar en Herodes y la cortesía con la que
recibió a los Magos. Y en el momento de la despedida les pide que le
avisen dónde está ese niño para ir también a adorarlo, cuando en
realidad lo que quería era matarlo.
Jesús, hablando de estos doctores de
la ley dice: “Estos dicen y no hacen”, que es otra forma de hipocresía.
Al respecto, el Santo Padre ha explicado que es un “nominalismo
existencial”, los que creen que diciendo las cosas está todo hecho. Las
cosas se hacen, no solo se dicen, ha advertido Francisco.
Del mismo modo, ha reconocido que el
hipócrita es un nominalista, cree que con el decir se hace todo.
Después, el hipócrita “es incapaz de acusarse a sí mismo: nunca
encuentra en sí una mancha, acusa a los otros”.
Por eso, el Santo Padre ha invitado a
hacer un examen de conciencia para entender si crecemos con la levadura
buena o la levadura mala preguntándonos: ¿Con qué espíritu hago las
cosas? ¿Con qué espíritu rezo? ¿Con qué espíritu me dirijo a los otros?
¿Con el espíritu que construye? ¿O con el espíritu que divide?
Importante — concluye el Papa– es no engañarse, no decir mentiras sino
la verdad.
Al respecto, el Pontífice ha
explicado que los niños cuando se confiesan nunca dicen mentiras, y no
dicen cosas abstractas. “Los niños cuando están delante de Dios y
delante de los otros, dicen cosas concretas” porque “tienen la levadura
buena, la que hace crecer como crece el Reino de los Cielos”.
Finalmente, el Santo Padre ha pedido
que el Señor dé a todos “el Espíritu Santo y la gracia de la lucidez de
decirnos cuál es la levadura con la que crezco, cuál es la levadura con
la que actúa”.
in
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